I
La paciencia de los planetas
Marte y Venus han sostenido
la ingravidez de su espera
girando
durante el tiempo necesario
-para que el tiempo mismo tuviera nombre-
persiguiendo estelas de nubes
dejando resbalar capas de hielo
sobre el borde que separa sus caras
luminosa y oscura
No deja de ser misteriosa la paciencia de los planetas
que, con lentitud, soportan
perturbación y cambio en la atmósfera que los viste,
encuentro de crepúsculos
en franjas deslavazadas, deshechas.
Aún hay cosas que
como hombres
no podemos siquiera nombrar.
II
El vacío a un paso
Un hombre se lanza desde la estratosfera
mientras mi corazón se pierde
en la búsqueda
de las lunas de Júpiter y los diamantes
que cercan con violenta transparencia campos
minados. Soy un animal peligroso
imprevisible como el salto del astronauta
hacia la oscuridad nocturna
Siempre vence el magnetismo del instante
Nunca la señal de la duda
el pensamiento que, sin pensárselo
desaparece en este vacío o en un paso
a treinta mil kilómetros de la Tierra.
III
La Luna es un punto
La Luna es un punto
como todas las cosas originarias
-lo que empieza-
encierra en sí la brújula
el círculo de direcciones
la posibilidad infinita que gira
sin una orientación
clara
blanca
La vida es una línea
dirigida hacia, que
busca y encuentra
No se detiene, sino que atraviesa
el círculo
porque teme enroscarse y dar vueltas
para siempre.
Muy buenos, Gustav Holst del verso…