Cada año, la llegada de los Oscar supone una excusa perfecta para que aficionados y no tan aficionados nos pongamos a debatir sobre cine. Eso es, al fin y al cabo, lo más importante de que existan, ya que el supuesto prestigio que otorgan lo perdieron tiempo ha y rara es la vez que los resultados no son decepcionantes, al menos en parte. A los premios de la Academia de Hollywood les pedimos espectáculo y glamour, entretenimiento y, si es posible, calidad y buen gusto. Pero si estos últimos brillan por su ausencia, siempre nos quedarán las salas para ir a buscarlos.
La parrilla de salida para 2014 está formada por 9 propuestas variadas temática y estilísticamente, de buen nivel general. Analizamos someramente las debilidades y fortalezas de cada una de ellas.
LA GRAN ESTAFA AMERICANA (DAVID O.RUSSELL). 10 NOMINACIONES
David O. Russell comenzó como inquieto cineasta indie de la quinta de Spike Jonze, Sofia Coppola o Michel Gondry. De esa época le salieron cosas como Extrañas coincidencias (2004), título tan marciano como incomprendido. Pero llegó un momento en que le faltó apoyo y financiación para seguir en esa línea y viró hacia lo clásico, entendido en el peor sentido norteamericano de la palabra, esto es, hacia lo clasicote: películas de corte adulto con buena factura y actores de relumbrón, que juegan a parecer buenas sin correr ninguna clase de riesgo, lo que las convierte generalmente en ejercicios de decencia intrascendente. El caso es que cuando O. Russell se adscribió a este tipo de cine, la Academia lo recibió con los brazos abiertos y lleva haciéndolo ya tres veces consecutivas. Las dos últimas, además, logrando el récord de colocarse con candidatura a todos los premios más importantes. Sin embargo, esas candidaturas aún no se han visto convertidas en lluvia de estauíllas, cosa que puede cambiar esta vez.
La gran estafa americana cayó muy simpática desde el momento de su presentación, y fue estando cada vez más presente hasta el punto de desbancar a la que fuera la primera favorita del año, Doce años de esclavitud. Es una comedia dramática que busca el atractivo de lo hortera, relatándonos de forma conscientemente exagerada ma non troppo el juego de fraudes que un grupo de pardillos con iniciativa lleva a cabo en medio de la vorágine de los años 70. El film se pretende en un equilibrio entre ridículo y chic, retorciendo sus líneas de guión para sorprendernos continuamente manteniéndonos una media sonrisa. Pero lo cierto es que nunca acaba de coger ritmo, por culpa de la impersonal mirada de O.Russell y su perezosa caligrafía, así como de un argumento que se hace complicado de seguir. El conjunto se va quedando a medida que avanza tan deslucido como su propia estética.
El triunfo en los Oscar de La gran estafa americana dependerá de si la Academia se decanta por ella o por Doce años de esclavitud. Si sucede lo segundo, O.Russell se va a quedar una vez más con la miel en los labios pillando algo en la pedrea. Pero si sucede lo primero, no es nada descartable que su muy discreta labor le haga valedor del premio a mejor director, que Jenifer Lawrence se lleve a casa su segundo cabezón dorado con 23 años, y que la película pase por delante de otras mucho más sólidas en el apartado técnico.
GRAVITY (ALFONSO CUARÓN). 10 NOMINACIONES
Esta epopeya espacial ha obrado el milagro que raras veces se produce: que un título de ciencia ficción parta en posición privilegiada en los Oscar. Y lo ha conseguido a golpe de impacto visual y emocional. El excelso trabajo de Alfonso Cuarón haciendo desaparecer la cámara hasta el punto de plantear que no existe ningún plano imposible, probablemente le conduzca al escenario del Kodak Theatre con todo merecimiento. Pero no deja de pesar la sensación de que la Academia lo va a reconocer por la película equivocada. Cuarón debió arrasar en el año 2006, cuando presentó Hijos de los hombres, otra cinta de ciencia ficción apabullante, que remataba su perfección técnica con un fondo lleno de cuestiones humanas bien planteadas, con una simbología de fuerte carga poética, y sobre todo, con un guión que no hacía una sola concesión al sentimentalismo. Una obra maestra. Por desgracia, Gravity es un film mucho más débil en ese aspecto, mucho menos profundo, y decididamente más sensiblero. No obstante, sería una elección más que digna por parte de la Academia si saliera victorioso. Es cine espectáculo de calidad, que ha logrado sacar todo el partido posible a la tecnología del 3D y cuenta con una actuación muy entregada de Sandra Bullock. Con o sin máximo galardón, nadie debería hacerle sombra a esta película en el apartado técnico.
DOCE AÑOS DE ESCLAVITUD (STEVE McQUEEN). 9 NOMINACIONES
Si se hubiese rodado en los años 90, este film habría salido de los Oscar con una generosa ristra de galardones. Pero en los últimos tiempos la política de la Academia ha cambiado, suele repartir más sus estatuíllas, y sobre todo, nos hace dudar hasta el último segundo del favoritismo hacia tal o cual título. Doce años de esclavitud tiene lo que todo título oscarizable tiene que tener: es un drama serio sobre un tema serio, facturado con esmero, de corte clásico (esta vez, de los buenos) y aire solemne y respetable, con papeles sólidos para personajes sometidos a sufrimientos terribles. Steve McQueen ha puesto todo su buen hacer al servicio de una historia durísima que relata plegándose a las condiciones de la gran industria, y eso es lo único que se le puede reprochar. Doce años de esclavitud atesora tanta calidad como falta de riesgo. Pisa siempre sobre seguro, emocional y formalmente, y se echa de menos el arrojo que hacía que la anterior propuesta de McQueen, Shame, llegara un paso más allá (lógicamente, fue ignorada por la Academia). Se trata, no obstante, de una muy buena cinta que cuenta con sus principales opciones de premio en película y actriz secundaria, guión y algún complemento técnico, pero que puede verse seriamente damnificada si La gran estafa americana sale por la puerta grande.
NEBRASKA (ALEXANDER PAYNE). 6 NOMINACIONES
Alexander Payne es un cineasta tan imperfecto como sus propios personajes. Heredero de la larga tradición narrativa de su país, vuelve una y otra vez sobre las relaciones familiares, los estragos de la vejez, las miserias y grandezas cotidianas, la pertenencia a un lugar y a un tiempo, la vida. Y habla siempre con un reconocible toque de autenticidad que facilita la identificación del espectador con sus historias. Película a película, Payne va madurando su estilo siendo cada vez más esencial, más delicado, más exacto. Sólo le sigue fallando su incapacidad de abandonar a sus criaturas a tiempo. Payne quiere tanto a sus personajes que, cuando sus films se acercan al final se resisten a terminar, se reafirman demasiado. Esto también le sucede a Nebraska, pero apenas afecta al acabado general, que es brillante y complejo, entrañable y doloroso. Nebraska opta a premios muy importantes que podría ganar con justicia, pero no es la favorita a hacerse con ninguno de ellos, salvo que nos llevemos alguna grata sorpresa. De todos modos, no los necesita.
CAPITÁN PHIlLIPS (PAUL GREENGRASS). 6 NOMINACIONES
El cine de acción es otro género tradicionalmente ignorado por la Academia, que en los últimos años consigue colar alguno de sus exponentes gracias a que se amplió el número de candidatas a mejor película. El británico Paul Greengrass es todo un nombre en la materia, capaz de unir a la tensión y el ritmo propios del género temáticas centradas en la actualidad política, lo que les concede un plus de interés. En esta ocasión es la piratería en aguas del Oceáno Índico. Capitán Phillips está ejecutada con el pulso y la garra habituales del director, de manera firme y detallista. Proporciona algo más de dos horas de entretenimiento sólido y creíble, pero es cierto que no aporta nada más. Su efecto se difumina apenas acaba, algo que no ocurría en otros grandísimos títulos de Greengrass como Bloody Sunday o United 93. Es altamente improbable que salga con premio la noche de los Oscar.
DALLAS BUYERS CLUB (JEAN MARC VALLÉE). 6 NOMINACIONES
La sorpresa de esta edición. Desde el ala alternativa de la industria llegó este título de Jean Marc Vallée, realizador canadiense de personal sello a quien debemos films muy interesantes como C.R.A.Z.Y. En esta ocasión traía la expectativa de ver qué hacía un cadavérico Matthew McConaughey con un protagonista enfermo de SIDA, y el reaparecido Jared Leto con un travesti. La película recrea con credibilidad el ambiente oscuro y marginal al que esta enfermedad relegó a tantos en los 80, donde el desconocimiento ante la forma de enfrentarla (y los tejemanejes médicos que lcomplicaron el asunto antes que ayudar) y los prejuicios establecidos ante quienes la padecieron convirtieron en un infierno todo lo relacionado con ella. La cinta no escatima en sordidez y se hace muy dura de ver, pero todo se soporta gracias a la soberbia actuación de McConaughey, cuya escalada reciente de popularidad y prestigio ha sido el impulso último que ha aupado a esta película en la carrera por el Oscar. Su baza maestra es esta gran actuación, que muy probablemente salga con premio, así como la de Leto, meritoria pero más convencional. No ganará en la categoría reina, pero llevarse dos galardones de los gordos es mucho mérito para un film que llegó de tapadillo.
EL LOBO DE WALL STREET (MARTIN SCORSESE). 5 NOMINACIONES
Crítica en Hyperbole de Ramón González Correales
Scorsese se ha aupado una vez más a las candidaturas a los cabezones dorados por el respeto que se le tiene en la industria y por méritos propios. En este orden. Porque El lobo de Wall Street es demasiado inteligente para los estándares habituales de la Academia, que suele preferir discursos donde personajes tan deleznables como Jordan Belfort reciban alguna clase de castigo por sus delitos. Cosa que no sucede, ni en la vida real ni en el film de Scorsese. Así pues, ciertas voces han malentendido el mensaje pensando que en la cinta se hace apología de la corrupción y el desenfreno a costa de los demás, cuando es una denuncia descarada, eficaz y divertidísima de eso mismo. La polémica podría haber alejado a El lobo de Wall Street de la carrera por el Oscar, pero la Academia no se ha atrevido, más cuando Scorsese traía bajo el brazo su trabajo más genuino e inspirado de los últimos años, lleno de la socarronería y mala uva que le caracterizan. Finalmente la película ha recibido el reconocimiento que merece, y aunque puede irse de vacío del Kodak Theatre, no deja de ser una de las imprescindibles de la temporada.
HER (SPIKE JONZE). 5 NOMINACIONES
Es ya tradición que los Oscar acojan entre las candidatas al estandarte oficial del cine indie del año. En este caso se trata de Her, la más original y actual de todas las películas nominadas. Como si fuera el reverso amable de cualquier capítulo de Black Mirror, plantea la relación hombre-tecnología cuando ésta trasciende su condición de objeto. Spike Jonze tiene la maña suficiente para conseguir, sin más medios que el diálogo, que comprendamos los motivos por los que una relación sentimental con un aparato inteligente y demasiado humano sería posible cuando los propios humanos no son capaces de brindarnos aquello que necesitamos, y cómo, por supuesto, tal relación no puede estar exenta de complicaciones. La cinta es una bella reflexión sobre la cada vez mayor omnipresencia de lo virtual en nuestro mundo, a la vez que una de las historias románticas más emocionantes de los últimos tiempos. Solo queda lastrada por un desarrollo en ocasiones demasiado reiterativo y detenido, que vuelve el discurso algo redundante. Con unos cuantos minutos menos habría resultado una maravilla. Eso sí, como todos los estandartes indie de cada año, Her está condenada a llevarse a casa un único premio: el de mejor guión.
PHILOMENA (STEPHEN FREARS). 4 NOMINACIONES
La invitada british de la temporada ha llegado a los Oscar a hacer acto de presencia, porque salvo gran sorpresa no va a caer en sus manos galardón alguno. Philomena relata una de esas historias reales que superan a la ficción, la de una madre obligada a dar en adopción a su hijo, que se lanza a su búsqueda 50 años después, encadenando descubrimientos sorprendentes que parecerían rocambolescos si no hubiesen sucedido de verdad. El argumento era carne de telefilm, y en algunos momentos el tono demasiado amable que adopta Frears en su realización lo acerca peligrosamente a este terreno. Por suerte, hay en contraste otros momentos donde los personajes cobran repentina profundidad y los blancos y negros se transforman en grises, y son éstos los que, sumados a las fabulosas actuaciones de todo el elenco (con otro inolvidable recital de Judi Dench a la cabeza) convierten a la cinta en una especie de Secretos y mentiras menor pero grata, disfrutable e interesante.
LAS OLVIDADAS
Todos los años hay algunos títulos que por falta de promoción, por no ser del gusto de la Academia, por arriesgados y difíciles o por no haber tenido el rendimiento esperado en taquilla, se quedan fuera de los candidatos a mejor film. En esta ocasión, el magnífico thriller Prisioneros (Crítica en Hypérbole) y la amarga Inside Llewyn Davis (Crítica en Hypérbole) se echan mucho en falta. Eso dentro del cine hollywoodiense, porque fuera de él están peliculones como La vida de Adèle (Crítica en Hypérbole) o Nymphomaniac (Crítica en Hypérbole), que se salen totalmente de los estándares oscarizables.
LAS CANDIDATAS, POR ORDEN DE CALIDAD
1.- Nebraska
2.- El lobo de Wall Street
3.- Her
4.- Gravity
5.- Doce años de esclavitud
6.- Dallas Buyers Club
7.- Philomena
8.- Capitán Philips
9.- La gran estafa americana
LA QUINIELA (categorías principales)
Película
Debería ganar: Nebraska o El lobo de Wall Street
Ganará: La gran estafa americana
Director
Debería ganar: Alfonso Cuarón
Ganará: Alfonso Cuarón
Actor principal
Debería ganar: Bruce Dern o Leonardo Di Caprio
Ganará: Matthew McConaughey
Actriz principal
Debería ganar: Cate Blanchett
Ganará: Cate Blanchett
Actor Secundario
Debería ganar: Jonah Hill
Ganará: Jared Leto
Actriz secundaria
Debería ganar: June Squibb
Ganará: Jennifer Lawrence
Guión original
Debería ganar: Nebraska
Ganará: Her
Guión adaptado
Debería ganar: El lobo de Wall Street
Ganará: 12 años de esclavitud
Al final se ha cumplido el guión esperado. Siendo una de las últimas ediciones que mejores resultados ha arrojado, lo que ha quedado patente de nuevo es que hay ciertas barreras que a la Academia le es imposible romper:
-Frente a un drama comprometido con la historia, un filme de ciencia ficción no puede ganar.
-Si eres favorito en tu categoría desde muy pronto, echa el resto en la campaña que tu trono no va a peligrar. Cate Blanchett ya nos tiene muy demostrada su valía como actriz, pero en el caso de Lupita N’yongo, habrá que ver cómo encamina su victoria. Sería una pena que quedara relegada al puesto de otras secundarias victoriosas (como Mo’nique o Jennifer Hudson) que ganaron por moda pasajera y de las que hoy en día nadie se acuerda. En cuanto a McConaughey, es de esperar que sepa aprovechar el gran momento que atraviesa. Y Leto, a saber…
-La Academia olvida sistemáticamente que un buen diseño de producción no es aquél más vistoso, sino el que establezca con mayor precisión el ambiente de la película, el que mejor se adapte y complemente a la historia que nos están contando. Un film de época suficientemente lucido tiene asegurados los premios de vestuario y dirección artística. Este año, el Gran Gatsby de Luhrmann se ha hecho con ambos. 2 Oscar para un título muy flojo. Pensemos que las grandes competidoras de este año, ‘Nebraska’ y ‘El lobo de Wall Street’, se han ido a casa con 0.
Al menos no ha ganado ‘La gran estafa americana’.