Ulyssex

James Joyce y Sylvia Beach

Crees que te escapas y te encuentras contigo mismo. El camino más largo es el camino más corto a casa.

Nausicaa, Ulises, James Joyce.

 

 

Todavía hoy, bicheas en Internet páginas en castellano sobre el Ulises de Joyce y descubres la misma discordia que persigue a la obra desde su publicación, en 1922 (un año, por cierto, prodigioso para la literatura: Trilce, La tierra baldía, Babbitt…) Críticos o gente particular que, con todo derecho, describen en sus revistas o blogs el porqué aman u odian la criatura joyceana, conformando dos bandos bien delimitados -aunque raras veces enfrentados- de los que sólo se puede decir que tienen razón, cada uno a su manera y de modo contrapuesto. Para los que odian Ulises, no se les pueden negar que esa locura era innecesaria, que construir una novela llena de secretos que hay que investigar más que disfrutar es una megalomanía pedante y pretenciosa, que Joyce fue un señor que se escaqueo de la Gran Guerra exiliándose a la neutral Suiza y que después de componer su monstruo, defendella y no enmendalla, fabricó un monstruo aún mayor, epítome de la ilegibilidad erudita, Finnegans Wake. Es cierto que resulta cuanto poco inaceptable que para leer el relato de un día cualquiera de unos dublineses cualesquiera haya que realizar tan grande esfuerzo, robándole tiempo a otras lecturas más amenas o instructivas, y es el colmo que además Joyce pretenda que con ello se ha culminado la escritura en lengua inglesa, e incluso -como se adivina en su mismo título- ese friso consagrado que es la Literatura Occidental. Es una desmesura, un abuso, o lo que es peor, una suerte de capricho abismático, que no se puede tolerar, y que un buen lector debería descartar para siempre como hasta un buceador avezado descartaría sumergirse hasta el fondo del Foso de las Marianas, y olvidándose del cual todavía subsisten grandes paisajes literarios al alcance del más devoto lector que son merecidamente conocidos por todos. El gran Proust, por ejemplo, es enormemente más cálido y hospitalario que Joyce, pese a que sus temas, sin embargo, son prácticamente opuestos: Proust analiza los recovecos psicológicos, sociológicos y sentimentales de la muy sofisticada clase alta francesa de su tiempo, mientras que Joyce tan sólo consagra su polivalente pluma a los desvelos cotidianos y conyugales de un patán judío-irlandés y las personas comunes que le rodean. Para ese viaje, piensan sus detractores, por mucho que ese viaje busque emular y revisar en clave contemporánea la homérica Odisea -¡osadía máxima!-, no hacían falta tan prolijas y sobredimensionadas alforjas…

 

James Joyce

Por otra parte, los que aman el Ulises tienen también sus buenos motivos. Precisamente porque Leopold Bloom es un hombre sin interés, es un personaje eternamente interesante. Él somos nosotros, y de ahí que nosotros mismos, en nuestras diarias miserias, tal vez daríamos también para mil páginas de variada estilística y hondura anímica y humana como probablemente no merezca el refinado Barón de Charlus del divino Marcel. Joyce mismo es un sujeto no poco sugestivo: renegado del catolicismo, obseso del sexo cuanto más sucio mejor, excesivo con el vino blanco, escritor casi ciego como John Milton, padre de familia preocupado pero distante, políglota en persona y por escrito, nómada paneuropeo y dependiente de sus mecenas, empollón repelente de lo grande y lo ridículo… Es verdad que Ulises es un libro que hay que descifrar más que leer, pero fue el mismo Joyce quien aseveró, en un arrebato de autocomplacencia, que a quien no le gusta el Ulises es que no gusta de la vida. Aceptando que el Ulises sea la vida, milenios después de las gestas del astuto rey de Ítaca, fecundo en ardides, hay que reprocharle a Joyce que sea la vida envuelta y escondida bajo tantas capas. Pero sería una equivocación creer que no son más que capas cultas, fruto del estudio, pues, como el mismo Joyce hizo notar en una ocasión…

 

La experiencia es el descenso a los infiernos, y Ulises es justamente ese descenso, pues uno no puede ser un adolescente para siempre. Ulises es el hombre con experiencia. De ese matrimonio, del matrimonio forzado del espíritu y la materia, surge el humor: Ulises es, en efecto, una obra humorística. Cuando se haya disipado toda esa confusión que han sembrado los críticos, la gente comprenderá la verdadera naturaleza de la novela.

(Conversations with James Joyce, The Lilliput Press, 1999, p.102).

 

Nora Barnacle

Ese humor se expresa sobre todo como sexo, sexo explícito aunque en su forma más burda, más fisiológica y más guarra. Nunca se aborda directamente un coito en Ulises, pero los personajes viven con ello, viven en la expectativa de satisfacer sus apetitos más elementales como algo en lo que habitamos todos y que recordamos sin rebozo como una parte importante y jugosa de nuestras anónimas vidas, y de cuyos aspectos más básicos y vulgares nadie se libra ni honestamente querría librarse del todo. Ya se sabe que cuando Ezra Pound consiguió publicar algunos capítulos del Ulises en la revista The Little Review en el año 1921, la publicación recibió una multa y fue obligada a acabar con tan horripilante obscenidad. Antes, los capítulos 8, 9 y 12 habían sido confiscados y quemados, como en los peores tiempos de la Lista Inquisitorial de los Libros Prohibidos (o de los Autos de Fe nazis posteriores). La heroica Sylvia Beach impulsó la novela en París, pero la tirada fue realmente muy pequeña y Joyce ya había cumplido en su espera los 40 años. Más tarde, el juez Woolsley la admitió para su edición en EEUU, pero en Gran Bretaña no salió a la luz hasta 1936. Estos primeros admiradores, así como estos primeros escandalizados, tenían, también, cada uno a su modo, su cuota humanamente comprensible de razón. Ulises afloraba desvergonzada e insistentemente, para unos, lo más bajo e inmundo del ser humano, y para otros, lo más real y velado del mismo. Ya en el capítulo 4 -Calypso-, según acaba de aparecer “Poldy” Bloom en una operación tan sencilla como elegir unas salchichas, Joyce le hace pensar, como quien no quiere la cosa, que “a ellas les gustan de buen tamaño”. Allí mismo comienza la escalada de grosería, o de veracidad (eso si es que antes Stephen Dedalus no se ha masturbado en la playa, como apuntan algunos exégetas), según se mire, de la novela, escalada que alcanza su cenit en las evocaciones del pasado amoroso de Molly Bloom del capítulo final de la novela -Penélope-, pasando por el bellísimo éxtasis vouyerista y onanístico de Leopold a las ocho de la noche de nuevo en la playa y observando a una chica corriente y encima coja que se tiene a sí misma por la princesa romántica del pueblo -Nausicaa-.

 

 

Todo eso y mucho más que se halla salpicando la escritura del Ulises es sexo, desde luego, pero no es en absoluto pornografía, como lo entendieron las mentes sensibles y puritanas de su época. La pornografía es exhibición del sexo como si se tratase de un acto demoniaco, perverso, demasiado intenso y desafiante de las convenciones sociales como para ser soportado, una suerte de espectacularización hinchada del sexo como si aquel que se entrega a la lujuria negase con ello el mundo. En Ulises -o Ulyssex, podríamos decir-, sin embargo, es al revés. El sexo no se exhibe, se tiene inscrito en el cuerpo como se tiene inscrita sin ocultaciones hipócritas la necesidad de nutrición o de abrigo, y no hay nada de satánico o de especial en ello. El sexo no niega el mundo, lo afirma, y por eso Ulises termina con un “Sí” de Molly que Joyce explicó una vez que significaba también su vagina (y yo, extremando la interpretación, quiero ver también y la simple y llana reproducción[1]: olvidamos muy a menudo en estos días nuestros de justas reivindicaciones de sexualidades alternativas que el sexo es también básica y simplemente genésico. Sexo como algo ordinario, inmanente, algo tan obvio como atarse los zapatos, y como también decía Joyce, el escritor no debería escribir nunca sobre lo extraordinario. Eso es tarea del periodista. (Ellmann, James Joyce, p.457). Lo bueno es que ahora ya podemos leer todo eso sin sonrojo ni sensación de inmoralidad: en este sentido, Ulises es un libro más actual que en 1922, excepto que nadie a lo largo de la novela -y gracias a Dios…- mira su teléfono móvil o mete post en Facebook, puesto que todos se guardan sus pensamientos para sí y acaso para el insaciable y desconcertado lector. Cesare Pavese decía que el mito del Odiseo antiguo no es el punto de partida de Joyce, sino su punto de llegada. Igualmente, podríamos decir hoy que adentrarse en el Ulises de Joyce merece la pena porque hace hogar, hogar cultural y literario, sí, pero también hogar vital y consuetudianario, como en un retorno a casa tras siglos de abstracción metafísica, teológica o antropológica. Representa, en cierto modo, el programa realizado de Stephen Dedalus en Retrato del artista Adolescente, pero desacralizado, hecho carne, horas, ventosidades y jodienda, cuando decía aquello tan solemne de que “(el artista es) el sacerdote de la imaginación imperecedera, capaz de trasmutar el pan cotidiano de la experiencia en materia radiante que vive eternamente.”

 

(Páginas finales del Ulysses. El monólogo interno de Molly Bloom)

 

“(…) no hay educación ni modales ni nada de nada en su naturaleza dándome un cachete por atrás de esa manera en el culo porque no lo llamé Hugh el ignaro que no distingue la poesía de una berza eso es lo que consigues por no ponerlos en su sitio quitándose los zapatos y los pantalones ahí mismo en la silla delante de mí con toda la caradura sin ni siquiera pedir permiso campándole eso de una manera tan vulgar en esa medio camisa que llevan para que se les admire como a un cura o a un carnicero o esos viejos hipócritas en los tiempos de julio César desde luego que tiene bastante razón en su forma de tomarse el tiempo a chufla ten por seguro que lo mismo daría estar en la cama con qué con un león Dios estoy segura de que un León tendría algo mejor que decir O bueno supongo que es porque estaban tan rellenitas y apetitosas con mis enaguas cortas que no se podía aguantar a mí misma a veces me excitan no está mal para los hombres todo el montón de placer que sacan del cuerpo de una mujer somos tan redondas y blancas para ellos siempre ojala fuera yo uno de ellos para variar por el gusto de intentarlo con eso que ellos tienen empinándose encima de una tan dura y a la vez tan suave cuando la tocas tío John la tiene larga oí que decían aquellos niños de la esquina cuando pasaba por la esquina de Marrowbone lane tía Mary tiene una pelambrera porque estaba oscuro y sabían que pasaba una chica no consiguieron que me sonrojara por qué iba a hacerlo es algo bien natural y él mete su cosa larga en la pelambrera de Mary etcétera y resulta ser que lo que mete es el mango en el escobón los hombres de nuevo no cabía esperar otra cosa pueden picotear y elegir lo que les venga en gana una mujer casada o una viuda fresca o una chica según sus gustos como aquellas casas por detrás de Insh street no pero si es que hemos de estar siempre encadenadas a mí sí que no me van a encadenar no hay cuidado una vez que me pongo te lo digo por los celos de sus estúpidos maridos por qué no podemos seguir siendo amigos cuando eso ocurre en lugar de reñir su marido descubrió lo que hacían juntos pues muy bien y si lo descubrió acaso puede reparar el daño si lleva la cornamenta de todas formas haga lo que haga y luego va él y se pasa al otro extremo loco por la mujer en Bellos tiranos desde luego que al hombre ni siquiera se le ocurre pensar 2 veces en el marido ni en la esposa tampoco es la mujer lo que quiere y la logra para qué otra cosa si no nos han dado todos esos deseos me gustaría a mí saber no lo puedo evitar si soy joven todavía digo yo es una maravilla que no estoy hecha una vieja arrugada antes de tiempo viviendo con él tan frío que nunca me abraza menos alguna vez cuando está dormido por los pies sin saber supongo a quién tiene cualquier hombre que bese el culo de una mujer es para darlo por perdido después de eso besaría cualquier cosa anormal donde no tenemos ni 1 átomo de señal distintiva en nosotras todas lo mismo 2 pedazos de grasa antes de que yo le hiciera eso a un hombre puufff los muy brutos asquerosos con sólo pensarlo tengo bastante beso sus pies señorita tiene algo de sentido no besó él nuestra puerta de entrada sí lo hizo vaya loco nadie entiende sus ideas disparatadas menos yo de todos modos está claro que una mujer quiere ser abrazada 20 veces al día casi para parecer joven no importa por quién siempre que se esté enamorada o amada por alguien si el hombre que quieres no lo tienes delante algunas veces por Dios bendito estaba pensando me iría yo a los muelles en una noche oscura donde nadie me conociera a cogerme a un marinero recién llegado de los mares que estuviera rabiando por hacerlo y no le importara un bledo de quién fuera yo sólo despacharse en un portal en algún sitio o uno de esos gitanos de aspecto salvaje de Rathfarrrnham que habían acampado cerca de la lavandería Bloomfield para intentar quitarnos nuestras cosas si podían yo sólo mandé las mías allí alguna que otra vez por el nombre lavandería modelo y me devolvían una y otra vez algunas medias viejas desparejadas aquel tipo con pinta de sinvergüenza de ojos atractivos pelando una varilla me ataca en la oscuridad y me echa un polvo contra la pared sin decir una palabra o un asesino cualquiera lo que ellos mismos hacen los caballeros elegantes con sus sombreros de copa aquel procurador de la corona que vive por aquí cerca saliendo de Hardwicke lane la noche que nos convidó a pescado para cenar por haber ganado en las apuestas de boxeo claro que nos convidó por mí le reconocí por las polainas y los andares y cuando me di la vuelta un minuto después

 

 

justo para ver había una mujer detrás saliendo de allí también alguna sucia prostituta luego vuelve a casa a su mujer después de eso sólo que supongo que la mitad de esos marineros están podridos por otra parte de enfermedades O echa para allá ese corpachón fuera de ahí por el amor de Dios escúchale los vientos que llevan mis suspiros hasta ti bueno bueno que siga durmiendo y suspirando el insigne sabio Don Poldo de la Flora si supiera cómo salió en las cartas esta mañana tendría algo por lo que suspirar un hombre moreno con cierta perplejidad entre 2 7s también en la cárcel porque sólo Dios sabe lo que hace que yo no lo sé y voy a tener que andar trasteando abajo en la cocina para tenerle preparado a su señoría el desayuno mientras que él está enroscado como una momia acaso lo voy a hacer tú me has visto alguna vez corriendo ya me gustaría a mí verme de esa manera les haces caso y te tratan como basura no me importa lo que nadie diga sería mucho mejor que el mundo estuviera gobemado por las mujeres que hay en él no se vería a las mujeres matándose unas a otras ni aniquilándose cuándo se ha visto alguna vez a las mujeres dando tumbos borrachas como ellos hacen o jugándose hasta el último céntimo y perderlo en los caballos sí porque una mujer haga lo que haga sabe dónde parar seguro que no estarían en el mundo si no fuera por nosotras no saben lo que es ser mujer y madre cómo podrían dónde estarían todos ellos si no hubieran tenido una madre que los cuidara cosa que yo nunca tuve por eso es por lo que supongo que anda como loco ahora saliendo por las noches abandonando sus libros y sus estudios y no viviendo en casa porque es la típica casa de tócame roque bueno supongo que es una pena lamentable que los que tienen un buen hijo como ése no estén satisfechos y yo ninguno no fue él capaz de hacerme uno no fue por culpa mía nos arrimamos cuando yo estaba mirando aquellos dos perros encima y por atrás en plena calle ya ves aquello me descorazonó completamente supongo que no debí enterrarlo con aquella chaquetita de lana que yo le hice de punto llorando como estaba sino habérsela dado a algún niño pobre pero sabía bien que nunca tendría otro era nuestra la muerte además ya no fuimos los mismos desde entonces O no me voy a poner triste ahora por eso me pregunto por qué no se quedó a pasar la noche pensé todo el tiempo que era algún extraño que había traído en lugar de andar vagando por la ciudad tropezándose con quién sabe Dios trasnochadores y rateros a su pobre madre no le habría gustado eso si estuviera viva malográndose de por vida quizás de todos modos es una hora bonita tan silencioso me gustaba volver a casa después del baile el aire de la noche ellos tienen amigos con los que hablar nosotras no tenemos a nadie o bien él busca lo que no va a encontrar o se trata de alguna otra mujer dispuesta a clavarle a una el cuchillo por la espalda no soporto eso en las mujeres no me sorprende que ellos nos traten como nos tratan buen atajo de pécoras estamos hechas supongo que es por todas las preocupaciones que tenemos lo que nos ha hecho tan víboras yo no soy así él podía muy bien haber dormido ahí en el sofá en la otra habitación supongo que estaría tan vergonzoso como un niño siendo como es tan joven apenas 20 de mí en la habitación de al lado me habría oído en el orinal pues muy bien y qué más da Dedalus me imagino es como aquellos nombres en Gibraltar Delapaz Delagracia tenían unos nombres la mar de raros allí el padre Vilaplana de Santa María que me dio el rosario Rosales y OReilly en la Calle las Siete Revueltas y Pisimbo y Mrs Depís en Govemor street 0 vaya nombrecito me tiro de cabeza al río si tuviera un nombre como ella O vamos y todas aquellas callejuelas cuesta Paradise y cuesta Bedlam y cuesta Rodgers o y cuesta Crutchetts y las escalinatas de la quebrada del diablo bueno no es culpa mía si tengo cabeza de chorlito sé que la tengo un poco juro por Dios que no me siento ni un solo día más vieja que entonces me pregunto si podría soltarme a hablar ahora en español cómo está usted muy bien gracias y usted ves no lo he olvidado todo pensé que sí si no fuera por la gramática sustantivo es el nombre de una persona lugar o cosa es una pena que no intentara nunca leer aquella novela que la intratable de Mrs Rubio me dejó por Valera con las interrogaciones de abajo a arriba y de arriba a abajo siempre supe que al final nos iríamos le puedo hablar en español y él a mí en italiano así verá que no soy tan ignorante qué pena que no se quedara estoy segura de que el pobre hombre estaba muerto de cansancio y necesitaba como nada echarse un buen sueño le podía haber llevado el desayuno a la cama con su tostadita siempre que no usara el cuchillo que trae mala suerte o si la mujer de los berros hubiera pasado y con algo apetitoso hay unas cuantas olivas en la cocina que le hubieran gustado yo no pude verlas nunca ni en pintura en el ultramarinos Abrine podría hacer de criada la habitación no está mal desde que cambié las cosas ves algo me decía todo el tiempo que tendría que presentarme yo misma no conociéndome de nada tendría grada digo yo soy su mujer o haciendo como que estábamos en España y él medio despierto sin idea de dónde está dos huevos estrellados señor Dios mío qué cosas más disparatadas se me vienen a la cabeza algunas veces sería divertido suponiendo que se quedara con nosotros por qué no está la habitación de arriba vacía y la cama de Milly en el cuarto trastero podría escribir y estudiar en la mesa de allí para todo lo que allí quiera garabatear y si quiere leer en la cama por la mañana como yo lo mismo que hace él el desayuno para 1 lo puede hacer para 2 lo tengo claro que no voy a coger huéspedes de la calle para él si él coge una pocilga de casa como ésta me encantaría tener una larga conversación con una persona inteligente y bien educada tendría que hacerme de un bonito par de zapatillas rojas como aquellas que los turcos con el fez solían vender o amarillas y una bonita bata semitransparente que tanto necesito o una bata corta de color flor de melocotón como la que había hace tiempo en Walpole por sólo 8 con 6 o 18 con 6 le daré sólo otra oportunidad me levantaré temprano estoy harta de la vieja cama de Cohen en cualquier caso podría pasarme por el mercado a ver todas esas verduras y berzas y tomates y zanahorias y todas esas clases de frutas espléndidas que llegan relucientes y frescas quién sabe quién será el hombre que me encuentre salen a la caza de eso por la mañana Mamy Dillon solía decir que es así y por la noche también por eso su ir a misa me encantaría una pera grande jugosa ahora que se te derrita en la boca como cuando estaba con los antojos luego le arrojaría sus huevos y su té en la taza con bigotera que le dio ella para agrandarle la boca supongo que le gustaría la rica leche cremada mía también sé lo que voy a hacer saldré por ahí algo alegre no demasiado cantando de vez en cuando mi fa pieta Masetto luego comenzaré a vestirme para salir presto non son piu forte me pondré mi mejor camisa y bragas que pueda darle bienal ojo para que se le empine la churra le haré saber si eso es lo que quiere que a su mujer la follan sí y muy bien que la follan además hasta el moño si me apuran y no por él 5 o 6 veces sin parar ahí está la señal su leche en la sábana limpia no me voy a molestar ni siquiera en disimularla con la plancha a ver si se da por satisfecho si no me crees tócame la tripa a no ser que haga que se la empine y me la meta tengo la intención de contárselo todito y obligarle a que se lo haga delante de mí lo tiene bien merecido toda la culpa es suya si soy una adúltera como decía aquel individuo en el gallinero O algo parecido si ése es todo el daño que hicimos en este valle de lágrimas bien sabe Dios que no es mucho acaso no lo hace todo el mundo sólo que lo ocultan supongo que una mujer se supone que está para eso o Él no nos habría hecho como nos hizo tan atractivas para los hombres así que si él quiere besarme el culo me abro las bragas de par en par y se lo estampo en la cara a lo ancho y a lo largo puede meterme la lengua 7 millas por el agujero y cuando lo tenga en mis partes morenas le diré que necesito 1 libra o quizás 30 chelines le diré que necesito comprar ropa interior así que si me lo da no será tan malo tampoco se trata de dejarlo tieso como hacen otras mujeres más de una vez podría haberme extendido un cheque a mi nombre y poner su nombre por un par de libras alguna vez olvidó encerrarlo con llave además no se lo va a gastar le dejaré que se me corra detrás siempre que no me ponga perdidas mis bragas buenas O supongo que no tiene arreglo haré como que no me entero 1 o 2 preguntas sabré por las respuestas cuándo está en ganas no se puede guardar nada me lo conozco muy bien me apretaré el culo bien y soltaré unas cuantas palabras groseras culodorantes o lame la mierda o la primera locura que se me pase por la cabeza luego le daré la idea sobre sí O espera ahora hijito me toca a mí estaré bien alegre y amable en eso O pero se me olvidaba esta lata de sangre puufff una no sabe si llorar o reír estamos hechas tal batiburrillo no tendré que ponerme mis cosas viejas tanto mejor será más picante nunca sabrá si lo hizo o no ahí tienes te basta con cualquier cosa vieja luego me lo refregaré como una caca su omisión luego saldré y lo tendré mirando el techo dónde se habrá ido hacer que me desee es el único medio pasadas las y cuarto vaya hora intempestiva supongo que ahora se acaban de levantar en China peinándose las coletas para todo el día pronto tendremos a las monjas tocando el ángelus ellas no tienen a nadie que venga a interrumpirles el sueño menos algún que otro cura para los oficios nocturnos o el despertador de al lado con el canto del gallo echándose fuera los sesos a golpes vamos a ver si puedo echar una cabezada 12 3 4 5 qué clase de flores son esas que inventaron como las estrellas el papel de empapelar en Lombard street era mucho más bonito el delantal que él me dio era como algo así sólo que yo sólo me lo puse dos veces mejor que baje la lámpara e intente otra vez para poder levantarme temprano iré a la frutería Lambe ahí junto a Findlater y mandaré que me envíen algunas flores para poner por la casa por si lo trae a casa mañana hoy quiero decir no no los viernes son día de mala suerte lo primero que quiero hacer es arreglar la casa de alguna manera el polvo se acumula por todos lados creo mientras estoy dormida luego podemos tener algo de música y cigarrillos puedo acompañarle primero tengo que limpiar las teclas del piano con leche qué me puedo poner me pondré una rosa blanca o esos pasteles encantadores de Lipton me gusta el olor de una gran tienda llena de cosas ricas a 7 y 1/2 la libra o los otros con cerezas dentro y el azúcar rosado 11 peniques un par de libras de eso una planta bonita para el centro de la mesa ésa la sacaría más barata en espera dónde está eso las vi no hace mucho me encantan las flores me encantaría tener toda la casa inundada de rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y violetas es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se quiten la roña de encima primero luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque tienen miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien quién existió en el universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí tienes también podrían muy bien intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que estábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de paño gris y su canotié el día que hice que se me declarara sí primero le di de mi boca el trocito de torta de alcaravea y era un año bisiesto como ahora sí hace 16 años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo que yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer y yo sabía que siempre le podía buscar las vueltas y le di todo el placer que pude invitándole hasta que me pidió que dijera sí y yo no quería contestar al principio sólo miré a lo lejos el mar y al cielo pensaba en tantas cosas que él no sabía en Mulvey y Mr Stanhope y en Hester y en padre y en el viejo capitán Groves y en los marineros jugando a antón pirulero y a las prendas y a mear alto como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela delante de la casa del gobernador con aquella cosa alrededor del casco blanco pobre diablo achicharrado y las muchachas españolas riendo con sus mantillas y sus peinetas y la subasta por la mañana los griegos y los judíos y los árabes y quién sabe Dios quién más de todos los rincones de Europa y Duke street y el mercado de aves todas cloqueando delante de Larby Sharon y los pobres burros sueltos medio dormidos y aquellos hombres imprecisos en sus capas dormidos a la sombra en los escalones y las grandes ruedas de las carretas de bueyes el viejo castillo con miles de años sí y aquellos guapos moros todos de blanco y con turbantes como reyes invitándote a que te sentaras en sus pequeñas tiendas y Ronda con las viejas ventanas de las posadas 2 ojos que miran una celosía oculta para que el amante bese la reja y los ventorrillos medio abiertos por la noche y las castañuelas y la noche que perdimos el barco en Algeciras y el sereno de un sitio para otro sereno con su farol y O aquel abismal torrente O y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las puestas de sol gloriosas y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas aquellas callejuelas extrañas y las casas de rosa y de azul y de amarillo y las rosaledas y los jazmines y los geranios y las chumberas y el Gibraltar de mi niñez cuando yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como hacían las muchachas andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besaba junto a la muralla mora y yo pensaba bien lo mismo da él que otro y entonces le pedí con la mirada que me lo pidiera otra vez sí y entonces me preguntó si quería sí decir sí mi flor de la montaña y al principio le estreché entre mis brazos sí y le apreté contra mí para que sintiera mis pechos todo perfume sí y su corazón parecía desbocado y sí dije sí quiero Sí.”

 


 

[1] Borges, asociado a su cómplice Bioy Casares, solía hablar del espejo y de la reproducción como aquellas cosas sobre la Tierra que tienen la “abominable” virtud de multiplicar los seres existentes. Este punto de vista, propio de solteros empedernidos, no es el de Ulises, que, como hemos visto, representa la crónica del hombre (y la mujer) experimentados, y, por tanto, ya no ilusionados pero tampoco necesariamente pesimistas. En eso Borges está más del lado de Schopenhauer o Kafka -otros solteros adrede- que de Joyce, lo cual le hubiese llevado más a un “No” que a un “Sí”…

 

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