Jan Saudek o la fotografía como eco del subconsciente

La oscura seducción del mito del subconsciente. Lo que no somos para poder ser. Aquello que desterramos para no mostrar, para, ni siquiera, dejar intuir. Todas las posibles interpretaciones de la realidad que ocultamos a la luz del sol para no ser juzgados, para no revelar unas debilidades y unos miedos que, por otra parte, siempre nos perseguirán. Pero es en el terreno onírico donde se mueven libres, sin etiquetas, y sentimos esa especie de liberación de aceptarnos como somos, de dejarnos invadir por aquello que pudiera parecer perverso, incluso sórdido. Allí convivimos con fantasías oscuras que si bien podrían justificar reproches morales, no tendrían por qué hacernos menos humanos. La sociedad que nos rodea es una construcción y como tal, edifica su sustento en una tabla de valores cuyo anverso queda, inmediatamente, sometido a condena, quemado en la plaza pública. Y es en la represión, en el dolor que subyace de la contención del yo, donde a veces surge el arte más salvaje, el más profundo, el más mordaz.

Jan Saudek (Praga, 1935)  experimentó, casi desde la más tierna infancia, el frío tacto del miedo. En ese tiempo, a veces feliz, de toda vida humana, en el que desde la ingenuidad se explica el mundo y el juego simboliza el todo, Saudek luchaba por sobrevivir en el campo de concentración de Theresiendstadt junto a su hermano gemelo Kaja. Cuentan que escapó de milagro de las garras del tenebroso médico alemán Josef Mengele, que gustaba de experimentar sus siniestros procedimientos con individuos tan similares. Es difícil imaginar como se acerca la mirada de un niño a una realidad tan distorsionada, tan mísera, donde los seres queridos desaparecían de la noche a la mañana  y el aura de terror dejaba a su paso una atmósfera mezquina. Pero también, cómo, años después, la gran esperanza de recuperación, la ideología que iba a suponer la desaparición de los problemas sociales, el comunismo, se hacía con el poder y se convertía en una pesadilla distópica, que amputaba el placer, y cubría las opiniones disidentes con todas las connotaciones de la palabra herejía. El discurso se hizo único, las imágenes se hicieron únicas, incluso el arte y la mirada de la sexualidad, estaban sumidas en un linea oficial que no admitía resquicios para la duda. Es en este contexto donde se mueve la obra de Saudek, de donde surge ese simbolismo lucido y transgresor; unas fotografías que quizá son la consecuencia de una rebelión interna contra todo lo vivido.

Cuenta Saudek que su relación con la fotografía cambió cuando se encontró el catálogo de la exposición del MoMa The Family of Man dirigida por Edward Steichen en 1963. Comprendió al verlo el poder de la fotografía como reflejo del mundo, como definición del hombre que habita un tiempo y a la vez lo conforma. Se propuso entonces encontrar la manera de revelar las etapas esenciales del ser humano, sus estadios. Para ello, de forma contraria a muchos de sus contemporáneos, no fotografía, ni busca, el llamado momento decisivo que reside, oculto, en la realidad, sino que lo engendra a través de sus propias composiciones, de sus figuraciones, siguiendo la tradición del Tableau Vivant. Sus fotografías empiezan a mezclar así el enaltecimiento de la libertad, la oposición y crítica a las sociedades totalitarias, de sus primeras imágenes, con un estudio vital, introspectivo, del individuo. Pero quizá el momento determinante para la obra de Saudek, se encuentre a principios de los 70, cuando descubre en su casa un pequeño sótano mohoso, decrépito, que tenía abandonado y lo convierte en su refugio, en el escenario perfecto para que cobren vida todas sus creaciones. El mundo exterior se convierte entonces  en un lugar lejano, nebuloso, y es sustituido por un universo onírico que funciona como caldo de cultivo para desenmascarar los fantasmas que desasosiegan. Saudek recupera la técnica de colorear las fotografías manualmente, una costumbre olvidada por un mal consejo materno (su madre lo había tildado de kitsch y de hortera en el pasado), y empieza a cultivar el erotismo de una manera descarnada, sin tapujos.

Como era de esperar la fotografía de Saudek choca frontalmente con los valores de la Checoslovaquia comunista. Los temas, el enfoque, su alejamiento de cuestiones sociales y políticas, levantan ampollas entre las corrientes artísticas de la época, incluso, entre la policía y las altas instancias del Estado, que registran varias veces su vivienda e interrogan a sus modelos y amigos. Pero su crecimiento fuera de las fronteras era ya imparable. Había algo único y turbador en sus imágenes, un estilo propio, una mirada rebosante de fuerza, ese matiz tan difícil de conseguir en un mundo saturado de expresiones artísticas. Un fuego imposible de apagar.

La sensualidad en Saudek no es canónica. No hay cuerpos perfectos que subir al olimpo del deseo, hay cuerpos que a pesar de los defectos, a pesar del sufrimiento y el desgaste emocional de las contradicciones y las pulsiones reprimidas, siguen conservando el magnetismo de la vida. Hay miedo, hay lujuria, hay pasión, hay muerte, hay ambivalencia. Hay conflicto y expresividad. Nos enfrenta a esa intuición humana de que tras el placer se esconde la desesperación, tras la dulzura, mezquindad, tras la ingenuidad, violencia, tras el amor, un largo periplo en soledad. Nos permite confrontarnos con una libertad ajena a los convencionalismos. Con un subconsciente del que nunca seremos capaces de despojarnos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 


Jan Saudek es Caballero de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia desde 1990 y poseedor del Premio Artis Bohemiae Amicis junto a Milan Kundera y Vladimir Körner por su contribución a la reputación artística de la República Checa.

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39 Comentarios

  1. says: Isabella

    No conocía a este fotografo. Sus fotos son realmente perturbadoras! Me parece fascinante la representación del subconsciente, de las pulsiones más autenticas y escandalosas del hombre, como expresión de rebelión contra una sociedad que nos quiere a todos conformados y reprimidos en nuestros deseos mas escabrosos e instintivos. Es una condición existencial que se percibe de manera tangible en los totalitarismos pero me parece también muy actual en nuestra sociedad burguesa, de manera mucho más furtiva. Muy interesante!

  2. says: Santiago

    Realmente magnífico. Estas imágenes explican mejor a Freud que veinte manuales. Se percibe con contundencia esta tensión entre superego (que se siente como lo que nos escandaliza, incomoda o perturba de las imágenes) y ello (porque, en el fondo, nos excitan), o entre eros y thanatos. Agresión, dominio, deseo, prohibición, zonas erógenas, muerte, lactancia, culpabilidad… insisto, la sexualidad freudiana hecha imágenes.

  3. says: Noflipeis

    Bah, ahora a fotografiar 4 tetas random se le llama arte… no intentéis buscar significados a cosas que no lo tienen anda! Cuanta pedantería por dios…

    1. says: Joe

      Arte podría ser fotografiar tu cerebro desnudo… si tan solo pudiéramos encontrarlo. Si que eres ignorante; solo dices lo q

      1. says: Joe

        Arte podría ser fotografiar tu cerebro desnudo… si tan solo pudiéramos encontrarlo. Si que eres ignorante; solo dices lo que seguramente escuchaste de algún tonto igual a ti. 🙂

  4. says: marta

    Bello sí, y mucho. Pero aparte del hecho de que no deja de ser un tema fácil y recurrente, hay una foto en la que una de las modelos es una niña, adolescente como mucho. Me parece de mal gusto.

  5. says: Patricia

    No veo nada onirico en estas imagenes. Sade, Freud, tal vez. Buen trabajo fotografico y escenografico. Escandaloso y poco usual. Espere ver expresiones oniricas realmente profundas, pero para mi, estan todavia en un nivel emocional de represion y no a nivel de profundidad del subconsciente.

  6. says: daniel

    Es hermoso en su totalidad; el erotismo mostrado desde sus más álgidas escenas, vueltas en una belleza absoluta; composiciones que nos permiten entrever nuestra naturaleza. MArAVILLOSAs!

  7. says: Jordi

    Que divertidas las controversias.
    A mi tambien me gustaría una vuelta más en lo Onírico. La calidad de las
    fotos es total, y tiene algo tan essencial de l’estètica del teatro negro, tienen la libertad de expresión, y siempre cuesta reconècernos tan yugo esclavos del inconsciente…

  8. Vi hace tiempo vuestra página, no sé cómo llegué a Saudek, pero gracias por mostrarlo. Me parece interesante cómo trata los temas, además de que estos son difíciles. Pero lo tiene claro.
    Os cito en el blog, claro, para que la gente sepa un buena referencia.
    Un saludo.

  9. says: Santiago

    No soy un entendido en arte pero desde luego las fotos no me han dejado indiferente.
    Gran trabajo de quien creo que es un gran artista.

  10. Hola, lei la nota sobre Jan Saudek, busco informacion sobre su tecnica de pintado manual pero no logro encontrar nada, saben algo sobre esa tecnica? que tipo de pinturas usaba? muchas gracias

  11. says: CARLOS GUARDO

    LA ORIGINALIDAD, COLOR, EL MOTIVO, SIN TODAS LAS FOTOGRAFIAS SON EXCELENTES.

    SERIA MUY BUENO CONOCER LA BIOGRAFIA DE LA ACTRIZ QUE ESTA CON LA CALABERA. TAN BUENA REPRESENTACION.

    GRACIAS.

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