¡Esa guitarra carabanchelera! (El brazo incorrupto de Rosendo Mercado)

“Se pierde ingenuidad, se gana solidez, se quema el tiempo y no hay más. Se aspira al más allá, se adquiere liquidez, y todo sirve pa ‘ ná!”.

 ‘Borrachuzos’, Rosendo Mercado

Quedan pocas dudas de que la música ha sido la triunfante absoluta de entre el cuadro clásico de la Bellas Artes, como sostiene Tim Blanning. Para lo bueno y para lo malo: están esos tanques norteamericanos donde ponen trash metal a los soldaditos para que disparen poseídos de embriaguez sónica a todo muñequito humano que se les cruce por delante, como en un videojuego. Pero, a pesar de ello, todos disfrutamos de un modo menos violento de las pasiones desatadas por la música, hasta el punto de que el tipo de música que preferimos nos define frente a los demás, cosa que no ocurre ya, si es que ha ocurrido alguna vez, con la pintura o la arquitectura. En ese proceso el desarrollo del rock ha influido de manera considerable. España es una auténtica potencia mundial en la producción de buen rock ‘n’ roll, aunque nuestra situación más bien marginal entre los países más ricos del mundo no haya permitido que sea demasiado conocido en el extranjero. Y, de hecho, hubo un momento realmente revulsivo en los años ochenta en que era posible oír simultáneamente, por sólo citar tres imprescindibles, a Los Enemigos, a Los Ilegales y a Leño. Los dos primeros grupos, aunque han sobrevivido con más o menos cambios, han pasado un poco a la clandestinidad musical, mientras que Leño, que se disolvió enseguida, echó al mundo a ese figura de luengas melenas, pantalones pitillo y nariz prócer que es Rosendo Mercado, hasta hoy, que acaba de grabar un concierto antológico en Las Ventas. Rosendo debe andar por los sesenta o sesenta y un años (nació un 23-F, pero no fue culpa de nadie), pero su público le amamos tanto como el primer día…

 

 

Yo asistí a otro concierto muy anterior que también se grabó, creo que en la Sala Jácara y en 1989. Recuerdo que iba con el amigo Topo, que sólo se ponía gafas en estas ocasiones, y con el amigo Jotero, que se sabía todas las letras del Rosen de memoria. Él y todo el mundo allí: aquello parecía un karaoke, y la estrella apenas tenía que molestarse en cantar. Antes de salir al escenario, el público le reclamaba al grito de “¡horrendo, horrendo!”, lo que sonaba casi como su nombre (un nombre de otra época, por cierto… ¿qué padre le pondría hoy a su hijo Rosendo?). Puedo asegurar que nunca se ha insultado a nadie con tanto cariño. Rosendo es un tipo que despierta auténtica querencia entre la gente que le conoce, cercana y lejana, alguien totalmente opuesto a los monstruos de corrupción que nos acechan desde las sombras últimamente; un señor amable, algo tímido y definitivamente entrañable. En Carabanchel le quieren levantar una estatua desde hace años, y sus fans dicen en internet que es “el único mercado fiable”. Aquella noche la gente le pedía a gritos que tocara El tren, de Leño, pero él desistió aduciendo que ya estaba en otra historia, y así era.

 

 

Y es que, en Leño, Rosendo se hacía más el duro, con temas como Este Madrid[1] o La Fina, pero yo pienso que no se lo creía ni él, que lo suyo son esas letras absurdas y elusivas cuajadas de expresiones rancias donde no se mete realmente con nadie ni molesta más que lo mínimo, discreto y reservado como él es. A ti te dan una nueva letra de una canción en seco, sin título ni música, e inmediatamente reconoces el estilo Rosendo. Alguna vez intenta cantar algo para hacer conciencia, en plan protesta, pero hay que reconocer que no se le da, que resulta demasiado abstracto y general. La “poética” de Rosendo, si así puede llamarse, es más de la manera rimar el asa del cubo, si tu bajas, yo subo, y es el único rockero del mundo mundial capaz de titular un disco Veo, veo… ¡mamoneo! Se trata de una poética muy de calle, donde lo que importa finalmente es que la canción sea cañera y no excluya a ningún clase de oyente. Si la Transición significó algo culturalmente hablando, fue en parte ese paso ciertamente no pequeño que va de las coplillas envaradas y carpetovetónicas para señoras de Manolo Escobar (o, como mucho, las baladas sentimentales para el guateque de los jovenes de Los Brincos) a las guitarras sucias y urbanas de Rosendo y compañía.

 

 

Que viva muchos años, Rosendo Mercado. Él sí nos representa. Aquel recital de Jácara terminó de esta guisa, a capella, con una letra tan característica como siempre, y ya tan nuestra…

 

 


[1] Se cuenta que el alcalde Tierno Galván les preguntó por qué cantaban “Es una mierda este Madrid, que ni las ratas pueden vivir” y ellos contestaron que lo sentían, pero que así es como lo veían ellos, que qué se le va a hacer.

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8 Comentarios

  1. says: Miguel

    Curioso desdoblamiento el de la sala Jácara por aquella época; por un lado, uno de los locales representativos del pijerío madrileño, y por otro, escenario variopinto de conciertos muy interesantes. Por aquellas fechas yo estuve en uno de Suzanne Vega.

  2. says: Óscar S.

    Una organizadora de conciertos me lo explicó una vez, y lo repito aunque resulte obvio: el rock duro, y no digamos el heavy, atrae a mucha más gente, llena siempre y proporciona jartos caudales… Las historias del rock suelen pasar de puntillas por encima del metal, pero está claro que representa el peso pesado del rock, seguido por un miríada de incondicionales de por vida. Todo eso apesta a dinero a kilómetros, y los de Jácara no serían indiferentes…

  3. says: Alvaro

    He llegado a pensar que Rosendo es el diablo. Todo el mundo quiere a Rosendo. Yo le vi entre ptras en las fiestas del PCE en la facultad de medicina, ya con su hijo haciendo el reggae de telonero. Toda la vida viendo al Rosen, pues si, que quiten por favor a la borracha reconocida que era margaret tatcher y pongan monumento a Chapa Records

  4. says: El Topo

    Rockero de instituto a la greña, dios costumbrista de voz quebrada. Bendita aquella noche en el Jácara símbolo del pijismo de finales de los 80…con el Óscar….Buenas noches, Carabanchel

  5. says: identico

    horreeeenndo horreeeennndooo!! dificil corear con un insulto, y dificil que la diana de los gritos se lo tomara bien.
    cara dificil. dificil ser querido por todos, respetado por todos. dificil manera de tocar la guitarra, dificil ser cantante con esa voz…
    todo en rosendo es dificil menos sus rimas, berberechos.

    v´sssss

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