Casa Malaparte. Capri, 1937

Son muchas las extrañezas de la Casa Malaparte, y no son las menores las derivadas de su autoría. Formalmente su autor sería Adalberto Libera y su promotor el escritor Curzio Malaparte. Aunque el mismo Malaparte haya escrito sobre tal supuesto, en su relato ‘La piel‘ de 1947, adjudicándose la autoría y dejando en un segundo plano el papel de Libera. Aunque haya quien diga que eso era para presumir ante los visitantes alemanes del Tercer Reich.

 

Domus plano malaparte

 

Libera, por otra parte, a esas alturas ya había realizado un trayecto significativo. Titulado en Roma en 1928, en plenitud del Movimiento Fascista, opta por contra por fundar el   MIAR (Movimento Italiano per l’Architettura Razionale) que no deja de proponer valores modernos culturales en un contexto políticamente reaccionario. Que da cuenta, además, del extraño acoplamiento entre la Arquitectura Moderna y el Movimiento fascista. Como mostrarían las diversas Casa del Fascio levantadas en estos años, De las hábiles relaciones de Libera, da cuenta la invitación sostenida, en 1927, por Mies Van der Rohe para participar en la Weissenhofsiedlung de Suttgart, junto a lo más granado de la arquitectura europea. Participa en el concurso estrella del régimen mussoliniano, como fuera el del EUR-1942; donde llegaría a levantar el Palacio de Congresos. Por demás, durante el periodo fascista, todos los arquitectos estaban obligados a unirse al partido; pero los de cierto éxito fueron más allá, y se convirtieron en destacados miembros del partido. Como sus contemporáneos Giuseppe Pagano y Giuseppe Terragni, la buena fortuna de Libera en este periodo se debió a esas estrechas relaciones. Después de la caída del régimen Libera pasó por un periodo de crisis personal y profesional. Otro tanto podríamos decir de Malaparte y de su final maoísta, tras haber sido un adalid del primer fascismo, incluso muy valorado por el propio Mussolini.

 

 

La casa, de la que se conserva un boceto esquemático de Libera, se asienta en un promontorio rocoso alargado de la Punta Masullo, cerca de Capri. Y no es una ‘Casa-Programa’, sino una enorme particularidad. Una impresionante escalinata, recuerdo de la Acrópolis de Lipari según  Francesco Venezia, conduce a la terraza-solarium, quedando debajo excavadas en la roca las piezas vivideras de las tres plantas edificadas. Por lo que podría señalarse la irrelevancia de su envolvente y de su falta de visibilidad formal. No ‘una habitación con vistas’ sino más bien ‘una habitación que se esconde’. Una casa que se esconde, sería su consecuente epitafio grabado sobre el plano terso de la terraza, como si de una lápida funeraria se tratara. Aunque lo único que se perciba en el plano superior sea un ‘velarium‘ blanco y curvado, que quiere ser eso: una vela petrificada de un barco inexistente que mira al mar, donde ya la navegación no es posible.

 

Comparing Elevations

 

La planta superior es la dedicada a la vivienda de Curzio Malaparte, que se abre misteriosamente hacia el mar, desde el recato seco del interior del camastro y del escaso mobiliario y con un juego sorprendente de miradas que rebotan en el vidrio. Parte del misterio de la Casa Malaparte, es su aparición en el promontorio, como un saurio dormido tomando el sol del Mediterráneo. Incluso, ese misterio se prolonga con la sentida indiferencia funcional de la terraza-solarium en relación con las piezas inferiores; que expone la ganancia del exterior frente a la clausura interna y su radical independencia. Por ello la terraza en un gesto de ‘olvido funcional’ revelador carece de antepecho y carece de conexión con los espacios habitables; como si con ello se quisiera significar el predominio del orden natural frente al artificio de lo vividero oculto bajo la piedra.

 

 

villa-malaparte

 

Artificio cultural colgado en la roca,  indagado hasta el  paroxismo por Jean Luc Godard cuando decide filmar en 1963 Le mèpris’, en ese espacio misterioso. Donde el saurio dormido al sol se ha disfrazado de una escurridiza Brigitte Bardot. O incluso el plano del farallón rocoso emergiendo del velarium de la terraza, se confunde con un sueño superpuesto.Y de esa forma superponer a Capri, a Malaparte, a Libera, a Moravia, a Bardot y a él mismo.

 

 

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