Si los virus son venenos, los libros son antídotos. Si los primeros nos contagian enfermedades, los segundos nos contagian consuelos. Venenos, contra veneros; vicios contra virtudes; vacíos contra plenitudes. Los virus cierran puertas, los libros abren ventanas. Abres un libro y salen hadas, ideas, amores, versos, emociones, calmas, distracciones, lentitudes, paisajes, sabidurías. Cuando abres un libro cierras la puerta a la toxicidad de los virus y sus cómplices. Contra virus, libros. Ese es un buen lema paraayer, hoy y mañana.
Hablemos de cómplices. El primer cómplice de los virus es la ignorancia, el segundo es el miedo. Hay muchos más, impericias, egoísmos, intolerancias, politiqueos, calamidades, sufrimientos, burocracias, pasividades, pretextos. Pero en lo concreto, en esta españa con minúscula, los virus han puesto de manifiesto que el sistema de gobierno es incapaz de afrontar adecuadamente el reto. Los politiqueos partidistas se suman a las discrepancias autonomistas y el resultado es un desconcierto peligroso. Si los parlamentarios se sentasen en sus escaños a leer un libro, puede que la cosa pública incluso mejorase. Tal es el grado de inutilidad al que hemos llegado, y ya sabemos que no hay peor maldad que la inutilidad.
Pero la gran dama de europa (con minúsculas) es más de lo mismo. Un conjunto de autonomías estatales desconcertadas y desconcentradas. Sin más centro que el egoísmo ni más norte que la burocracia. El desgobierno que se apoya en el maquiavelismo y la partitocracia de españa y europa es el mismo. Por esa vía no llegaremos a ningún futuro mejor. Cómo me desangran esas dos palabras, de las cuales solo salen injusticias y desigualdades. Eso no es gobierno, ni democracia, ni equidad, ni solidaridad. Cómo me gustaría eliminarlas de los libros.
Por eso, este fin de semana de los libros tenemos que elogiarlos y usarlos contra los virus. Dicen los datos que la pandemia ha hecho que leamos más lo cual puede haber atenuado la toxicidad de los virus y la infosaturación. Pero los libros también pueden ayudarnos a abordar mejor el futuro incierto. Los libros nos dan dos palabras claves para ello: aprender y sabiduría. Y además lo hacen con alegría, distracción, compañía y alivio. Luego vuelvo a esgrimir el lema: “Contra virus, libros”.