La excepcionalidad del Edificio Ateliers, de Antonio Bonet Castellana (1913-1989), en esta serie de Casas –preferentemente–Unifamiliares que venimos trenzando en Hypérbole, tiene varias razones posiblesde existencia. Y ambas razones son de extirpe lecorbusierana.
Maestro tutelar, Le Corbusier, con el queBonet sostuvo el aprendizaje final de mediados de los años treinta. Justo antesde, y tras conocer a Ferrari-Hardoy y Kurchan en el mismo estudio de la Rue de Sèvres, emprender su larga estancia sudamericana una vez iniciada la Guerra Civil española. Estancia sudamericana de Bonet llena de obras apreciables, tanto en Argentina como en Uruguay, de las que ya hemos visto aquí la casa Berlingueri.
De esos primeros años del exilio de Bonet, datan su incorporación y fundación del Grupo Austral; creado en 1938 con los citados Ferrari y Kurchan,más Juan A. Lepera, Abel López Chas, Luis Olezza, Alejandro Vera Barros, Samuel Sánchez de Bustamante, e Itala Fulvia Vil. Grupo que trata de ser la versión argentina del CIAM, bajo cierta tutela distante de Le Corbusier desde Paris. Siendo tanto el Grupo Austral, como Ferrari, Kurchan, Bonet, los propaladores de la buena nueva de la Nueva Arquitectura moderna en Argentina.
Bonet venía de colaborar en 1937 en elmontaje del Pabellón de la República Española de Sert y Lacasa para la Exposition Internationale des Arts etTechniques dans la Vie Moderne, junto con el arquitecto y pintor chileno Roberto Matta Echaurren. Juntos se reintegraron a la Rue de Sèvres y coincidieron con los dos arquitectos argentinos, al tiempo que frecuentaban los círculos surrealistas que se reunían alrededor de André Breton en el café Deux Magots. En las obras del Pabellón de la República habían establecido contactos con los diversos artistas que estaban trabajando en él, como resultó con Picasso, Miró, Calder, Francés y Alberto. Además, a través de Calder y de Miró, y con Paul Nelson, en el momento en que este trío, integrado por un escultor,un pintor y un arquitecto, se encontraba desarrollando un proyecto teóricollamado La Maison suspendue, dirigidopor el arquitecto norteamericano.
Bonet y Matta consideraban que en ese momento en el despacho del maestro suizo se trabajaba en una arquitectura funcional y racionalista muy estricta, a la que trataron de contraponer elementosprovenientes del surrealismo abstracto, realizando una simbiosis entre estas concepciones tan opuestas. Esto no era desconocido por Le Corbusier, quien incluso aceptó la propuesta de Bonet y Matta para realizar una versión libre de la Maison de week-end en Jaoul, incorporando estas ideas que eran discutidas en interminables veladas dentro del atelier y fuera de este, y logrando, en palabras de Ferrari Hardoy, “un artefacto sumamente extraño y atractivo”.
Las dos razones, como ya se ha dicho, que justifican la aparición del edificio Ateliers (como se le conoce,comúnmente, en Buenos Aires) tienen que ver con las matrices desplegadas por el maestro suizo, en los años anteriores, en la definición de unidades básicas yelementales, que irían desde las casas Domino a la Citrohan, pasando por la casa Monol y terminando en el Pabellón de Esprit Nouveau de 1925. En esos años veinte, se producen esos tanteos de Le Corbusier, en la búsqueda de la célula básica que por agregación puede constituir un tipo superior en forma de bloque. De tal forma que la visión del proyecto de 1925 de los Inmuebles-villas puede ser entendido como una agregación deunidades elementales o células básicas, provistas de características autónomas. Ello es visible en las piezas constitutivas de los Inmuebles-villas: elementos en dúplex, con corredor de acceso–pasillo-corredor–, terraza-jardín y vacio interior en doble altura. Definición tipológica de las células básicas de los Inmuebles-villasque no dejan de remitir a estudios acabados de piezas independientes, comofuera la casa Citrohan de 1920. Y esa transitividad de la célula al bloque es uno de los asuntos centrales que emergede forma visible en el Ateliers.
El otro campo de observacióntiene que ver con la definición más o menos sistematizada en esos años de lapieza conocida como Estudio-taller deartista. Asuntos de los que ya hemos visto aquí en Hypérbole la Casa Tzara de Loos de 1925, las casas para maestros deGropius de 1926 y la casa Kahlo-Rivera de O’Goorman de 1931. Piezas a las queconvendría añadir, para completar el círculo, la casa-taller para Ozenfat de Le Corbusier de 1922 , la casa-taller de los hermanos Martel de Mallet Stevens de1927 o el taller de Tamara Lempicka, también de Mallet Stecens y del mismo año.
Y estas son las dos cuestiones centrales que gravitan en el edificio Ateliers de Buenos Aires, queviene a dar salida a las preocupaciones del GrupoAustral por las condiciones de vida de los artistas principiantes. Y enello se emplea Bonet en su diseño, definiendo en plena cuadrícula urbana de laciudad bonaerense, una suerte de rareza tipológica, destinada a ser levantadaen otro enclave y no en el cruce de Suipacha con Paraguay. Definiendo unos estudios-taller en doble altura en laplanta principal; una planta baja destinada a ser planta libre–a la manera delcanon de Le Corbusier– y una planta de cubierta que combina espacios libres ajardinados –a la manera de la terraza-jardín– y dos pequeños despachos-taller resueltos con una cubierta curva.
En la práctica el resultado final del edificio Ateliers produjo cuatro espacios comerciales en la planta baja, cinco estudios-taller en la planta principal y dos piezas más en laplanta de cubierta. Donde es posible observar la filiación lecorbusierana del estudio-taller del piso principal en doblealtura, que retoman tanto sugerencias de la casa Citrohan como del estudio de Ozenfat. No hay duda que esta ópera primade Bonet se inscribe en la estela de su referencia más inmediata, la casa-estudio de Le Corbusier en el Edificio de la calle Nungesser-et Coli (1935) pero también de las experiencias barcelonesas de Bonet en el estudio de Sert-Torres Clavé. Sin embargo, Bonet parece situarse un paso más allá en la incorporación de recursos técnicos más complejos y de un sabor surrealista en la solución del mobiliario, como es el caso del sillón mariposa, diseño de BKF (Bonet-Kurchan-Ferrari).
La modernidad del edificio no radica sólo en la definición de una tipología ajena al centro comercial del Buenos Aires de los años 30 o en la utilización de un lenguaje formal de estirpe racional, sino en la utilización de materiales seriados industriales, en vidrios moldeados, revestimientos y mallas metálicas del cuerpo superior. Por ello, puede decirse que la materialidad del conjunto también parece ser una reflexión de las ideas del momento que giraban en torno a la construcción industrializada y que pone en juego una preocupación acerca de la normalización de los elementos constructivos. Se aprecia primordialmente en su fachada una variedad considerable de materiales que incluye a diferentes tipos de acero: perfiles, chapas dobladas o agujereadas, y diferentes tipos de vidrio: moldeados,circular y cuadrado, siendo estos transparentes o translúcidos. Los diferentes componentes materiales del edificio establecen lógicas propias de la industria, pero comienzan a evidenciar que ya hay un cambio de significados y de valores acerca de las consideraciones sostenidas formalmente por parte de Le Corbusier. Acercándose, a mi juicio, más el tratamiento de la piel a los resultados planteados en la Maison de Verre de Chareau y Bijvoet (1928), igualmente vista en éstas páginas.
Todo ello englobado en una composición formal donde Bonet dota de continuidad horizontal a las cornisas horizontales, que llega a curvar en la esquina y contraponer con el cuerpo de la mas verticales. Produciendo un efecto de acusado contraste entre la esquina y los elementos que forman los cuerpos laterales. Ese carácter entre fantasmal y vanguardista se acusa en las fotos posteriores al momento de la construcción. Actualmente, desde agosto del 2002, el edificio Ateliers o Casa de Estudios para artistas, se encuentra catalogado con nivel de protección estructural en el Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires, y a partir de abril de 2008 fuedeclarado como elemento de Interés Histórico Arquitectónico Nacional por el Congreso de la Nación.