La mejor música del año 2015

2015: MÚSICA EN EL ECUADOR DE LA DÉCADA

A 2015, como manda su última cifra, le ha correspondido actuar como barómetro de su década, darle unidad definitoria, indicar hacia dónde se encamina, cuáles son sus constantes. En lo musical, a quien le quedaran dudas de que el estado creativo actual es bullente, la temporada que se cierra debería borrarlas de un plumazo. 2015 ha estado plagado de lanzamientos a cual más interesante. Se preguntarán cómo es posible hablar de unidad en un panorama cuya diversidad se ensancha exponencialmente, pero me temo que no es posible explicarlo con palabras: hablamos de música y solo ella puede darles la respuesta.

2. AdeleHellojpg

Éxitos sin barreras

En anteriores resúmenes comencé haciendo hincapié en cómo las fronteras entre lo independiente y lo comercial eran cada día más difusas. Puede decirse que este año, directamente han dejado de existir. Gracias a la flexibilidad de las plataformas digitales, los grandes éxitos han procedido de grandes y pequeños sellos, de caras conocidas y desconocidas, mientras un buen número de artistas con vocación mainstream buscan colaboraciones con un mundillo alternativo que está encantado de trabajar con ellos. No sólo eso, el éxito de crítica de álbumes como el E·MO·TION de Carly Rae Jepsen o el Unbreakable de Janet Jackson confirma definitivamente que incluso los paladares más expertos y exigentes valoran hoy, suponemos que en su justa medida, cualquier tipo de menú.

El indudable hit del año, por lo menos hasta el mes de noviembre, ha sido Cheerleader, una canción de 2012 del jamaicano OMI, que gracias a un afortunado remix del alemán Felix Jaehn ha conquistado las radios y los reproductores personales de todo el mundo. No obstante, cuando digo hasta el mes de noviembre, es porque unos pocos días de dicho mes bastaron para que Hello, el single de presentación de 25, tercer disco de Adele, pulverizara cualquier récord previo de popularidad.

Un escalafón por debajo encontramos el pegadizo Uptown Funk de Mark Ronson con Bruno Mars, que adoptando paso por paso la fórmula de los temas de Michael Jackson, lógicamente ha arrasado. Y tampoco podemos despreciar la proyección del Can’t feel my face de The Weeknd, el King de Years & Years, o los temas de Every Open Eye, segundo disco de Chuvrches, entre otros. Y a nivel nacional, menuda escalada de popularidad la de Izal, grupo independiente que en poco más de dos años ha pasado de rellenar festivales a las cinco de la tarde a encaramarse a la cabeza del cartel. Copacabana, su tercer álbum, les ha dado la consagración definitiva, si bien la crítica no ha acompañado.

3. LasBistecs

 De la astracanada al electrodisgusting

Reconozcámoslo, si hay que llamar la atención hoy día, una de las formas más eficaces de hacerlo es con una buena salida del tiesto. En un mundo donde cosas de dudoso gusto se convierten en virales, alcanzar la fama mediante la astracanada es una opción bastante segura, dado que los conceptos ridículo y sublime se encuentran en un punto de absoluta relatividad. Quién es uno para juzgar si Miley Cirus and her dead petz, 90 minutos de experimentación bruta por parte de la susodicha con los Flaming Lips, es una bazofia o un paso adelante en su carrera. Quién es uno para discernir si Meow the jewels, reinterpretación del álbum de hip-hop Run the jewels 2 en clave gatuna, tiene o no razón de ser. Quién es uno para juzgar estas cosas cuando te encuentras con que dos tipos que se hacen llamar Fleece se dan a conocer imitando (muy bien, por cierto) a alt-J en youtube y después resulta que tienen un álbum de debut, Scavenger, de lo más interesante. Y, desde luego, qué más da todo cuando un dúo de barcelonesas bautizadas como Las Bistecs y embutidas en trajes brillantes inventan el electrodisgusting, especie de trash intelectual de gama alta que resulta fresco, divertido y tan adictivo como para incluirlo con seguridad en un resumen de lo más destacable del año como éste.

the chemical brothers

El regreso de los popes de la electrónica

Es innegable que los caminos de la vanguardia actual pasan con frecuencia por el empleo de instrumentos electrónicos, tanto si se es propiamente un músico del género como si los sintetizadores y mesas de mezclas intervienen como invitados. Del primer grupo, los discos más reseñables han sido Gliss Riffer, de un Dan Deacon que ha solventado muy bien la papeleta de dar continuidad a su obra maestra (su anterior trabajo); Dilate, de Vessels, y el muy atractivo debut de LA Priest, Inji. Por el lado bailongo del género tenemos a los australianos Miami Horror con All posible futures, y el simpático álbum homónimo de Karl Kling. Tampoco debemos desdeñar los nuevos bombazos de Hot Chip, que destacan a pesar de lo irregular de su Why make sense?

Sin embargo, el hecho más llamativo en este campo ha sido el retorno simultáneo de los popes de varias décadas atrás: por un lado Jean Michel Jarre, rey del cotarro durante los años 70, con un proyecto bipartito al que ha llamado simplemente Electronica, del que este año hemos conocido su desigual primera entrega. Por otro lado, New Order buscando recuperar su esencia de los 80 en el trabajado Music Complete. Y finalmente, los Chemical Brothers, nombre de cabecera en los 90, entregando un álbum de madurez completísimo, firme, brillante e indiscutiblemente mayor, que lleva por título Born in the echoes.

 

5. Houndmouth 

Mosaico de estilos

Prepárense porque va una generosa retahíla de nombres. No he encontrado modo de agrupar en bloques diferenciados todas estas obras sin que la clasificación resultara inexacta. Como decía antes, hay una especie de raíz común, de caminos de búsqueda compartidos en todas ellas que pasa por encima de los géneros, como si a pesar de conformar cientos de ramas, todas ellas pertenecieran al mismo árbol. Pocos de estos álbumes cumplen al 100 % los cánones de un estilo concreto, casi todos tienen algo de híbrido, pero resultan muy buenos descriptores del momento presente.

Entre los más puros podemos citar el añejo debut en solitario de Rhiannon Giddens, mujer de poderosa voz que en Tomorrow is my turn ha revitalizado canciones tradicionales y clásicos del blues con un gusto exquisito. También exquisito y refinado se muestra el folk-rock de Jason Isbell en Something more tan free, inmaculada colección de canciones. Del mismo palo pero mucho más adulterado ha facturado su cuarto y mejor disco The Tallest Man on Earth, Dark Bird is Home, que sin embargo sigue sonando limpio y delicado, como acostumbra. Y para limpieza y elegancia la de Richard Hawley, que a pesar de embelesar menos que en discos anteriores, sigue sacando oro puro en muchos pasajes de su Hollow Meadows.

6. AlabamaShakes

Transitando por el lado eléctrico del country, Houndmouth han vuelto a demostrar en Little Neon Limelight que son una de las bandas americanas de nuevo cuño a tener más en cuenta. Por otro lado más rugoso se ha paseado el veterano Howe Gelb, que como parte del grupo Giant Sand ha dado nueva muestra de su personalidad en Heartbreak pass. Mientras, en un término medio sonoro entre los anteriores se sitúa Gretchen Peters, agradable y sencilla en Blackbirds, y también Dawes con All your favourite bands.

Llegados a este punto nos topamos con aquéllos que, compartiendo las esencias americanas, toman derroteros diametralmente opuestos. Wilco suenan, como siempre, a sí mismos en el breve y gozosamente ligero Star Wars, que pasando por su lanzamiento gratuito y sorpresa, su título o su portada, no es ni más (ni menos) que lo que da de sí una gran banda pasándoselo bien. Muchas más pretensiones tiene el estilizadísimo y cuidadosamente producido Sound & Colour de Alabama Shakes, mientras que, por su parte, tanto Low como Calexico optan por una producción menos esmerada que facilite la inmersión en tonalidades muy opacas en el caso de los primeros (Ones and sixies), y vivas y luminosas en el caso de los segundos (no por casualidad el disco se llama Edge of the Sun), que aportan a su peculiar estilo fronterizo nuevas capas de teclado. Otros, como Ryley Walker en Primrose Green, Patty Griffin en Servant of Love o The Amazing en Picture You, se van hacia el folk envolvente y etéreo.

Hablando de discos envolventes: Sufjan Stevens ha renovado su status de gurú de la modernidad y ha gozado de un desmedido éxito de prensa con el desnudo Carrie & Lowell. Bajo la forma de sutil pop de cámara, Grasscut logran un efecto similar en Everyone was a bird. Igualmente proceden, aunque con menos encanto, los debutantes Gengahr en A Dream Outside.

En busca del pop más radiante pero sin minimalismos, también hay un buen ramillete de discos que merecen ser mencionados, desde el delicioso Constant Bop, de Bop English, a los Belle and Sebastian haciendo sus pinitos en la pista de baile, sin perder por ello nada de su probada capacidad melódica, en el apropiadamente titulado Girls in peacetime want to dance. También Franz Ferdinand han sabido recuperar la frescura que se les estaba escapando, mediante una hábil jugada que los ha unido a la vieja banda de glam Sparks. El resultado ha sido un disco muy disfrutable llamado FFS, como el grupo en su conjunto. Más convencional, pero también estimable ha sido Policy, la aventura en solitario de Will Butler, el hermano pequeño del principal cerebro de Arcade Fire. Y, aunque más largo y menos estructurado que su debut, Django Django se han desenvuelto con soltura en las canciones de Born under Saturn, una buena ración de psicodelia suave.

8. Deerhunter

Conectamos desde aquí con la rama más lisérgica, la que para bien o para mal viene presidida por Tame Impala, que han facturado Currents, un trabajo ambiguo, sugerente y anodino a partes iguales (pero nunca las mismas partes), un medio tiempo continuo difícil de juzgar. Sea como sea, el disco psicodélico del año es el extraordinario Fading Frontier, de Deerhunter. En contraste con la aspereza de su anterior Monomania y lo complicado de Halcyon Digest, Fading Frontier es un álbum de líneas simples, pero gozosamente ricas en cuanto combinan melodías intachables con el fondo característico de la banda, concienzudamente vanguardista, despachado por el inusual talento de su líder Bradford Cox. Alguna de sus canciones, por cierto, enfoca precisamente lo que Currents no es capaz de definir. Los prolíficos King Gizzard and the Lizard Wizard siguen a lo suyo, en esta ocasión presentado Quarters, cuatro mitades de exactamente la misma duración (10 minutos y 10 segundos), a medio camino entre la jam session y el progresivo secuenciado, un curioso disco. Y, como eso les sabía a poco, dejan caer otro llamado Paper Mâché Dream Balloon, en la onda del pop de flauta de los 60. Igualmente merece una escucha el Shadow of the Sun de Moon Duo.

Nos vamos entonces hacia la psicodelia dura, la de los guitarrazos, y topamos con la energía de Wand, responsables de dos discos, Golem y 1000 days. Por aquí se deja caer también The Agent Intellect, de Protomartyr, vital y con nervio, y el segundo largo de Ought, Sun Coming Down, nuevamente muy acertados en su maridaje de la Velvet Underground con las tendencias noise y shoegaze de los 80-90.

Siguiendo con las guitarras pero acercándonos hacia el rock puro, tenemos el muy mimado por los críticos No cities to love, de Sleater Kinney, el ardiente Sometimes I sit and think, and sometimes I just sit, de Courtney Barnett, o los ya clásicos The Vaccines, de nuevo con alguna perla que otra en English Graffiti. Y para clásicos, Jack White, esta vez con sus The Dead Weather en Dodge and Burn, y Dan Auerbach con The Arcs en Yours, dreamily.

No podemos dejar de citar ahora Zipper Down, de Eagles of Death Metal. A esta banda sin mayores pretensiones que el disfrute, le ha caído encima la desagradable papeleta de lidiar con que su nombre haya quedado irrevocablemente ligado a uno de los acontecimientos más terribles del año. Sirvan ellos como constatación de que el poder de la música pasa y pasará por encima de todas las barbaries.

7.TameImpala The Less I know the better video

…eso no es todo.

Si pensaban que aquí habíamos terminado, nada más lejos de la realidad. Ya avisé, al principio de este resumen, que 2015 ha dado mucho de sí. En primer lugar, me veo en la obligación de mencionar ciertos discos que, habiendo cosechado alabanzas varias por parte de mucha gente, personalmente no considero tan intereseantes, cuando no directamente muermos. Es el caso del inaguantable Jamie xx con In colour, o el de los repetitivos y pesadetes Beach House, con dos discos invariables e intercambiables entre sí: Depression Cherry y Thanks your Lucky Stars. Otro que no me atrapa es Have you in my wilderness de Julia Holter, así como la inclasificable y pastoril Joanna Newson, de vuelta con Divers. Mal que me pese, Father John Misty se ha quedado muy lejos de lo logrado con Fear Fun en I love you, honeybear, que es aceptable y variado pero mucho más pobre que su antecesor. A su criterio queda decidir si todos los citados en este párrafo les convencen o no.

Dicho esto, nos queda hablar del disco más elogiado del año, el ambicioso y conceptual To pimp a butterfly, del rapero Kendrick Lamar. De difícil escucha, especialmente para los no nativos angloparlantes (ya que todo su potencial reside en los textos), es sin embargo un trabajo pleno y satisfactorio. Kamasi Washington, uno de los músicos colaboradores en ese disco, ha levantado por su parte un no menos ambicioso y monumental triple álbum de jazz llamado The Epic. Hablando de jazz, en este caso en su vertiente pop, atención al debut del español Michael Martin, Storm.

10. JohnGrant

Tampoco habíamos dicho nada de John Grant, quien manteniendo su intensidad emocional ha buscado dar una imagen más feliz de su momento vital despojándose de la solemnidad que le concedía el piano y centrando Grey tickles, black pressure en sus fastuosos arreglos corales y de cuerda, con algún que otro devaneo electrónico.

Y ahí están también el soul vintage de Monophonics en Sound of Sinning y Leon Bridges en Coming Home, el folk contemporáneo de Stornoway en Bonxie y C Duncan, émulo de Fleet Foxes en Architect, el indie delicado de Dick Diver en Melbourne, Florida, el post-rock lacerante de Godspeed You! Black Emperor (Asunder, Sweet and other Distress) o los españoles Toundra (IV), la lección de chanson francesa por parte de Dominic A en Éleor. Por no hablar de figuras tan reputadas como Bjork (Vulnicura,) David Gilmour (Rattle than lock) o Jeff Lynne con la ELO (Alone in the Universe), que también han traído material nuevo y jugoso este año. Ah, y unos tales Muse empañan su legado un poco más con su artefacto comercialoide en torno a los Drones.

11. TheDecemberists

No quiero cerrar este cajón desastre sin mencionar uno de los grandes discos de esta cosecha. A The Decemberists les dedicamos un artículo propio que intentaba hacerles justicia colocándolos como lo que son, una banda excepcional. What a terrible world, what a beautiful world, su propuesta para 2015, que vino con una apostilla en forma de EP titulada Florasongs, lo sigue confirmando. Es una colección de canciones de producción exquisita, donde todo brilla con luz propia: la voz de Collin Meloy, sus textos y melodías fabulosas, su inagotable paleta instrumental, las voces de apoyo, el arte de tapa de Carson Ellis. Escucharlos es uno de los grandes placeres que puede gozar el melómano de hoy.

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El disco del año

Después de esta agotadora (pero espero que gratificante) travesía, es el turno de que aparezca el disco más excelso de esta temporada. Viene firmado por una noruega, Susanne Sundfør, y se llama Ten Love Songs. Como su propio nombre indica, consta de 10 temas en torno a las cuitas amorosas. En ellos, Sundfør despliega todo su impresionante talento y sabiduría musical. Se le nota la formación clásica, por lo perfectamente modulado de su voz, su completo dominio del piano y del órgano, la entereza armónica de sus melodías y su riqueza en los arreglos. Efectivamente, es un disco con evidente huella de la música clásica, pero Sundfør lo combina hábilmente con la electrónica moderna, sabiendo lo que hace, de forma que es capaz de regalar verdaderos hits como Fade Away, Kamikaze o Delirious, junto a momentos más sentidos como Silencer o la descomunal Memorial (que incluye una orquesta de cámara).

Esta combinación, magníficamente secuenciada, de lo épico y lo íntimo, dota al álbum de un halo romántico en consonancia con el concepto que defiende, a la vez que lo convierte en el sensacional trabajo que es. No pierdan de vista a esta mujer, es un verdadero portento.

Nada más que añadir. Solamente que no dejen pasar las dos listas que se adjuntan aquí debajo. Una, la selección de (casi) todo lo referido en el artículo y alguna otra cosita, para que paladeen esta gran añada del 2015, y otra con los mejores 50 discos del año a juicio de este cronista. Hasta dentro de doce meses.

ALGUNAS DE LAS JOYAS DEL AÑO

LOS 50 MEJORES DISCOS DEL 2015

1. SUSANNE SUNDFØR- TEN LOVE SONGS

2. THE DECEMBERISTS- WHAT A TERRIBLE WORLD, WHAT A

BEAUTIFUL WORLD

3. THE CHEMICAL BROTHERS- BORN IN THE ECHOES

4. DEERHUNTER- FADING FRONTIER

5. JASON ISBELL- SOMETHING MORE THAN FREE

6. JOHN GRANT- GREY TICKLES, BLACK PRESSURE

7. BOP ENGLISH- CONSTANT BOP

8. KENDRICK LAMAR- TO PIMP A BUTTERFLY

9. WILCO- STAR WARS

10. DAN DEACON- GLISS RIFFER

11. RHIANNON GIDDENS- TOMORROW IS MY TURN

12. ALABAMA SHAKES- SOUND & COLOUR

13. BELLE AND SEBASTIAN- GIRLS IN PEACETIME WANT TO DANCE

14. HOUNDMOUTH- LITTLE NEON LIMELIGHT

15. GRASSCUT- EVERYONE WAS A BIRD

16. THE TALLEST MAN ON EARTH- DARK BIRD IS HOME

17. GIANT SAND- HEARTBREAK PASS

18. OUGHT- SUN COMING DOWN

19. CALEXICO- EDGE OF THE SUN

20. LOW- ONES AND SIXIES

21. RYLEY WALKER-PRIMROSE GREEN

22. DOMINIQUE A- ÉLÉOR

23. PATTY GRIFFIN – SERVANT OF LOVE

24. DILATE- VESSELS

25. SUFJAN STEVENS- CARRIE & LOWELL

26. DJANGO DJANGO- BORN UNDER SATURN

27. COURTNEY BARNETT- SOMETIMES I SIT AND THINK, AND

SOMETIMES I JUST SIT

28. WAND- GOLEM

29. LA PRIEST- INJI

30. KAMASI WASHINGTON- THE EPIC

31. FFS-FFS

32. RICHARD HAWLEY- HOLLOW MEADOWS

33. DICK DIVER- MELBOURNE, FLORIDA

34. GRETCHEN PETERS- BLACKBIRDS

35. TAME IMPALA- CURRENTS

36. THE VACCINES- ENGLISH GRAFFITI

37. MICHAEL MARTIN- STORM

38. MIAMI HORROR- ALL POSSIBLE FUTURES

39. KARL KLING- KARL KLING

40. KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD- QUARTERS

41. WILL BUTLER- POLICY

42. BENJAMIN CLEMENTINE- AT LEAST FOR NOW

43. KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD- PAPER MÂCHÈ DREAM

BALLOON

44. MONOPHONICS- SOUND OF SINNING

45. C DUNCAN- ARCHITECT

46. FATHER JOHN MISTY- I LOVE YOU, HONEYBEAR

47. STORNOWAY- BONXIE

48. GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR- ASUNDER, SWEET AND OTHER

DISTRESS

49. FLEECE- SCAVENGER

50. GENGAHR- A DREAM OUTSIDE

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