Le 7 décembre 1815, 9 heures du matin

Evocar un cuadro

Todo cuadro, toda pintura contiene una intersección de tiempo y espacio, por más que no se perciba ni uno ni otro al contemplarlo. Otras veces esa intersección espaciotemporal es una muestra posible de un condensador eléctrico de historias por narrar. Como esta pieza que, al menos, revela tres tiempos distintos, incluso cuatro, como veremos.

El primer tiempo, es el reflejado en el nombre del cuadro de Jean-Leon Gérôme, 1815. Fecha en que es fusilado –por la monarquía restaurada de Luis XVIII, tras un juicio traicionero– el Mariscal de los ejércitos napoleónicos Michel Ney –héroe de tantas batallas republicanas e imperiales– en unas tapias traseras de los Jardines de Luxemburgo, una mañana parda y de “una luminosidad oscura”. Por más que Gérôme no mencione al mariscal Ney en su tela pintada en 1868 –el segundo tiempo–, y por más que esta pieza altere su secuencia esencial de trabajos historicistas anteriores, de corte orientalista y romántico. Oponiendo la frivolidad anterior a la sequedad terrosa del momento captado.

La pieza ha merecido la atención de Jean Rolin en su novela La cerca de 2002 (traducida aquí en 2012) –que sería el tercer momento temporal– que verifica un recorrido paralelo por la vida de Ney –conocido como Le rougeaud por el color bermejo de sus cabellos y por el pronto airado de su carácter– y por el bulevar parisino del mismo nombre, entre la Puerta de la Villette y la Puerta de Pantin. Rolin muestra la extrañeza de esa tela que atiende a esa fecha sin relieve, del 7 de diciembre, y que lo considera “el menos decorativo y el más sobrio de los cuadros de Gérôme, el único que podría en último extremo evocar a Manet”.

Y el cuarto momento temporal sería este 2021, en que capto la atención del lector para que mire esa pieza que se inscribe en la lógica de las pinturas de los fusilamientos y las despedidas. Yo lo he emparentado con esa pieza romántica El  funeral de Shelley que veinte años después de la pieza de Gérôme, en 1889, pintara Louis Edouard Fournier.

El  funeral de Shelley Louis Edouard Fournier, 1889

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