‘Historia íntima de la Humanidad’, un libro memorable

A veces pasan cosas inconcebibles, por ejemplo que un libro que aporta cosas esenciales, que no son fáciles de encontrar en otros libros, no vuelva a reeditarse en casi veinte años y a la vez sea casi inencontrable en las librerías de segunda mano. Mientras que, por otro lado, cada vez más, los anaqueles de las librerías, están llenos de libros vulgares, prescindibles, que ahogan y hacen desaparecer a otros que convendría que estuvieran siempre disponibles para que fueran descubiertos por nuevas generaciones de lectores.

Desde que lo conocí, en casa de un amigo, no comprendía que no se hubiera reeditado desde 1995 “Historia íntima de la humanidad”, porque es uno de esos libros que una vez leídos permanecen siempre dentro: consuela, da muchas ideas, aporta esperanza con muy buenos argumentos, ayuda a conectar con los otros de todos los tiempos y por tanto de los nuestros, establece vínculos, ayuda a comprenderse y a comprender, da muchos motivos para conversar, para darse cuenta de la importancia de la conversación en el desarrollo de la intimidad, una de las mejores experiencias de la vida.

Escribimos sobre él y ahora leemos con alegría que Theodore Zeldin ha estado en España para presentar su reedición, junto a la de otro libro suyo “Conversación”, por Plataforma Historia. Un gran regalo para esos días donde pueden regalarse libros que realmente mejoren la vida o al menos la entretengan de forma inteligente…

https://hyperbole.es/2012/04/contextos/

(…) “Los jóvenes son diferentes de las generaciones anteriores, y necesitan nuevas ideas para solucionar sus propios problemas, y el principal es que no hay ningún trabajo que encaje con ellos. Hemos creado una generación que debe ser educada para que tenga aspiraciones más amplias, y necesite algo que la economía no les puede proporcionar. Nuestra economía se basa en los principios de eficiencia y organización científica, que dice que debes reducir la fuerza de trabajo tanto como sea posible. No hay espacio para los dos mil millones de personas que vivirán pronto en el mundo. Se les ofrecerá un trabajo en un supermercado y no lo querrán. Querrán ver el mundo, querrán conocer a otra gente, querrán ser mejores personas. Me dirijo a los líderes empresariales y les digo que tienen que pensar en sus hijos, que muchos de ellos no querrán un trabajo como el suyo. Los jóvenes no pueden hacerlo solos, tienen que ser ayudados por las generaciones mayores. ¿La vida consiste en hacer dinero? La vida consiste en vivir. Si quieres vivir, debes crear trabajos que te ayuden a ello, no que te distraigan. Se debe acabar con la idea de que existe una balanza entre la vida y el trabajo: no hay vida ni trabajo por separado.

Si miras la historia, verás que los humanos han sido capaces de crear diferentes concepciones del trabajo. Los cazadores recolectores empezaron a multiplicarse en número e inventaron la agricultura, que es más concentrada. Y cuando hubo demasiados granjeros, se inventó la industria, y la población que sobraba trabajó en las fábricas. Luego inventamos el empleo público, que ahora ocupa a mucha gente. La humanidad siempre ha sido amenazada por el número creciente de personas. ¿Cómo las mantienes ocupadas? En el pasado, habrían sido engañadas. Ir a la fábrica no es mejor que trabajar la tierra, e ir a una oficina para sentarte delante de un ordenador no es tan maravilloso.

Ahora tenemos que ver si hay alguna opción a lo que los jóvenes han planteado como alternativa, que es ir al campo, escaparse y hacerse hippie o viajar a la India. Hay que hacer algo constructivo. En mi libro Historia íntima de la humanidad intenté escapar de las historias de reyes y líderes políticos y centrarme en lo que piensa realmente la gente.”

(…) “Hemos pasado por muchas fases en nuestra relación entre los sexos. Aun hoy en día, no debemos olvidar que el 60% de los matrimonios de todo el mundo son arreglados por los padres. Lo que Occidente está haciendo es revolucionario. El movimiento romántico propugnó la idea de que debemos ignorar a nuestros padres y expresar nuestros propios sentimientos, seguirlos instintivamente. El gran desafío es averiguar cómo los hombres y las mujeres pueden ser amigos, cómo pueden ayudarse mutuamente para entender los puntos de vista del otro. En lugar de la idea romántica que es que dos personas se conviertan en una, las mujeres también quieren tener su opinión y que esta sea escuchada. La amistad entre hombres y mujeres es algo que ha tardado siglos en establecerse, y es uno de los grandes logros que podemos conseguir, sobre todo si somos capaces de librarnos de los celos, porque los celos han sido la destrucción de la mayor parte de parejas. Ahora es posible encontrarnos con que un hombre tiene muchas amigas, sin sexo de por medio. Esa sí es una gran revolución, aunque aún minoritaria.”

(…)”Hasta 1820, era posible entender fácilmente la ciencia, y muchos de los que participaban en ella eran aficionados. Ahora es muy complicada. La especialización es deseable porque permite avances, pero al mismo tiempo, no queremos ser prisioneros de nuestra especialidad. El sistema académico se basa en ello, así que necesitamos otro sistema académico, y me gustaría inventar uno en el que una vez adquirieses una especialidad, conocieses el arte, la cultura, el entretenimiento y diferentes ramas de la ciencia, algo que es importante no para ser un médico o un arquitecto, sino para descubrir la vida. Creo que es un proyecto que atrae a muchos jóvenes. He investigado en las Escuelas de Negocio y me he dado cuenta de que la mayor parte de sus alumnos se matriculan porque quieren hacer dinero, pero hay una minoría que lo hacen porque no saben a qué otra cosa dedicarse, y simplemente buscan una vida más rica. En el Renacimiento se sabían hacer muchas cosas, y creo que es una mejor forma de emplear tu vida que hacer sólo una cosa. Quizá necesitemos dos, tres o cuatro vidas para pensarlo y reconstruir cómo vivimos nuestra.”

Fragmentos de la entrevista a Theodore Zeldin en www.elconfidencial.com

 

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3 Comentarios

  1. says: Ramón González Correales

    Ese libro de Bill Bryson es estupendo, igual que “Una historia de casi todo” en la que te enteras de tantas cosas y está tan bien escrito.

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