Escribir diarios, anotar cosas que nos han pasado o que hemos visto enseña mucho, pero sobre todo nos descubre hasta qué punto olvidamos.   A lo largo del día nuestra percepción cambia muchas veces, vemos el mundo con muchos reflejos diferentes, nos ensimismamos con detalles aparentemente sin importancia pero que pueden incluir, pasado el tiempo, una semilla de la que puede brotar toda una conexión de recuerdos que además traen unidas sensaciones, un estado de ánimo que quizá abre la puerta a una posibilidad de comprensión (y por tanto de alguna forma de descripción) de la que no éramos conscientes.

Cuando hablamos de la mirada de un escritor quizá nos referimos a la posibilidad que tiene de describir lo que le sugieren sus “qualia”, sus recuerdos sensoriales enriquecidos por sus vivencias radicalmente subjetivas, por las emociones que le produjeron y que puede proyectar a sus textos prestándoles una posibilidad de verosimilitud que el lector puede percibir de inmediato.

Pasado el tiempo, pienso que una de las cualidades más preciosas de un escritor es su memoria, o los trucos conscientes para despertarla y poder ponerla a disposición de lo que esté escribiendo.   Por eso es tan importante tomar notas o dejar huellas que permitan despertar animales dormidos precisamente cuando más necesitamos hacerlo. Por suerte ahora la tecnología aporta nuevas posibilidades. El teléfono móvil puede ser una libreta y mucho más. Puede almacenar imágenes y sonidos de una forma inmediata y muy cómoda. Pero habrá que ver lo que sale de eso. Al final siempre hay que sentarse y ponerse a escribir…

 

Anais Nïn

“Recomiendo encarecidamente a los escritores en ciernes, que lleven una libretita para tomar apuntes, pequeña si durante el día tienen algún empleo, grande si pueden permitirse el lujo de quedarse en casa. Incluso vale la pena anotar tres o cuatro palabras si sirven para evocar un pensamiento, una idea o un estado de ánimo. Durante los periodos estériles conviene que el escritor hojee esas libretas. Puede que de pronto alguna idea empiece a moverse. Quizá dos ideas se combinaran la una con la otra porque ya estaban destinadas a hacerlo desde el principio. “

Patricia Highsmith
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