Todavía y siempre son dos palabras de amor, que hoy deseamos compartir con vosotros Machado y yo: ¡Que entre vuestra vida y la mía siempre quepa un todavía! ¿Hay algo mejor para compartir entre las personas de bien?
Qué mejores deseos para tener una “vida buena” que compartir. Ésa es la base de la moral y de la ética, y también la receta más segura para una vida feliz. Saber y hacer lo que sea mejor para dos, es el fundamento de la conducta necesaria para la felicidad y el bienestar de todos:
¡Si eres bueno para mí, seré mejor para ti!
Coexistir es necesario para comprenderse y ayudarse, y compartir es tan necesario para convivir como tocarse para compenetrarse:
¡Combita a quien lo necesita, y tendrás más de lo que das!
Por eso quiero que, en este año apocalíptico que se espera, el agua bendita que cae del cielo venga a salvarnos de la pobreza, el hambre, la enfermedad y el paro. Para que lo que importe no sea qué hay de comer, si no tener con quién:
¡Que haya pan y haya vino, y alguien para compartirlo!
Que el nuevo año traiga pan al que tiene hambre y hambre al que tiene pan. Así todos contentos, los pobres y los ricos, los flacos y los gruesos, y:
¡Al carajo las dietas y los espejos!
Para que haya paz y haya riqueza hay que poner en paro a los financieros, y a los políticos – los malos – mandarlos al extranjero. Me ha salido un pareado, ¿será porque no hay remedio? Pues no, que es solo un juego, un ripio del desconsuelo que a veces me vence, aunque nunca me convence:
¡Lucha, tente, nunca cedas, y tu hogar tendrás candela!
Si tu radio suena a drama y tu tele te deprime, ¿por qué las enciendes?, desiste y vente a www.hyperbole.es que es más buena. Aquí puedes ir al verso, hablar con tu vecindario, andar, correr, volar, practicar el amor, darte al sexo, todo es posible con tal de ser educado y no olvidar divertirte, pues ya sabes:
¡Mientras tengas ganas, no tendrás canas!
Aquí os dejo – con perdón – estos monigotes ripiados, para que, entre todos – menos ellos, los malos – echemos el año viejo al olvido y el nuevo al hombro y que:
¡En nuestras vidas siempre quepa un todavía!