Gila pertenece a la memoria sentimental de muchas generaciones de este país. Fue una voz de la radio de entonces, que ayudaba a aliviar tantas heridas y tantos resentimientos; de la televisión en blanco y negro, que mostraba un mundo que parecía tan lejano y a la vez tan necesario para alimentar algunas esperanzas de respirar un aire más limpio. Pero, sobre todo, fue la imagen de cierta España vencida, pero no del todo, que sin embargo supo seguir viviendo y ayudar a crear un clima de reconciliación, de encuentro, después de muchos sueños rotos, sin renunciar a sus propias ideas, a su propio origen.  Veo algunos vídeos en Youtube y observo que su humor no envejece, que permanece en él una sabiduría profunda que disuelve de inmediato cualquier intento de ver la vida en blanco y negro, desde cualquier variación del sectarismo o la crueldad estúpida. Hoy Gila cumpliría 94 años pero sigue aquí, con nosotros, cuando necesitamos su humor, tan inteligente, de nuevo.

Etiquetado en
Para seguir disfrutando de Ramón González Correales
Todo es de color
Me recuerdo en “Bugatti”, un sitio de aquellos tiempos de Malasaña, con...
Leer más
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *