Federico, que sigue viviendo cada vez más…

Lo que quisieron asesinar aquel día fue la alegría de vivir, la libertad de cantar las palabras más puras que evocan todos los colores verdaderos de la vida que puede elegirse y gozarse, el talento espontáneo y profundo que representará siempre la esperanza del mundo. Mataron a un poeta que sin embargo es lo más lejano a la muerte que pueda imaginarse y que vivirá siempre, incluso en poemas pequeños, que parecen esbozos llenos de risa y de erotismo pero que son capaces de diluir de inmediato todas las cosas malas o tornar ridícula y cruel cualquier pesadilla totalitaria.

Federico, que sigue viviendo cada vez más ….

 

 

Amor, amor
que estoy herido.
Herido de amor huido,
herido,
muerto de amor.
Decid a todos que ha sido
el ruiseñor.
Bisturí de cuatro filos,
garganta rota y olvido.
Cógeme la mano, amor,
que vengo muy mal herido,
herido de amor huido,
¡herido!
¡Muerto de amor!

SERENATA

Por las orillas del río
se está la noche mojando
y en los pechos de Lolita
se mueren de amor los ramos.

Se mueren de amor los ramos.

La noche canta desnuda
sobre los puentes de marzo.
Lolita lava su cuerpo
con agua salobre y nardos.

Se mueren de amor los ramos.

La noche de anís y plata
relumbra por los tejados.
Plata de arroyos y espejos.
Anís de tus muslos blancos.

Se mueren de amor los ramos.

ES VERDAD

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!

Etiquetado en
, ,
Para seguir disfrutando de Ramón González Correales
Chus Lampreave, una mujer entre dos tiempos
Algunos consiguieron aspectos imponentes y se habían transformado muy deprisa. Eran muy...
Leer más
Participa en la conversación

1 Comment

Leave a comment
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *