Stuart Kauffman es un biólogo teórico que estudia los orígenes de la vida y de la organización molecular, pero vamos a hablar aquí de una idea suya, la idea de lo posible adyacente, que ha sido especialmente aprovechada por Steven Johnson en su libro Where good ideas come from. Probablemente no os va a parecer nada espectacular ni revolucionario, y efectivamente no lo es. Se trata casi más bien de sentido común, de algo conocido a nivel general, y que ya ha sido expresado de diferentes maneras. Pero, a veces, formular un concepto de otra manera nos puede ayudar a pensar mejor sobre las cosas o a entenderlas mejor. Vamos a definir el concepto y luego vamos a intentar aplicarlo a una serie de áreas y situaciones diferentes.
Kauffman plantea que las biosferas (en general, cualquier sistema vivo) se siguen expandiendo hacia lo posible adyacente y que al hacer eso aumentan la diversidad de lo que puede ocurrir luego. También, que las biosferas maximizan la tasa de exploración de lo posible adyacente porque si se expandieran demasiado rápido podrían destruir su propia organización interna y extinguirse. Por lo tanto se expanden tan rápido como pueden soportarlo. En palabras de Steven Johnson, lo posible adyacente es una especie de futuro en la sombra que ronda en los límites del estado actual de cosas, un mapa de todos los caminos en los que el presente puede reinventarse a sí mismo. Lo posible adyacente captura tanto los límites como el potencial creativo de cambio e innovación. Una característica extraña e interesante de lo posible adyacente es que sus límites crecen a medida que lo exploramos (característica que tiene mucho que ver con la forma en que avanza la ciencia y crece la ignorancia como veíamos en el post sobre la Ignorancia y la Ciencia). Cada nueva combinación abre la posibilidad de nuevas combinaciones. Podríamos pensar en lo posible adyacente como si fuera una casa que se expande con cada puerta que se abre. Empiezas en una habitación con cuatro puertas que dan a habitaciones que no has visitado todavía. Una vez que abres una de esas puertas y entras en una de las otras habitaciones, se vuelven a abrir nuevas puertas que llevan a nuevas habitaciones. Sigues abriendo puertas y al final construyes un palacio.
En el caso de la química prebiótica lo posible adyacente sería todas las reacciones moleculares que eran posibles en la sopa primordial. Por ejemplo, el formaldehído formaría parte de ese posible adyacente, porque se puede formar a partir de las moléculas básicas de la vida, pero un mosquito o un girasol, no. Los ácidos grasos se combinan también en membranas que forman un interior y un exterior, y lo hacen de forma espontánea. Pero una vez formadas esas burbujas con un interior y un exterior aparece un nuevo posible adyacente y podemos acumular cosas en ese interior (comida, organelas, código genético…). Steven Johnson pone el ejemplo de lo ocurrido con la misión Apolo 13 para ilustrar lo posible adyacente. En un determinado momento, por los fallos técnicos en la nave, los astronautas necesitan improvisar un filtro de dióxido de carbono para no asfixiarse. En la Tierra, el jefe del equipo de la NASA junta a todos los ingenieros y les dice: “tenemos que hacer un filtro que encaje en ese agujero, utilizando nada más que esto”. Las piezas que estaban sobre la mesa (un bidón, una manguera, una bolsa de basura, etc.) eran lo posible adyacente para el problema de los astronautas de construir un filtro (de manera similar a como el metano, el amoniaco, etc., eran los ladrillos disponibles en la sopa primordial).
Pero no sólo podemos aplicar la idea a la evolución biológica, también a la cultural: A lo largo de la historia vemos cómo unos inventos dan lugar a la posibilidad de crear nuevos inventos, de que un desarrollo cultural o científico abre la puerta a nuevas ideas o teorías científicas. La invención de las carabelas hizo que América se convirtiera en un posible adyacente para Europa. La imprenta y todo lo que vino después habría sido imposible sin los tipos móviles. Youtube en 2005 fue una brillante idea pero si se hubiera lanzado en 1995 cuando no se disponía de un ancho de banda suficiente en Internet, o de cámaras baratas de vídeo, pues habría sido un fracaso. Lo posible adyacente nos ayuda así a entender por qué fracasan algunas ideas o productos cuando son lanzados antes de tiempo. Se suele decir que hay que lanzar un producto seis meses antes de que el mercado esté maduro para él. Si lo lanzas dos años antes fracasará y si lo lanzas 6 meses después ya lo habrá comercializado otro. Con el concepto de lo posible adyacente entendemos por qué ocurre esto: por querer ir más lejos de lo posible adyacente actual, por querer abrir habitaciones lejanas sin haber abierto primero las más próximas (por querer crear girasoles cuando sólo estamos preparados para formaldehído).
Otra cuestión muy interesante científica y cultural que nos permite entender lo posible adyacente es el hecho demostrado de que muchos descubrimientos científicos y técnicos se realizan a la vez (de forma simultánea, o casi simultánea) por diferentes investigadores en diferentes lugares (sin ir más lejos, la idea de la selección natural fue descubierta casi a la vez por Darwin y Wallace). La lista de casos es enorme: las manchas solares se descubrieron por cuatro científicos diferentes en cuanto países distintos, las baterías eléctricas de forma separada con un año de diferencia, etc., etc.). Este fenómeno de lo “múltiple”, hasta ahora, se explicaba con expresiones como que esas ideas “estaban en el aire”, y expresiones similares. Con la idea de Kauffman podemos explicarlo de una manera muy simple: la innovación en cuestión se había convertido en parte de lo posible adyacente. Alguien, tarde o temprano, daría con ella, estaba en la habitación.
Johnson plantea que las ideas normalmente surgen de otras ideas, del intercambio, del choque, dice que las ideas son bricolaje y que no están aisladas, que son redes de ideas. Por eso no es partidario de poner muros o barreras entre unas ideas y otras, sino de que las ideas colisionen para que surjan nuevas ideas. En el mundo de la empresa y de la creatividad ha habido un interés por aplicar este concepto de lo posible adyacente. Las buenas ideas ocurren en redes y la suerte favorece a la mente conectada, como dice Johnson. Según él son muy raros los momentos eureka!, las ideas personales y aisladas, que surgen de la nada. Si te expones a ideas, incluso de rivales, a discusiones, vas a aumentar las posibilidades de que salte la chispa.
Volviendo al tema de la evolución, vemos que generalmente procede por medio de cambios graduales, cada uno de los cuales depende de los sucesos previos. Cada cambio abre una puerta a un nuevo posible adyacente, según el ejemplo del palacio de Johnson. El género Homo no habría evolucionado si el australopiteco no se hace menos arborícola y se pone de pie. La bipedestación nos coloca en una habitación donde ya tenemos las manos libres y las podemos usar para otras cosas, y eso a su vez…Como dice Kauffman, la evolución avanza expandiéndose por lo posible adyacente. Un problema que podemos ver también desde una perspectiva diferente aplicando este concepto de lo posible adyacente sería el problema de la emergencia.
En definitiva, una idea a la que tal vez te guste darle una vuelta y aplicarla a campos diferentes. Pero recordad: cuanto más nos relacionemos con lo que tenemos al lado más lejos vamos a llegar, más puertas se nos van a ir abriendo.