La religión como juego de fantasía o imaginación

Ya he acabado el libro “Religion as Make-Believe”. La idea central del libro es que las creencias religiosas no son como las creencias “fácticas” es decir las creencias que tenemos sobre los  hechos del mundo real. Las creencias religiosas serían una forma de imaginación que las personas usan para definir su identidad y para expresar los valores que consideran sagrados. Las personas a la hora de navegar el mundo dispondríamos de dos mapas: el que representa la realidad del mundo y un segundo mapa que incluye características que ponemos encima del primero en base a nuestra imaginación. Estos dos mapas están separados o compartimentalizados -no son excluyentes el uno del otro- de manera que podemos aplicar cada mapa a diferentes situaciones. Por ejemplo, si estamos enfermos podemos rezar a Dios pero vamos al hospital a que nos traten. Es decir, nuestra mente procesa las creencias religiosas y las que tenemos acerca del mundo real de forma diferente. Son actitudes cognitivas diferentes.

Las creencias religiosas tendrían un poco la característica de ser como los juegos de niños que pretenden o juegan a ser tal cosa pero sabiendo en el fondo que no lo son. Cuando un niño juega con un muñeco, le atribuye identidades, simula su voz y hace como que hablan etc., pero saben que está jugando y que esas estas cosas existen solo en su imaginación, que el muñeco no es realmente aquello que el niño está representando.

A mí no me ha sorprendido mucho el libro porque me parece una ampliación o desarrollo filosófico de la idea de que existen creencias funcionales y creencias sociales, cosa que ya han expresado otros autores:

Dan Williams las ha llamado Creencias socialmente adaptativas. Van Leeuwen las llama creencias mundanas y creencias grupales pero el fondo es el mismo en mi opinión.

Una aportación que hace Van Leeuwen es que por lo general usamos un verbo diferente para las creencias fácticas y para las religiosas: usamos pensar para las primeras y creer para las segundas. Aunque Van Leeuwen se refiere al idioma inglés y tal vez esto no sea del todo así en español su idea es que  solemos decir “pienso que la bicicleta está en el jardin” o “pienso que hay cerveza en la nevera” pero “Pedro cree que sólo existe un dios” o “Pedro cree que Jesus resucitó de entre los muertos”. En varios experimentos que han realizado en diversos lugares del mundo esta diferencia parece cierta.

Llamemos como llamemos a estos dos tipos de creencias humanas, creo que esta distinción es muy útil para entender el mundo y para entendernos mejor a nosotros mismos. Habría que decir que este mismo esquema que estamos usando para referirnos a la religión es válido para otras ideologías que sirven para expresar nuestra identidad y nuestros valores sagrados, aunque sean supuestamente laicas y no tengan que ver con seres sobrenaturales.

Esta es una distinción que no entendieron, a mi modo de ver, el Nuevo Ateísmo de Richard Dawkins, el recientemente fallecido Daniel Dennett y otros. Estos autores, y este movimiento, se dedicó a combatir las ideas religiosas como si fueran creencias mundanas o fácticas, considerándolas creencias epistemológicamente erróneas que deberían ser reemplazadas por los datos de la ciencia, creencias que no deberían enseñarse  a los niños.

El libro es un poco duro de leer porque es muy filosófico y tiene capítulos muy técnicos discutiendo qué es un actitud o una creencia, por ejemplo. En cualquier caso es un libro serio y riguroso que desarrolla una idea que todos deberíamos tener en nuestra caja de herramientas mentales.

Etiquetado en
,
Escrito por
Para seguir disfrutando de Pablo Malo Ocejo
Malos tiempos para el escepticismo
“Una sociedad liberal se sostiene sobre el principio de que todos debemos...
Leer más
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *