Cargas y cargos

Y Cataluña volvió gritar y arder. Olas de fuego y miedo recorrieron las ramblas agitadas. Las cargas de manifestantes intoxicados de patria chocaron contra el miedo de personas acorazadas de negro. Las escenas de violencia descarrilada siempre resultan desacordes con el esplendor refinado del escenario. También hay discordancia entre las cargas que corren raudas, y los cargos que merodean lentos. Curiosa disonancia de signos y semánticas que sería anecdótica si no fuera por el riesgo que corre de acabar en sangre. 

Pero, ¿de donde procede tanta torpeza? Yo creo que de la palabra patria usada como droga, de las banderas usadas como vendas y de la inutilidad de los cargos para asumir sus cargas. Me explico.

La palabra cargo se refiere a un puesto que conlleva una carga impuesta por las propias condiciones del cargo. Tautología aparte conviene recordar que el verbo español cargar viene del latín carricare (acumular y transportar cosas sobre un carro). De este vocablo latino se derivan también carrera, carretera, descarrilar, ferrocarril y caricatura, que es una broma pesada y cargante. Y todo eso sucede en el lenguaje mientras unos lo sufren en la calle y otros sestean tan tranquilos. 

Pero no queda ahí la cosa, pues tirando de orígenes, resulta que el latín carrus procede de una raíz indoeuropea *kers-, que también dio en latín el verbo currere, del que derivan palabras españolas como correr y acosar. Como siempre el lenguaje supera a realidad y lo explica todo. 

Y el catalán también sabe lo suyo. Carga es càrrega, que, entre otras cosas, significa “envestir vigorosament contra un enemic”. Y cargo es càrrec, que, entre otras, es el “conjunt de funcions que ha d’acomplir la persona que ocupa un lloc de responsabilitat…”. Luego está muy claro donde está el origen del problema: en el lenguaje, culpémosle a él ya que culpar a los cargos es inútil. 

Insisto, hay una droga llamada patria y una venda llamada bandera, que unos cargos, incapaces de cargar y tirar de sus carros, usan como signo y seña para que otros, intoxicados y cegatos, lo resuelvan a embestidas descarriladas y acorazamientos temerosos. 

Y todo por que Torra no habla español y Sánchez no parla català. ¡Y qué tristeza, qué ignorancia, qué incapacidad!

Entrevista completa a Quim Torra por Carlos Alsina 13/02/2019
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