La portada del número 20 de la revista Archiletras, dedicada a la relación de Lenguaje y cerebro, venia ilustrada con una pieza que en principio atribuí al universo de las representaciones de Fritz Kahn. Ya saben el médico, ilustrador y pionero de la infografía, nacido en 1888 en Halle an der Saale, con una breve estancia en Nueva York –siguiendo al padre, médico y escritor judío–, para regresar, prontamente, a Alemania, en 1895, y establecerse en Berlín Charlottenburg en 1904. En 1907 comienza los estudios de medicina en Berlín y empieza a colaborar con la revista KOSMOS, adquiriendo notoriedad como notable divulgador científico. Ya en 1912, la Franckh’sche Verlagshandlung le encarga la redacción de un estudio de biología humana dirigido al público generalista. De 1922 a 1931 es la publicación de su estudio en cinco volúmenes Das leben des menschen –La vida de los hombres–. Lo demás sobre Kahn –fallecido en 1968 en el Ticino italiano y depositadas su cenizas en el Lago Mayor, pueden consultarse en el trabajo de editorial Taschen de 2017, Fritz Kahn. Pionero de la infografía, cuajado de información gráfica sobresaliente.
El caudal de imágenes desplegadas en sus trabajos me llevó a adjudicar –con algunas dudas iniciales– la citada portada al médico e ilustrador alemán. Mi sorpresa al consultar los créditos de la revista y observar que adjudicaban la pieza al ilustrador gráfico –habitual en diversos medios– Riki Blanco, me llevó a escribir al director de la revista, Arsenio Escolar, exponiendo la extrañeza del procedimiento de eludir la vinculación existente entre el universo de Kahn y el resultado de la portada. Días más tarde recibí la respuesta del Director de Arte de Archiletras, David Velasco, quien exponía sus argumentos a mis objeciones. Situando la nacionalidad de Kahn en Austria, cuando su pueblo natal se ubica en Sajonia-Anhalt, pura Alemania.
“Me presento: soy David Velasco, director de arte de Archiletras. Para empezar, encantado de saludarte y de agradecerte tu interés por nuestra revista. Te escribo en contestación a tu correo a Arsenio Escolar en Archiletras, en relación entre la ilustración de portada de nuestro último número y la obra de Fritz Kahn. Tienes razón en que, para quien conozca la obra del médico austriaco, esa relación salta a la vista, igual que lo hace la que existe entre la ilustración que abre el tema en el interior, en la página 36, y esas láminas del siglo XIX con las que la frenología situaba las patologías o rasgos del carácter en las diferentes regiones del cerebro. Las dos imágenes, la de portada y la de interior, utilizan un recurso muy habitual en el ámbito de la ilustración editorial: identificar referentes culturales presentes en nuestro acervo cultural y parafrasearlos visualmente –o remitir a ellos, como tú bien decías–, reelaborándolos en forma y fondo para que representen el tema del artículo del modo más eficaz y gráficamente expresivo.
En lo que discrepo es en que esa relación deba ser advertida de forma expresa. Aparte de ser una práctica inusual, creo que en la mayoría de los casos no haría más que subrayar una evidencia. Las láminas de Kahn quizá no son especialmente conocidas fuera de los ámbitos de la medicina y la infografía o ilustración, pero existen otros casos en los que esa atribución resultaría de una obviedad casi insultante para el lector. Pongamos por caso la ilustración de esta noticia de elDiario.es, casualmente también firmada por Riki Blanco: ¿debería el pie citar el cuadro original de Magritte? Personalmente, creo que no, sobre todo en el caso de un medio que se dirige a una audiencia de nivel cultural alto, como es Archiletras. Gracias de nuevo por tu atención, un saludo”
La particularidad del texto era la postdata que aclaraba el citado limbo de Fritz Kahn por parte de Riki Blanco.
“P.D.: Justo cuando estaba a punto de enviarte estas líneas he recibido un mensaje de Riki Blanco, a quien escribí el viernes a propósito de tu correo, en el que dice algo que anula, aunque creo que no invalida, los argumentos que he usado en este mismo correo: ‘el [recurso] de usar representación de maquinaria para contar funciones orgánicas, o el de mostrar el interior de las cosas desde una óptica fantasiosa y/o paradójica se lleva usando desde hace cientos de años. Y para representar el interior de lo que pasa en un cerebro es necesario tirar de ese recurso. Es probable que en mi subconsciente estuviera este tipo de láminas, pero, en cualquier caso, cuando concebí la imagen no pensé en absoluto en este autor, que -si te soy sincero- ni conocía…”.
La respuesta que remití a David Velasco, días más tarde, hacía ver que ese universo de usar recursos sin citar su procedencia era un pozo sin fondo. Y así, exponía: “Gracias por tu respuesta y tus matizaciones. Con las que en parte sigo discrepando, será el espíritu de los tiempos. Como en la propuesta repetida de Riki Blanco sobre Magritte y ‘Esto es una pipa’ que transforma en una cita manipulada: ya no es una pipa, como en el libro de Michel Foucault. Ahora es una alterada maza de mesa de casa de subastas, con lo cual la extrapolación es de otra naturaleza, que se erige en crítico de arte (verdadero podríamos decir). ‘Esto no es un crítico de arte’. Como los hechos se suceden imparables, te mando la revisión de la pieza de RB (página 36 de Archiletras, interpretando los bustos de la frenología) en el cartel que acaba de hacer Joaquín Reyes para el festival de cortos de Almagro. Y otra pieza de Kahn que se acerca (o es acercada) más a la portada del debate. Un saludo y gracias de nuevo”.
