El secreto del Idealismo Alemán en el 250 aniversario del nacimiento de Hegel y Hölderlin…

Hegel, Scheling, Hölderlin

El secreto del Idealismo Alemán, dijo en una ocasión el único maestro vivo que he reconocido como tal, por lo menos en Filosofía, es que la Libertad es el fundamento de la Lógica. Parece que nadie sabe esto tan sencillo de formular, pero tan rico en consecuencias, en los circuitos filosóficos hispánicos, así que lo trato de explicar hasta donde llego, que será poco. La única manera de dar cuenta de por qué el ser humano no parece estar sometido a la causalidad natural, como lo están, según el mecanicismo moderno, todos los demás entes1, es postulando que el hombre se ha colocado a sí mismo como Sujeto, situando en ese mismo acto ontológico a la naturaleza como Objeto suyo. Esto no sucede, claro, en el interior del individuo particular, aunque algún Stirner o algún Nietzsche hayan coqueteado con esa idea tan peligrosa -muy peligrosa porque entonces tú, lector, serías Objeto mío como yo lo soy tuyo, de modo que la guerra por determinar cuál de los dos es el verdadero Sujeto estaría servida… El individuo particular es demasiada poca cosa para semejante proeza ontológica -este lenguaje épico mío no es en absoluto ajeno a Fichte, por ejemplo-, somos demasiado cuerpo menesteroso y mortal, demasiada conciencia pobre y deficiente, meros “yo(es) empíricos”, por decirlo en términos de Kant. Únicamente el Yo Trascendental puede haber ejecutado la operación antropogónica (me inventó un tanto el término, quiero decir en virtud de la cual lo humano del hombre se funda y se origina del propio hombre), ese agarrarse a sí mismo de la coleta y sacarse del charco, como hiciera por aquel entonces un literario Barón de Münchaussen2. Como es un acto originario, no responde a una causa anterior. Sería absurdo decir que la Voluntad Pura Práctica de Kant o el “Yo es yo” de Fichte se deben, por ejemplo, a que el hombre fue el único animal que consiguió tener las extremidades superiores libres, o que descubrió cómo encender fuego, o cuyo cerebro se desarrolló en mayor tamaño respecto de su cuerpo. Mucho mayor es el cerebro de un elefante, y permanece enteramente inmerso en el flujo natural. No: el Yo se ha autopuesto, y esa autoposición consiste -no consistió, es presente- en arrojar fuera de sí la naturaleza para poder conocerla, de modo que tanto Kant, como Fichte, como Schelling y Hegel coinciden en que el nombre de ese acto, o actividad, o el “faktum de una actividad”, o tathandlung (“echacto” lo traduce Ernesto Castro, cacofónicamente en mi opinión, pero tratando noblemente de fundir “hecho” y “acto”), es Libertad.

Universidad de Tübingen

Tal vez no me exprese bien, ni para los nuevos ni para los veteranos en Filosofía, pero el índice de que uno lo ha comprendido es cuando se da cuenta de que es una visión grandiosa, acojonante. El ser humano, entendido en tanto función de conocimiento, y no en tanto “tú”, “yo” y “él” (lo mismo valdría un alienígena con tentáculos si es un pulpo pensante), se ha arrancado por su propio pie del barro y en la otra cara de ese impulso ha troquelado la naturaleza en las coordenadas estrictas de su Razón. ¿Por qué? Pues por Libertad. No hay nada más ateo que decir esto, cualquier otro ateísmo es de risa, y, de hecho, todos los mencionados, desde Kant3 hasta Hegel, fueron acusados -señaladamente Fichte- de ateísmo. ¿Qué puede haber más ateo que el Sujeto desempeñando el papel de Dios, de un Dios finito todavía en Kant, pero infinito a partir de Fichte? Kant aun podía permitirse en último extremo una postura fideísta, es decir, que podía defender la fe por motivos más personales que racionales, aunque reservándola un rincón diminuto en el trazado sistemático del criticismo. Pero ya para Fichte Dios no es más que un símbolo, el símbolo del orden comunitario mundial inteligible, es decir, de la confianza en la República Universal de los Sabios de Kant. No fue Nietzsche quien escribió por primera vez que “Dios ha muerto”, sino Hegel, el filósofo de Viernes Santo especulativo, lo que ocurre es que Nietzsche le sacó mucho más partido. Y la vida del pobre Hölderlin, esa especie de Merlín de la poesía, como le califica Zweig, no fue otra cosa sino una elegía cantada al apartamiento de los dioses griegos4, una despedida de Grecia y también de Spinoza, lo que traducido en el lenguaje de la época significa la nostalgia romántica hacia el sentimiento de la Naturaleza como una Unidad Substancial Divina de la que formamos parte todos, sin mediación alguna, sin intervención de las categorizaciones propias del pensamiento, precisamente eso que el Idealismo Absoluto hegeliano venía a abolir terminantemente y para siempre5

Eugène Delacroix. “La libertad guiando al pueblo”

¿Qué es, entonces, el mundo? Pues no otra cosa que el No-Yo, o sea, el territorio del que nos hemos arrancado para poder convertirlo en el escenario de nuestra acción moral -o inmoral, puramente estética y divina en la opinión posterior de Nietzsche, que es el que, a través de Schopenhauer, radicaliza y oscurece el Idealismo. El mundo es el conjunto de los obstáculos (stoss: Fichte) que nos ponemos para aplicar nuestro esfuerzo como individuos y como especie, para hacer posible la aventura ilimitada de la Libertad del ser racional. Hay rocas para que la marea rompa contra ellas en la forma de olas, metaforizó Hölderlin en su juventud de alumno de Fichte. O, en un ejemplo mucho más nazi, de cosecha posterior.. ¿para qué sirven las montañas, sino para escalarlas? ¿O es resto de los pueblos del mundo, sino para conquistarlos? Ahora, esto no tiene nada de nada, pero nada que ver con el “idealismo” entendido a la manera epistemológica o gnoseológica de Ernst Mach o de Gustavo Bueno, por ejemplo, que lo tomó así de Don José Ortega y Gasset6. “Idealismo” significa justamente lo contrario de la visión infantil según la cual el cosmos entero no es más que un “dato inmediato de la conciencia”, por decirlo con Bergson. Es todo lo contrario, porque “idealismo” no es ingresar el mundo en la conciencia, en el Yo, sino ingresar el Yo en el mundo, encajarlo de un martillazo teórico/práctico que torne el mero ser del exterior en un deber-ser racional. La Libertad se autopone, ningún factor biológico o circunstancial previo la ha generado, como les gusta pensar a los humilladores del orgullo humano -a los dogmáticos o materialistas, en el sentido de Fichte-, y cuando lo hace pone también el mundo bajo las condiciones de la Lógica Trascendental, o sea, válida universalmente por cuanto que describe el cómo, la manera específica en que tiene lugar ese acto de correlación, o, mejor dicho, en el que se inaugura la correlación sujeto/objeto7 -y, por cierto, el “materialista” Marx está totalmente en este bando8, y no en el de un reduccionista actual, cuya “materia” es algo totalmente pulverizado ya en desquiciados quarks, mesones, gluones y tal…

Schelling, Hölderlin, Hegel, compañeros de piso en Tubinga, condiscípulos ebrios del Seminario Protestante, plantaron un árbol para conmemorar la Libertad surgida en la Revolución Francesa y bailaron en torno a él. Esos tres niñatos precoces se conjuraron para llevar a Kant más allá de Kant, y con ello poner la Historia Occidental patas arriba. Les salió tan bien, tan espectacularmente bien, que, sin haberlos ellos querido, ya del Objeto apenas queda más que la ruina ecológica, un montón de baratijas y un planeta casi totalmente homogeneizado, y del Sujeto, una muchedumbre dispersa, sumisa y últimamente confinada en su casa rumiando cómo arreglar el desaguisado. A los 250 años del nacimiento de Hegel y Hölderlin, sería una lástima que se perdiese el rastro de esa genealogía de lo que somos, tan sólo porque a alguien le dé por decir que se ha superado a Hegel; hasta Nietzsche, que iba de anti-alemán y anti-idealista, tuvo sus momentos hölderlinianos, retomando la fuerza catalizadora de los dioses griegos frente a ese Dios cristiano tan “dementor”, en la terminología de Harry Potter, o cuando en Humano, demasiado humano escribe este párrafo tan inspirado, pero tan hegeliano, demasiado hegeliano también…:

Nietzsche

Vuelve sobre tus pasos, pisando las huellas dejadas por la humanidad en su penosa gran marcha por el desierto del pasado: así aprenderás de la manera más cierta adónde toda humanidad futura ni puede ni le está permitido encaminarse de nuevo. Y al querer con todas tus fuerzas atisbar de antemano cómo se atará el nudo del futuro, tu propia vida cobra el valor de un instrumento y medio de conocimiento. Tienes en tu mano lograr que todas tus vivencias, las tentativas, yerros, faltas, ilusiones, pasiones, tu amor y tu esperanza, sean absorbidos sin residuos por tu meta. Esta meta es la de convertirse uno mismo en una cadena necesaria de eslabones culturales y deducir de esta necesidad la necesidad en la marcha de la cultura universal. Cuando tu mirada se haya hecho lo bastante fuerte para ver el fondo en el oscuro pozo de tu ser y de tus sentimientos, tal vez se te hagan también visibles en su espejo las lejanas constelaciones de culturas futuras. ¿Crees tú que semejante vida con semejante meta es demasiado ardua, demasiado desprovista de cualquier comodidad? Entonces todavía no has aprendido que no hay miel más dulce que la del conocimiento y que las nubes de aflicción que sobre ti se ciernen deben servirte de ubre de la que ordeñarás la leche para tu solaz. Sólo cuando envejezcas advertirás cómo prestaste oídos a la voz de la naturaleza, de esa naturaleza que gobierna el mundo a través del placer: la misma vida que tiene su vértice en la vejez, tiene también su vértice en la sabiduría, en ese dulce resplandor solar de un constante júbilo espiritual; ambas, la vejez y la sabiduría, te las encuentras en una misma cresta de la vida: así lo ha querido la naturaleza. Entonces es hora y no ningún motivo para enfadarse que se aproxime la niebla de la muerte. Hacia la luz tu último movimiento; un hurra por el conocimiento tu último suspiro.

O el propio Hölderlin, todavía optimista, en Grecia:

Tanto vale el hombre y tanto vale el esplendor de la vida,

Los hombres a menudo son amos de la naturaleza,

Para ellos la tierra hermosa no está escondida,

Sino que con dulzura se desnuda mañana y tarde.

Los campos abiertos son como los días de la siega,

Alrededor se extiende espiritual la vieja Leyenda,

Una vida nueva vuelve siempre a nuestra humanidad,

Y el año se inclina aún una vez silenciosamente.

(Versión de Vicente Huidobro)

1Moderno pero que pregna todavía la contemporaneidad: https://hyperbole.es/2017/06/mecanicismo-canalla/

2Rudolph Erich Raspe, el creador del Barón, era un golfo y un moroso, sí, pero también un leibniciano…

3Todavía peor: Kant de “nihilismo” por Jacobi, que tuvo que inventar el famoso término aposta para ello.

4 Canto del destino de Hiperión

Vagáis arriba en la luz,

en blando suelo, ¡genios felices!

brisas de Dios, radiantes,

suaves os rozan

como los dedos de la artista

las cuerdas santas.

Sin sino, como infantes

que duermen, respiran los dioses;

resplandecen

en casto capullo guardados

sus espíritus

eternamente.

Y en sus ojos beatos

brilla tranquilo

fulgor perpetuo.

Mas no nos es dado

en sitio alguno posar.

Vacilan y caen

los hombres sufrientes,

ciegos, de una

hora en la otra,

como aguas de roca

en roca lanzados,

eternamente, hacia lo incierto.

(Versión de Otto de Greiff)

5 O no tan para siempre. Heidegger lo que intentará será pensar tal substancia en el interior de esas mediaciones históricas, atravesando todas ellas pero sin quedar fijada o presa en ninguna, y para ello apela precisamente a Hölderlin.

6Que es a quien culpo yo personalmente de esta confusión en el mundo hispano, pero no lo podría asegurar.

7 https://hyperbole.es/2020/04/el-malentendido-del-realismo-especulativo-o-nuevo-realismo/

8 https://hyperbole.es/2013/06/la-filosofia-de-karl-marx-desde-hegel-geistphilosophie-y-ii/

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5 Comentarios

  1. says: Ramón González Correales

    No se casi nada de filosofía lo que desde luego me impide leer directamente a los grandes filósofos y desde luego a Hegel, para Russell el más oscuro de ellos. Es por tanto muy difícil para mí contradecirte con suficiente nivel o argumentar con fuerza suficiente ante unos ojos medianamente informados.

    Pero creo que el caso de Hegel y el idealismo alemán merece alguna cautela dadas las repercusiones prácticas que ha tenido históricamente y eso es algo que no termino de ver en tu texto, donde solo parece ligado a una idea esencial de Libertad humana a través del yo transcendental y todas esas cosas donde yo me pierdo un poco.

    Yo no soy nadie pero Russell creo que sí y su idea de Hegel (en su “Historia de la filosofía”), que me leo al primer sol de Septiembre, no era exactamente la misma y lo ve muy ligado las ideas del estado prusiano y a una gran tentación historicista por no hablar de sus ideas sobre la naturaleza que ya en la época eran, al parecer, indefendibles. En sus propias palabras (de Hegel) cita algunos conceptos de su filosofía de la historia:

    “Como el conductor Mercurio, la Idea es, en verdad, el conductor de los pueblos y del mundo; y el Espíritu, la voluntad necesaria y racional de ese conductor, es y ha sido el director de los acontecimientos de la Historia del mundo. Llegar a conocer este Espíritu en este su oficio de guía, es el objeto de nuestra presente empresa».

    «El único pensamiento que la filosofía trae consigo a la contemplación de la Historia es el simple concepto de la Razón; que la Razón es el soberano del mundo; que la Historia del mundo, por consiguiente, se nos presenta con un proceso racional. Esta convicción e intuición es una hipótesis en el dominio de la Historia como tal. En el de la filosofía no es ninguna hipótesis. En ella está probado por el conocimiento especulativo que la Razón —y este término puede bastarnos aquí, sin investigar la relación sostenida por el Universo con el Ser Divino— es Sustancia, así como Poder Infinito; su propia materia infinita está debajo de toda la vida natural y espiritual que origina, como también la Forma Infinita, que pone la materia en movimiento. La Razón es la sustancia del Universo».

    “Que esta Idea o Razón es lo Verdadero, lo Eterno, la esencia absolutamente poderosa; que se revela en el “mundo, y que en ese mundo no es revelado nada más que ésta y su honor y gloria —es la tesis que, como hemos dicho, se ha probado en filosofía y se considera aquí como demostrada».

    «El mundo de inteligencia y volición consciente no está abandonado al azar, sino que tiene que mostrarse a la luz de la Idea que se conoce a sí misma». Éste es «un resultado conocido por mí, porque he atravesado todo el campo».”

    Luego está Popper y aquel libro (“La sociedad abierta y sus enemigos”) que escribió en el momento en el que había que estar a la altura de las circunstancias (y lo estuvo) y la crítica demoledora que hace de él como responsable de las ideas que sustentaban los dos totalitarismos. Lo se resume así:

    “Casi todas las ideas más importantes del totalitarismo moderno están heredadas directamente de Hegel, quien coleccionó y conservó lo que A. Zimmer llama[67] el «arsenal de armas para los movimientos autoritarios». Aunque la mayoría de esas armas no fueran forjadas por el propio Hegel, sino tan sólo descubiertas en los diversos botines de guerra antiguos que guardan memoria de la eterna rebelión contra la libertad, fue sin duda su esfuerzo el que hizo redescubrirlas y colocarlas en manos de los totalitarios modernos. He aquí una breve lista de algunas de las más preciadas de esas ideas. (Omitiremos, sin embargo, el totalitarismo y tribalismo platónicos, pues ya han sido tratados extensamente, así como también la teoría del amo y el esclavo).
    a) El nacionalismo, bajo la forma de la idea historicista de que el Estado es la encarnación del Espíritu (o, según la versión actual, de la sangre) de la nación (o raza) creadora del Estado; una nación elegida (actualmente, la raza elegida) está destinada a la dominación del mundo. b) El Estado, como enemigo natural de todos los demás Estados debe afirmar su existencia en la guerra. c) El Estado se halla exento de toda clase de obligación moral. La historia, esto es, el éxito histórico, es el único juez; la utilidad colectiva es el único principio de la conducta personal; la mentira y la deformación de la verdad con fines propagandísticos son permisibles. d) Se impone la idea «ética» de la guerra (toral y colectivista), en particular de las naciones jóvenes contra las antiguas; la guerra, el destino y la fama son los bienes más deseables. e) El papel creador del Gran Hombre, la personalidad histórico-universal, el hombre de conocimientos profundos y grandes pasiones (actualmente, el principio del conductor). f) El ideal de la vida heroica («vivir peligrosamente») y del héroe, en oposición al despreciable burgués y su vida de chata mediocridad.”

    Y por fin Schopenhauer, citado por Popper, que tampoco parecía tenerlo en gran estima:

    “Hegel, impuesto desde arriba por el poder circunstancial con carácter de Gran Filósofo oficial, era un charlatán de estrechas miras, insípido, nauseabundo e ignorante, que alcanzó el pináculo de la audacia garabateando e inventando las mistificaciones más absurdas. Toda esta tontería ha sido calificada ruidosamente de sabiduría inmortal por los secuaces mercenarios, y gustosamente aceptada como tal por todos los necios, que unieron así sus voces en un perfecto coro laudatorio como nunca antes se había escuchado. El extenso campo de influencia espiritual con que Hegel fue dotado por aquellos que se hallaban en el poder, le permitió llevar a cabo la corrupción intelectual de toda una generación».

    Ya se que todos los grandes hombres (y los pequeños) suelen tener enemigos y que muchas de sus críticas no tienen por qué ser verdaderas, ni demuestran nada sobre la verdad de su pensamiento. Al final, los que no entendemos, nos dejamos llevar por las simpatías que se van estableciendo con el tiempo entre lo que hemos vivido y lo poco que hemos leido. Y yo, lo reconozco, estoy más cercano a Russell y a Popper, en lo poco que los conozco.

    Magnífico artículo, muy bien escrito, al margen de todo esto.

  2. says: Óscar S.

    Russell era un lógico matemático, nunca entendió nada más allá de eso que no fuera territorio del puro sentido común, excelentemente aplicado y éticamente loable. Popper quiso atacar a Marx y para ello amañó ese rodeo por Platón y Hegel, en cierto modo como creo que haces tú, pero ya ha sido lo suficientemente criticado por ello y por su interpretación de todos esos autores. Y Arturito… el pobre Arturito daba clase en el aula de al lado de Hegel, y no tenía alumnos, se los llevaba todos el flamante rector (en Alemania funciona así hasta hoy, los alumnos no están obligados y pueden elegir, de manera que te puedes convertir en un predicador sin feligresía y ser destituido). Huelga comentar su rabia, dado que además no tuvo el menor impacto crítico hasta la vejez, y aun con todo incomparablemente menos que Hegel. Sin embargo, tiene bastante gracia aquella mofa suya: “El Espíritu… ¿quién es ese mozo?”.

    ¿De Hölderlin no tienes detractores ilustres? Y gracias por leer, pero es natural que sea difícil, si se tratase de una introducción a un curso de Electromecánica de Formación Profesional no se entendería nada de nada.

  3. says: Óscar S.

    (Aparte, no sabía, o no recordaba, que Popper pudiera ser tan mezquino. Ese párrafo que nos pegas es una deformación escandalosa, que ni siquiera se justifica en los escritos hegelianos de juventud. No es de extrañar que Popper sea algo así como el alemán que consiguió seducir a los anglosajones de que no leyeran filosofía alemana, de que siguieran siendo tan simplones como eran -algo que dio lugar al célebre enfado de Wittgenstein en Cambridge. Popper, pues, como el agente desnazificador de los vencedores en el campo de la filosofía, también como el encargado de liquidar su propia tradición, nunca lo había visto así, pero parece ser así. ¿No hay alguna constancia de que fuera agente del gobierno británico, dado que luego fue recompensado con la ciudadanía en Reino Unido? Ni rastro en Google. Una pena, últimamente me estaba cayendo mejor…)

    Hala, para quien se aburra o tenga tiempo y paciencia: https://monoskop.org/images/5/5c/Adorno-T-W-Habermas-J-Popper-K-et-al-La-disputa-del-positivismo-1969.pdf

  4. says: Ramón González Correales

    Es curioso como nos parecemos los humanos y, al final, filósofos o no, o somos del Barça o somos del Madrid, es decir justificamos casi todo a los que creemos que son de los nuestros o nos gustan y a los otros los llamamos Arturito o consideramos que amañan los partidos o que los árbitros siempre les pitan a tiempo un penalti. Ese es otro nivel de discursión que no tiene fin y nunca tendrá fin, porque es circular en sí mismo, aunque, desde luego, no pertenece ya a la filosofía sino quizá a la psicología social de los mortales que nunca podremos saberlo todo, ni percibirlo todo y al final optamos con mayor o menor razón por creernos lo que nos conviene para intentar auto afirmarnos en algo o pertenecer a un grupo. Pero creo que habría que intentar tratar de limitarlo en discusiones intelectuales, aunque fueran tan desequilibradas como la nuestra.

    Tu puedes decir que Popper es mezquino (pero “ La sociedad abierta y sus enemigos” es una obra monumental para mucha gente y escrita cuando muchos de los filósofos e intelectuales alemanes apoyaban lo que apoyaron); “el agente desnazificador de los vencedores en el campo de la filosofía” ( ¿que significa eso?); y que los anglosajones son simplones (con Cambridge y Oxford y lo que salió de allí ); y luego que esa fue la causa del enfado de Wittgenstein (lo que no es cierto en absoluto según la versión que cuenta Russell en sus memorias ni en otras cosas que he leído por ahí); y por fin recomendarme, un texto duro marxista (ya hay que ser cruel, jajajajaja) para ver si me convenzo. Yo podría responderte otras cosas del mismo cariz y sería el mismo espectáculo poco edificante que esos hinchas que se terminan lanzando los trastos a la cabeza después de un derby muy disputado o una animada tertulia de la sexta para luego sólo quedarse con el rastro de sus chichones y sin un ápice más de sabiduría.

    No era eso lo que pretendía y la verdad es que me arrepiento un poco de haberte hecho el comentario (que no pretendía atacarte, sino mostrar otra visión de Hegel que otra gente tiene y que no me parece baladí) porque ha abierto una discursión estéril en estos términos. Popper escribió lo que escribió, no solo ese párrafo sino todo un libro, en una situación muy concreta, en un momento histórico trágico y quizá cargó un poco las tintas tratando de defender las sociedades abiertas, que ya sé que es un concepto que los marxistas no aprecian demasiado por eso de que “no puede haber vida verdadera (recta) en la falsa” y todas esas cosas. No se si, luego, a lo largo de su vida matizó esta opinión en lo mucho que escribió.

    Sobre lo del atizador, aparte de la versión de Russell ya sabes que hay un libro entero del que leí no hace mucho esta referencia que me parece equilibrada y comprensiva y, sobre todo contextualiza las cosas en el tiempo. Aunque, cuando éste ha pasado, sólo quedan las palabras de unos y otros y al final la verdad de lo que pasó puede escaparse fácilmente.

    https://www.redalyc.org/pdf/343/34300619.pdf

  5. says: Óscar S.

    La querella del positivismo no es un texto duro marxista, es la crónica documental de una querella real, efectiva. No lo recomendaba especialmente, me lo encontré así, enterito.

    No me gusta el fútbol. Pero si a ti te parece que 30 años de lecturas me inclinan hacia uno u otro como un energúmeno lo hace hacia el Barsa o el Madrid no puedo evitarlo.

    1- Popper tenía su despacho al lado del de Hayek. 2- Le dieron la ciudadanía británica. 3- Decir que Hegel es el filosofo de la heroicidad y que desprecia la vida burguesa, por ejemplo, es haberse equivocado de libro, de profesión y de actitud intelectual, en primero de carrera sacaría un cero aunque el profesor fuera del Hércules (que me suena a equipo de fútbol).

    “Desnazificación” es un proceso histórico muy conocido.

    ¿Qué salió de Oxford y Cambrigde?

    En fin, si no te gusta Hegel no pasa nada, ya está muerto, nadie lo reinvindica (ni, curiosamente, ha sido reivindicado jamás para esas cosas feas de las que le acusa Pop), sólo estábamos tratando de recordar por qué fue valioso de él, si es que algo lo fue; cuando tocó Russell, ya lo hicimos con Russell, acuérdate, y cuando toque con Popper, lo propio.

    Vuestro admirado Félix de Azúa: http://www.elboomeran.com/blog-post/1/18377/felix-de-azua/titan/

    Yo no soy marxista, lo he escrito aquí mil veces.

    Ámame como yo te amo.

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