Bix Beiderbecke, un genio blanco de la música negra en los años 20

Bix Beiderbecke (Davenport (Iowa),1903 -Nueva York, 1931) acabó su vida como la terminan muchos grandes personajes del mundo del espectáculo: alcoholizado y solo. Como una estrella fugaz, este cornetista de jazz lo dio todo antes de los 28. Tocó con distintas orquestas, pero sus solos destacaron siempre sobre el resto de instrumentos. Músico precoz y genial, lograba dar siempre el “toque Bix” a cada pieza que interpretaba.

No sabía leer partituras, pero su capacidad para improvisar y tocar de oído era única. Con estas dotes lograba temas intensos y acelerados, como “My pretty girl” o “Sorry”, y otros más reposados, como “The Baltimore” o “I’m coming Virginia”. Pero siempre marcando el ritmo del corazón de quien le escucha. Su música logra poner el alma burbujeante, una habilidad que compartió con Louis Armstrong -del que se convirtió en “rival blanco”, pese a su diferencia de estilos-, un contemporáneo que sí supo alargar su estela muchas décadas más.

Escucharle supone abandonar todo lo que estés haciendo y trasladarte a otra época. Si cierras los ojos con los primeros compases de “Clarinet Marmalade”, puedes verte a ti mismo en un club de jazz, con un sombrero calado y un traje absolutamente impecable; o un collar de perlas enmarcando el cuello, un bonito vestido rematado con flecos y una larga boquilla que sostener con elegancia. Y todo ello mientras conversas, en el club de jazz, con su música de fondo.

En definitiva, un gran descubrimiento para una época de guitarras y música electrónica.

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