Todo cantaba
¿Por qué no me cuentas el cuento de ayer? Ése tan bonito, el de la playa -demanda el niño convaleciente a la madre, que…
(Toledo, 1989) Soy incapaz de escoger, así que acabo echando la red a todo y pescando casi nada: ingeniero de caminos, canales y puertos, melómano irredimible, pianista inconcluso, lector, poeta del montón calado de cinefilia hasta los huesos, con una temible inclinación hacia eso que llaman crítica. Dicen que mis fotos son buenas. Admiro cualquier forma artística, que convierte mi vida en una persecución detrás de la estética, conejo blanco que me mezcla entre la gente, por el mundo. Nunca habré viajado lo suficiente, aunque haya enraizado en Berlín. Me obsesiona el tiempo, por eso soy todo un experto en perderlo. Tengo mala letra. Ni hablar de dibujar o del deporte. No sé inflar un globo
¿Por qué no me cuentas el cuento de ayer? Ése tan bonito, el de la playa -demanda el niño convaleciente a la madre, que…
“El pasado es un país extranjero: allí las cosas se hacen otra manera” L.P. HARTLEY, “El mensajero” “Ingresó en mi vida en febrero de…
Tokyo, vasto océano urbanizado que presenta Japón como capital, es dentro del país un mundo aparte. La superficie ocupada por esta ciudad es tan…
Hay lugares cotidianos diseñados para no interrumpir la marcha de nuestros tránsitos obligatorios. El supermercado es uno de ellos, con su funcional arquitectura de…
Sabemos que todo está inventado en el mundo artístico, y que el potencial creativo y renovador de las obras actuales depende de su pericia…
esa agua es la casa de la nutria, el brillo oscuro, su alegría fría, la corriente en la noche su rapidez de nadadora …
Cuando Goya decidió que las majas formaran díptico demostró la realidad del cuerpo: cuando somos desnudos somos uno, el que somos, el único posible….
El cine, como toda maquinaria artística y social, se mueve en nuestro tiempo a velocidad vertiginosa. El relativamente fácil acceso a la práctica totalidad…
'Fear Fun' es un disco que, de haberse publicado en 1972, hoy celebraríamos como atemporal e imprescindible. Que se publique cuarenta años después no le resta un ápice de mérito, al contrario, pone de manifiesto la hábil madurez de Father John Misty para recoger herencias y reformularlas, creando su propia parcela de América clásica en forma de álbum equilibrado, lleno de melodías seductoras, coros absorbentes y una instrumentación cuya riquísima variedad se encuentra muy sabiamente distribuida.