Las niñas

Tema 6.

La sexualidad está al servicio del amor y forma parte del plan de Dios. El encuentro entre el hombre y la mujer se realiza de manera plena en el matrimonio. Dios dijo: No está bien que el hombre esté solo, y entonces creó a la mujer.

Quien dicta estas palabras, que son el contenido de una clase de Religión, es una monja a un grupo de alumnas que escuchan y escriben con esmero, atentas a no perderse ni una coma. Si transcriben el dictado sin faltas ni omisiones tendrán buena nota; pero además, y esto es lo más importante, escucharán una vez más el credo de la sexualidad femenina y sus dos ejes: la castidad y la sumisión, un discurso que ha marcado la educación de millones de españolas. Alguien pensará que estamos citando un ejemplo añejo, ya caduco, que incluso nos hace sonreír con lástima y cierta indulgencia por su lejanía. Pero este Tema 6 (con clara referencia al Sexto Mandamiento) es el núcleo de la película Las Niñas (2020) brillante opera prima de Pilar Palomero y Biznaga de Oro en el último Festival de Cine de Málaga. Sorprende que la historia tenga lugar en 1992, el año en que mostramos al mundo nuestra modernidad con la celebración de la Expo y las Olimpiadas. Pero en esta misma España que se jactaba de su progreso y su cosmopolitismo seguía siendo poderosa la educación religiosa y abundaba la segregación por sexos, como sucede en la película. Colegios de monjas para niñas, solo niñas, un modelo educativo que conocimos infinidad de mujeres de mi generación y también de las que me precedieron y siguieron. En 1992 España ya contaba con una oferta bastante más amplia en materia educativa pero la directora de la película se propone, según sus propias palabras, recrear sus años de adolescencia en Zaragoza, donde asistió a un colegio de estas características. Y también nos aclara que no busca con ello ningún ajuste de cuentas con las monjas, lo que se traduce en la serenidad con que mueve su cámara, a pesar de la crudeza de la historia. Pilar Palomero encontró un día su propio cuaderno de Religión de EGB y comprendió que las líneas del Tema 6, que ella misma había copiado, merecían un historia y una película.

Cuando la monja dicta este párrafo y suena la palabra sexualidad dos niñas se miran con picardía y cierto sofoco, como si las convocaran a un mundo tan prohibido como misterioso. El resto de la clase copia aplicadamente, apretando el boli y la boca porque saben que no hay preguntas sobre este tema: si la sexualidad forma parte del plan de Dios, hay que seguir sus reglas si se quiere llegar a ser una mujer como Dios manda (una frase que todas hemos escuchado en casa para recordarnos el comportamiento debido). Y para ser una mujer como Dios manda hay que practicar la castidad y preservar la virginidad como un trofeo que en la noche de bodas (y solo entonces) entregaremos a quien ya es nuestro esposo. Lo contrario- la transgresión del Sexto Mandamiento- nos convertiría en mujeres fáciles, al estilo de las extranjeras que empezaban a lucir cuerpo y bikini en nuestras playas y que, por supuesto, serían repudiadas por los hombres de bien. Las españolitas de entonces teníamos que optar por ser Marías o Magdalenas, las dos figuras bíblicas forjadas con hierro en nuestro despertar al sexo y al amor. A ello contribuyó poderosamente la Iglesia Católica, en alianza con los ideales franquistas de esposa y madre que se prolongaron durante mucho tiempo.

Pilar Palomero

Las niñas explora con una sensibilidad dorada el inicio de la adolescencia femenina, un universo poblado de pudor, rubor, risitas nerviosas, miradas cómplices y ese bullicio risueño y jolgorioso de los grupos de chicas muy jóvenes. De ellas emana siempre una polifonía discordante, mezcla de grititos, exclamaciones y voces que brotan a la vez, sin esperarse, como si la vida sonara a borbotones. Y esa vida y esas voces exploran un mundo nuevo donde los chicos pasan a ser objeto de deseo al igual que sus propios cuerpos, todavía bajo la asepsia del uniforme colegial. Blusa blanca, falda plisada y calcetines que no logran, sin embargo, ocultar el pecho en ciernes o la cintura que se afina cada día. Son niñas todavía, como indica el título, niñas que ya presagian mujeres pero que aún conservan un halo de inocencia para jugar a la comba al tiempo que bromean con un condón. Su mayor aventura será rechazar, vergonzosas y ruborizadas, la propuesta de un chavalín que viene a pedirles rollo en nombre de otro pelotón de torpes.
Pero esas niñas, en plural, conocen bien el Tema 6 de Religión que les dictó la monja y al aplicarlo a la vida, propia o ajena, encuentran culpables y aplican sanciones. Tal es el caso de la protagonista, Celia, (excepcional Andrea Fandos), que lleva el estigma de ser hija de soltera y como tal es objeto de críticas y exclusiones. Porque en 1992, todavía podía ser una lacra ceder a los placeres de la carne sin la bendición matrimonial, disfrutar de la sexualidad olvidando que es un plan de Dios y no una riqueza del ser humano que, por supuesto, incluye también a las mujeres. La madre de Celia ( Natalia de Molina) refleja en la dureza de su gesto y su actitud el castigo que ha sufrido por su condición de pecadora, algo que la hija percibe con tanta claridad como dolor. No es extraño que al acercarse al confesionario la niña tenga una única pregunta: ¿Por qué es pecado tener hijos fuera del matrimonio?

La película de Pilar Palomero muestra con habilidad y contención admirables los grandes vacíos y los grandes males de nuestra educación sexual, tradicionalmente una asignatura pendiente en España. Y lo hace sin dramatismos, logrando que los silencios cuenten tantas cosas como el ruido de las palabras. Recientemente muchos hemos visto de nuevo Esplendor en el Hierba ( 1961), otra gran película que aborda el tema del sexo fuera del matrimonio en un tiempo y un espacio muy distintos pero con el sufrimiento estallando en la pantalla. Las niñas, por el contrario, trata el dolor de una forma oblicua pero no por ello menos conmovedora. Pilar Palomero logra contar una dificil historia de mujeres sin tremendismos, hilando verdades a medias y muchos silencios por respuesta. No desvelo el final, por aquello de que no está bien hacer de spoiler. Y tampoco voy a opinar, por la complejidad del asunto, sobre la sexualidad como asignatura pendiente en esta España pandémica de 2020. Pero aquí queda el Tema 6, como dirían las niñas, para que cada uno/a piense lo que quiera. Yo al menos espero y confío en que ya no se hagan dictados con él en el aula.

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1 Comment

  1. says: Óscar S.

    Se hacen otros dictados, por desgracia. La educación sigue mayoritariamente en manos de mierdecillas autoritarios y asustados. Pero bueno, al menos no son curas o monjas. Lo de los curas y las monjas en España con la educación sencillamente no tiene perdón de Dios. Muy en serio lo digo.

    Gracias por tus palabras, la veré. Y lamento ese pasado emponzoñado por basurillas humanas. Hay que prometerse que no lo vamos a permitir nunca más.

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