Nota sobre el sufrimiento de los animales (a propósito del tricentenario de Diderot)

 

And animal life is low on the totem pole
with human life not worth more than infected yeast

      Last great american whale, Lou Reed.

 

Es, cuando poco, curioso, que cuando Celso en el s. II D.C. esboce para el lector romano un ataque a la nueva religión procedente de Judea (en castellano hay traducción como “Discurso verdadero sobre los cristianos”, en Alianza), dedique muchas de sus páginas centrales a la defensa de la vida animal frente a la devaluación a que la someten los cristianos, de donde, quizá, lo tomó como inspiración Nietzsche para sus palabras sobre el tema en el aforismo 14 de El Anticristo:

“Hemos renovado los métodos. En todos los campos somos ahora más modestos. Ya no derivamos al hombre del espíritu, de la divinidad; le hemos colocado entre los animales. Para nosotros es el animal más fuerte, porque es el más astuto: consecuencia de ello es su intelectualidad. Por otra parte, nos precavemos de una vanidad que querría hacer oír su voz también aquí; aquélla según la cual el hombre sería la gran intención recóndita de la evolución animal. No es en modo alguno el coronamiento de la creación; junto a él, toda criatura se encuentra al mismo nivel de perfección… Y al sostener esto, sostenemos aún demasiado; el hombre es, en un sentido relativo, el animal peor logrado, el más enfermizo, el más peligrosamente desviado sus instintos, aunque por cierto, a pesar de todo esto, es el más interesante.”

Porque ya en el Génesis está decidida la cuestión: el quinto día Dios hizo a los animales para que sirvieran al hombre. Y deben a Noé su perpetuación pese al Diluvio, catástrofe con la que el Señor decidió castigar a la Tierra entera por causa de las culpas del hombre (“¡qué importantes somos!”, piensa, en consecuencia, el lector de la Biblia). Incluso ahora, Ratzinger, antes de retirarse, ha expulsado al buey y la mula del belén, no vaya a ser que el niño huela mal… La concepción escolástica del hombre como animal racional, dejando al resto de los seres superiores como bestias irracionales tampoco ayuda. La naturaleza no es más que nuestra despensa viva: eso es lo que dice y repite la cultura occidental.

Y los políticos que sufrimos (¿o esto tampoco es sufrimiento?), desde Ana Botella hasta, recientemente, Toni Cantó, se suman gustosamente a ese clamor animalicida -el término correcto sería quizá zoocida, pero el hecho de que no exista en ningún idioma europeo ya es lo suficientemente significativo… Parece que conocieran y disfrutaran de la anécdota del Reverendo Padre Nicolás Malebranche, seguidor de Descartes, del que dicen que paseando un día sacudió una terrible patada a un perro por la calle que se le cruzaba en su camino, y cuando su joven acompañante le preguntó el motivo de tamaña salvajada, el digno filósofo contestó que nada ocurría, que no se alarmase: se trataba únicamente de una máquina…

De manera que, con la física de Descartes en la mano, la despensa viva ni siquiera está viva, y todo problema moral queda automáticamente solucionado, lo cual está en el origen de los estúpidos, por reduccionistas, experimentos del célebre Iván Paulov en el siglo diecinueve. Sólo los hombres son vivientes, y eso sólo en tanto potenciales pensadores matemáticos o sujetos de derechos racionales. Y así les va a los pobres bichos desde entonces también con la Nueva Ciencia, con la ilustre excepción de G.W. Leibniz, que fue el filósofo que, poco después, sustuvo que todas las criaturas, incluso las microscópicas, tienen memoria, percepción, apercepción y, por tanto, cómo no, alma, por motivos de metafísica estricta y no meramente por compasión, como se ve.

Pero Leibniz no fue el único, afortunadamente. Existe otra tradición soterrada dentro de nuestra tradición triunfante que nace de él y que desmiente teóricamente tales barbaridades. Sthal, Hallez, Bathez, La Mettrie, Maupertius, Bufón y Denis Diderot, hombre de extracción humilde, escritor, enciclopedista, ateo, philosophe y biólogo aficionado que nació este año hace tres siglos, son hitos dieciochescos de aquella contracorriente que entiende que las leyes de la física no son de aplicación a los organismos. Escribía, por ejemplo, en carta a Duclos…

“La sensibilidad es una propiedad universal de la materia, propiedad inerte en los cuerpos brutos (…) El animal es el laboratorio donde la sensibilidad, de inerte que era, deviene activa.”

O, en Elementos de fisiología, 1774-80:

 “La diferencia de un alma sensitiva con un alma razonable no es más que un asunto de organización. El animal es un todo, uno, y puede ser esta unidad lo que constituye el alma, el sí, la conciencia, con la ayuda de la memoria.”

La materia organizada es, sin duda, materia sintiente, viene a decir, como todavía hoy defienden mi amigo Pablo Perera Velazamán (Fuga animal, Dyckinson), Jesús Mosterín (Los derechos de los animales, Debate), activos articulistas como Ignacio González Barbero, y, en general, cualquiera que tenga trato directo y real con animales vivos: granjeros, veterinarios, toreros, jockeys, cazadores y hasta científicos de esos que los someten a tormento en la industria química (farmacéutica y cosmética) o alimentaria.

Todos, parece, menos los “animales” políticos…

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14 Comentarios

  1. says: Óscar S.

    Pues no, a lo primero, a no ser que se sea tan bruto -otra denominación típica para los animales entre nosotros- como para creer a la prensa y televisión infame, o sea, casi toda. Lo segundo quede para los best-sellers… (¡escríbelo tú mismo!)

  2. says: Matias

    Sobre que el cristianismo es la base de la distinción entre el hombre y el resto de los animales habría mucho que decir. Es más, incluso siguiendo esa línea de pensamiento podría argumentarse que precisamente por su “supuesta” superioridad y mayor capacidad de empatía, amén de su capacidad de “razonar”, el hombre tiene el potencial (y el deber moral) de respetar la vida como algo sagrado/divino, manifestando su lado más compasivo al hacer esto. Existen numerosos casos en la historia del cristianismo que derriban esa idea de no respeto a la vida animal. Multitud de eremitas (tal vez el más aclamado sea San Bruno, fundador de la orden de los cartujos, orden religiosa que por cierto todavía existe dentro de la iglesia católica, siendo de hecho la orden que profesa mayor ascetismo y frugalidad, y en la que por cierto sus miembros son estrictamente vegetarianos, cosa que supongo que mucha gente desconoce) y otro tipo de personas con una base moral cristiana a lo largo de la historia han interpretado esa supuesta superioridad en ese sentido opuesto: precisamente porque (supuestamente) soy superior y dispongo de esa capacidad de mayor empatía y sensibilidad, mayor es mi responsabilidad para con las demás criaturas sintientes. También existen pasajes en la Biblia que claramente pueden interpretarse como una defensa de la vida animal. Aquí en California por ejemplo hay un condado/ciudad (Loma Linda) en la que existe un gran número de seguidores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que fomenta el vegetarianismo. De hecho, a modo de curiosidad, es la única ciudad en todo USA que está incluida en las denominadas “Blue Zones” con unos índices de longevidad inauditos en el resto del país. Y por cierto, la primera Sociedad Vegetariana de carácter moderno que se conoce (fundada en el Reino Unido en 1847) la creó un cristiano, basándose en sus convicciones morales relacionadas con esa otra manera de interpretar el cristianismo (misericordia y compasión para todo quisqui). Finalmente, si alguien tiene curiosidad sobre el tema, mucho de lo que acabo de decir está mucho mejor explicado por nuestra amiga Wikipedia (eso sí, en inglés).

  3. says: Matias

    Ah, y por cierto Óscar. Una cosa es que comparta contigo (al 100%) el carácter manipulador de la prensa, y que a Don Hugo Chavez (que por cierto, siempre me cayó simpático) le pusieran a caldo porque obviamente era un culo de mal asiento para el establishment y las “corporations” (utilizo esta expresión de las “corporeishons” porque mi hermano siempre la usa y a mí me hace gracia y creo que refleja la idea que se trata de transmitir 🙂 y otra muy distinta es que fuera un Santo Varón digno de beatificación o mejor aún Santidad. Y, aunque supongo que no lo piensas, que quede claro que los medios de comunicación tienen el derecho a manipular todo lo que les venga en gana (al igual que ayuntamientos como el de Madrid tienen el derecho a desmentir, faltaría más 🙂

  4. says: JOSE RIVERO

    La puerta abierta por Diderot y su proyecto universal de Enciclopedia sobre ‘La animalidad’ ¿no es en parte una puerta cerrada por el proyecto del Humanismo post Ilustración? No dar para recibir, sino dar para que te quiten.

  5. says: Óscar S.

    Muchos aspectos del cristianismo se salvan por y en sus herejías, desde luego, pero eso no quita que, por ejemplo, (otras) religiones orientales fuese más simpatéticas para con la manifestación inmanente de la vida desde su mismo origen. Por no hablar del animismo. En todo caso, ese no ha sido el mainstream occidental, como trataba de mostrar. En cuanto a Hugo Chávez, da igual ya, pero, claro, no puedo estar de acuerdo en que lo que los medios hacen de facto es por ello mismo de iure: sería incurrir en la conocida como “falacia naturalista”, y a cualquier periodista al que preguntases le molestaría mucho reconocerlo.

    No entiendo bien lo que preguntas, José. La post-ilustración es también post-humanista, en el preciso sentido (y no en ningún otro, creo) de que el Hombre, considerado como una unidad más bien abstracta, no puede ya más cargar con el peso, y la culpabilidad, de ser el sujeto de toda significación posible. Si es así, se abren otros modos de asignación de significado que bien pudieran incluir el respeto por la vida animal…

  6. says: Matias

    Totalmente de acuerdo contigo Oscar. Que duda cabe que otras corrientes espirituales/religiosas son mucho mas conscientes de la cuestion (Como el hinduismo y el budismo e incluso mas el jainismo. Eso siempre lo he tenido claro; solo queria darle cierto voto de confianza al cristianismo, al menos a ciertas corrientes, aunque sean minoritarias, puesto que el articulo hablaba especificamente del cristianismo, yo tambien me he cenido a este). Por cierto, perdon por la falta de acentuacion, pero es que estoy escribiendo desde un teclado americano y no tengo permisos de administrador para activar el teclado con acentuacion 🙂

  7. says: Óscar S.

    El cristianismo, ya se sabe: su reino no es de este mundo. Cuando llegue el Juicio Final, Dios juzgará a las almas, y mandará al resto de su Creación a las mierda, o sea, a la aniquilación. De manera que los parajes eternos no contienen más que espíritus humanos, y el resto de las especies sobran. No obstante, hace poco, el Papa Francisco, apoyándose en la Carta a los Colosenses de San Pablo, como ya lo hiciera Wojtyla, ha insinuado un cierto “soplo divino” en el alma de los animales. Si sigue así, pronto le acusarán de panteista y se acabó la innovación anti-especista…

    Naturalmente, los animales no hablan y por tanto no pueden hacer valer sus puntos de vista, pero ya hablan por ellos, de una manera también plural, las sociedades proctectoras de los animales, los cazadores, los zoólogos, etc. En este sentido, y rompiendo la unidad humanista clásica, se abre la significación de la vida animal a perspectivas múltiples que desbordarían nuestra vieja mentalidad trascendentalista. El reino de los bichos es de este mundo, que ahora es también el nuestro.

  8. says: Matias

    Claro. Tienes razón. Es que supongo que (como mucha otra gente de mi generación), aunque no reniegue de mi acervo cultural cristiano/católico, mi interpretación de los valores morales que pretende transmitir probablemente difiere enormemente de lo que la curia o sus cánones dictan. Es muy probable que a mí se me hubiera acusado de hereje y quemado en la hoguera hace unos cientos de años. Lo que pasa es que uno tiene la impresión de que en el fondo existe un substrato o conjunto básico de ideas (que pueden perfectamente extraerse haciendo una interpretación bastante literal de numerosos preceptos bíblicos, tanto en el nuevo como en el viejo, como por ejemplo en Génesis 1-29-31 o Isaias 66.3 directamente utilizable en contra de la tauromaquia:) que apoyan este tipo de interpretaciones en favor de la idea del respeto a la vida (en general) y no sólo a la humana (en particular). También se dice que los Esenios eran vegetarianos (y hay quien sostiene que Jesús bien pudiera haber sido esenio, aunque eso no está nada claro tampoco). En el fondo, lo que pretendo transmitir es que parece como si en sus inicios sí era una religión con esos valores de compasión, misericordia y respeto a la vida, y que progresivamente (probablemente a medida que empezaron a convertirse en una religión poderosa y por consiguiente sus jerifaltes empezaron a vivir como Dios -pero aquí en la tierra-) fueron desligándose de esos principios y implantaron otros más mundanos y convenientes para sus intereses y propósitos (o sea, vivir la buena vida). Dicho todo lo cual, me has pillado, en el fondo yo soy panteísta y animista y pansiquista también (cuanto más le doy vueltas a las cosas más me parece que todo está conectado y que tal vez mi coche también tiene alma 🙂

  9. says: Óscar S.

    Mi coche seguro que tiene alma, aunque sólo sea por los arañazos y bollos…

    Pero lo que sí creo es que la tendencia más sensata ahora ya no es a la trascendencia, ni ontológica ni histórica. A nadie parece interesarle ya otra cosa que vivir, véase parados, excluidos o refugiados. Era, si no me equivoco, el mensaje principal del segundo Heidegger: toca ahora pensar no para progresar indefinidamente, con sus muchos costes, sino para habitar, ya por fin habitar la Tierra, que es hora. Hemos alcanzado en una parte del mundo las comodiades suficientes como para que perdamos interés en otras posibles que nos vendan, sobre todo cuando una gran parte restante de la población del planeta ni siquiera cuenta con las básicas. Me gusta esa expresión en inglés, como lema de lo que podría ser una nueva filosofía, totalmente actual: homecoming… Hacer hogar, y para eso no es buena política joder más de lo debido a nuestros vecinos ecológicos y fuente de alimentación y recursos que son los animales en general. Creo que es así de sencillo…

  10. says: Matias

    De acuerdo. Yo (aunque vaya a días y a momentos, porque a veces no me apetece ni salir del catre viendo como está el patio) sí observo un cierto cambio de mentalidad (cambio por cierto bastante veloz en términos históricos: te diría que en 15 años he notado bastante cambio) en las nuevas generaciones que me hace ser moderadamente optimista y que va en la línea de lo que tú planteas. Los jóvenes pueden ser hoy en día mucho más ignorantes que sus predecesores en conocimientos específicos, concretos o reglados (de los que se encuentran en los libros de texto, vamos) e incluso en ocasiones parecer poco sensibles, pero (y a pesar de la dificultad de contrastar muchos de ellos precisamente por su gran volumen, con los sesgos que eso puede conllevar) están mucho más al día en absorber información global de lo más variopinta. Eso les está haciendo tener una visión de conjunto (mejor o peor, más o menos acertada) de la realidad global que ni siquiera nosotros mismos a su edad hubiéramos podido imaginar. Creo que, con todas las limitaciones y defectos que puedan tener, observo una progresiva mejora en su capacidad de empatía (puesto que en muchos casos la empatía suele desarrollarse al estar expuesto, al ser conocedor de los problemas de nuestro entorno: el viejo dicho de “ojos que no ven, corazón que no siente” siendo muy cierto, está quedando en desuso, ya que afortunadamente estamos entrando en la era de que todo sea transparente y visible -y manipulable y falso también, pero pese a ello vale la pena- y por tanto creando poco a poco esa idea de conciencia Global tan necesaria). Todo está conectado y la rueda acaba buscando cómo protegerse de la destrucción (aunque suene muy New Age).

  11. says: Óscar S.

    Ahí. Ahora sólo quedan detallitos como repartir la riqueza y el poder, y a vivir… (porque ser sumamente rico y poderoso está obsoleto y hasta da pena, dando lugar a comportamientos ridículos e imbéciles como Michel Jackson con su parque de atracciones particular o Rodrigo Rato gastando la Black en putas y farlopa… ¿Pá qué?)

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