Feliz año Hyperbólico 2017

Vale, quizá los robots nos dominen en diez años y sus labios no sean cálidos como los de aquellos tiempos en que el paraíso parecía al alcance de la mano y todo el mundo lo tocaba un poco o se lo podía poner en algún sitio, al cuello, por ejemplo, como un pañuelo azul.

Reconocemos que sigue habiendo invierno y que en el mundo hay agujeros demasiados negros. También que se puede terminar un año sin haber amado todavía o sin haberse reconocido en ningún espejo. Incluso que la soledad seguirá siendo un cubito de hielo que nunca se derretirá dentro de la mayoría de las entrañas que no estén locas del todo.

Sabemos también que no todo el mundo tendrá fácil beber esta noche con alegría y también lo frágil que es la vida, la intimidad o la juventud. Comprendemos a los que siempre les falta algo para poder gozar y lo desolador que resulta que los malos vuelvan a ganar de vez en cuando.

 

 

Pero nos gusta escaparnos por las rendijas de la realidad. No es malo escaparse de vez en cuando. No es tan malo leer bajo las sábanas cuando se está en el ejército o en cualquier otra prisión. No es tan malo poner tierra de por medio cuando no hay nada que hacer o solo hay que pensar con un poco de calma.  Todo el mundo precisa un receso, el último cigarrillo antes de morir, un último deseo.

 

Philippe Halsman

 

Nosotros nos dedicamos a los deseos. A mostrar perspectivas que podrían explorarse,  a elucubrar con las ideas que podrían ser o haber sido, con las historias que podrían llevar a otro lado, con las películas que hemos visto y nos han gustado, con la sinestesia que procura un buen poema, con la música que podría bailarse, con la casa en la que se podría conversar o amar con la temperatura, los muebles o la luz exacta para que no pudiéramos olvidar nunca la intensidad de esa experiencia.

Sabemos de la utilidad de lo aparentemente inútil. Somos hyperbólicos. Vosotros, lectores, también lo sois. Estamos un poco locos. Lo suficiente para intentar vivir lo mejor posible, justo en este tiempo, en este jodido mundo. Por eso cada año siempre es nuestro, porque todavía vivimos en él, porque todavía estamos vivos,  porque sabemos que no estamos solos y esta revista existió alguna vez y mucha gente la leía.

¡Feliz año nuevo!

 

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