Hoffmannn, nacido en Pirnitz, Moravia, en 1870, muere en Viena en 1956. Inicia sus estudios en el Instituto Superior de Artes y Oficios de Brno y realiza más tarde un año de aprendizaje en las Oficinas de construcción militar de Würzburg. Amplia su formación en la Akademie der Bildenden Künste bajo las enseñanzas de Otto Wagner y funda, junto con Olbrich, Czeschka, Koloman Moser, Leo Kainrald y otros, el Club de los Siete, confraternidad de amigos de las artes.
Obtiene del Prix de Rome en 1895, gracias a su proyecto Forum Orbis, lo que le permite permanecer dos años en Italia. En 1897 entra a formar parte del estudio de Wagner, donde colaboró con Olbrich en algunos proyectos para el ferrocarril Metropolitano. En 1898, Moser, Klimt, Moll y Hoffman fundaron la Seccesion, ocupándose Hoffman en un principio del montaje de las exposiciones organizadas por la asociación. En 1899 es profesor en la Kunstgewerbeschule de Viena, y en 1900 diseñó un interior en la Exposición Universal de París y funda la Wiener Werkstätte. Sus primeros encargos de arquitectura constituyeron una serie de casas en el HoheWarte a partir de 1902. El sanatorio de Purkersdorf (1904-1906), constituyó su primer trabajo arquitectónico importante con una simplificación extrema del despliegue arquitectónico y una anticipación del racionalismo. El Palais Stoclet (1905-1911), se estableció como cumbre del modernismo selecto, con trabajos interiores de Gustav Klimt y una gran riqueza exterior. En 1912 Hoffman participó en la fundación del Werkbund austríaco.
El Palacio Stoclet de Bruselas, más que una Palacio de la aristocracia, puede ser considerado como una Villa de la nueva burguesía, que trata de identificarse con las transformaciones de la Nueva Arquitectura, ofreciendo una síntesis de nuevas figuraciones con las viejas artesanías; componiendo una de las mansiones más suntuosas construidas en el siglo XX, al tiempo que muestra su carácter crepuscular y agónico, muy propio de buena parte de las realizaciones del fin de siglo donde se vislumbra tanto el final de un proceso como el nacimiento de otras realidades visuales. También entraría en conflicto con los nuevos conceptos de la habitabilidad que surgirían en los años siguientes: desde el Raumplan de Adolf Loos hasta ‘la machine à habiter’ de Le Corbusier.
El Palais Stoclet es por otra parte, un canto al trabajo artesanal y a los materiales preciosos y suntuarios usuales en el desempeño del artesanado. Lujos artesanos que se irían desvaneciendo con el advenimiento total del maquinismo de la sociedad industrial. El Palacio fue encargado por el millonario belga Adolph Stoclet al arquitecto vienés Josef Hoffman, como su residencia propia en Bruselas. Adolphe Stoclet, accionista de la Société Générale pour Favoriser L’industrie Nationale, estaba casado con Suzanne Stevens, hija del crítico y comerciante de arte Arthur Stevens. Esta unión reforzó un interés por el arte y la arquitectura. En uno de sus paseos vieneses, la pareja descubrió una villa en Hohe Warte, donde Hoffmann había construido una colonia de casas modernistas para artistas y partidarios de la Secession de Viena. Construido entre 1905 y 1911, es una obra de arte total como pocas otras realizaciones coetáneas, participando tanto de referencias a las casas de campo inglesas como a los palacios barrocos centroeuropeos. Todo ello sin menoscabo de la presencia de modernas instalaciones, como electricidad, ventilación y calefacción.
Josef Hoffmann fue alumno de Otto Wagner y al igual que Wagner, sus obras tienen una especial claridad geométrica, algo que los distancia con la arquitectura exuberante y naturalista de Art Nouveau bruselense de Victor Horta. En este proyecto la fachada revestida de mármol es similar a las fachadas vienesas de Wagner, y por su esquematismo anticipa el desarrollo de ciertos aspectos compositivos de la arquitectura moderna. Así ocurre con el diseño de interiores, los tratamientos murales, el diseño de muebles y complementos. Junto con Hoffmann participaron en el proceso famosos artistas como Gustav Klimt, Richard Luksch, Michael Powolny, Koloman Moser y Franz Metzner, y juntos crearon una residencia elegante, moderna y funcional al mismo tiempo.
El Palacio Stoclet jugó un papel importante en la representación de formas modernas de lujo. No sólo influyendo en el estilo del arquitecto francés Robert Mallet-Stevens, sobrino de Suzanne Stoclet y autor de la Villa de Noailles, sino que también se convirtió en un símbolo emblemático del posterior Art Deco y de la arquitectura de lujo modernista estadounidense entre los años 1920-1950. Situada en la avenida de Tervuren 275-281, de Woluwe-Saint-Pierre, cerca de Bruselas. El acceso se realiza a través de una pérgola de columnas cuadradas sin capiteles que son el principio del orden visual que acompaña a la mayor parte de la casa, con una serie de estructuras repetitivas en la sucesión de habitaciones que se alejan del eje principal y empujan los límites de la construcción. El rigor de su aspecto exterior se ve matizado con el juego de las ventanas que rompen las líneas de cornisa, con el invernadero de la azotea y, sobre todo, con las esculturas en bronce de 4 varones desnudos, montados en la pieza que se eleva sobre el hueco de escaleras, obra del escultor Franz Metzner.
Precisamente Hoffman y los fundadores de la Wiener Werkstätte y de la Secession (dentro de ellos el artista Gustav Klimt), pretendían revalorizar el trabajo manual y artesanal, que se estaba viendo arrinconado por la producción industrial de las máquinas. Además, la Secession postulaba un alejamiento de los valores estéticos historicistas de la Academia para proponer la exploración de lenguajes modernos. Estos mismos valores se vivían en Francia con el Art Nouveau y en Alemania con el Jugendstil. Pero es en Inglaterra donde Ashbee y Mackintosh superan las formas redondeadas y los motivos florales para acercarse desde la abstracción geométrica, hacia la purificación de los objetos.
Con esto en mente Hoffman se aleja de la Secession y junto con Koloman Moser, funda la Wiener Werkstätte, taller de producción artesanal con el que pretende la estetización de la vida. Hoffman estaba obsesionado con el concepto de Gesamtkunstwerk (obra de arte total), para él todo lo que nos rodea debería tener una armonía estilística. Cuando diseña el Palacio Stoclet no duda en materializar esta visión de Arte global. Todo ello con el beneplácito de Stoclet, quien le da total libertad artística sin límites de presupuesto. Hoffman y su equipo se lanzan a hacer realidad esta suntuosa utopía. El terreno disponible alcanza los 8.600 metros cuadrados, donde se crearon espléndidos jardines junto a los cuerpo edificados.
El interior es impactante, todo está recubierto con mármol noruego, la armonía geométrica anticipa las líneas venideras del Art Deco, como ya hemos apuntados. Todo fue diseñado por Hoffman y la Wiener Werkstätte, desde los muebles, a la iluminación, desde la cristalería hasta la cuchillería de plata y la vajilla. Incluso se cuenta que la Wiener Werkstätte creó su modeabteilung (salón de modas) tras la visita de un alumno y el comentario de que lo único que no encajaba con la armonía estilística del conjunto era la toilette de Madame Stoclet, vestida según las modas parisinas.
El comedor que es una de las salas más lujosas de la casa, posee un friso de mosaicos de seis metros de ancho encargado a Gustav Klimt, quien lo llamó El Árbol de la Vida. Sus piezas están fabricadas en oro y en piedras semi-preciosas. La figura de la Expectación a la izquierda, se une con una pareja abrazada que nos adelanta su famoso Der Kuss (El Beso) y a la izquierda aparece El Caballero. La larga mesa posee veinticuatro sillas tapizadas en piel de reno, la acompañan zócalos de madera de ébano y mármol negro, sobre los que descansan cuencos incrustados con malaquitas y candelabros de plata con perlas.
Lo más curiosos es que este interiorismo excesivo que sigue igual desde hace 100 años, sólo lo han visto unos cuantos elegidos a través de toda su historia. El señor Stoclet, junto a su esposa Suzanne vivieron ahí hasta su muerte en 1947, periodo en el que recibieron a grandes creadores vanguardistas de la época como Serguei Diaguilev, Jean Cocteau, Claude Debussy e Igor Stravinsky. Al día de hoy la casa aún pertenece a la familia Stoclet, pero estos herederos, hace más de seis años que luchan entre sí en los tribunales belgas sobre si venden los objetos que están dentro de la casa. La mansión fue nombrada el 2009 Patrimonio de la Humanidad por Unesco. El problema es que al vender las piezas elaborados por la Wiener Werkstätte especialmente para la casa, se rompería el concepto de Gesamtkunstwerk que tanto buscó Hoffman, perdiendo así gran parte del valor artístico de la misma. El edificio fue designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en junio de 2009.