La piel pálida y el corazón muy rojo

La piel pálida y el corazón muy rojo.

En qué silencio de la cama te gusta dormir.

No me imagino equivocándome al lado de otra que no seas tú.

Eres perfecta: preciosa y con una autoestima fácil de pisotear.

No creo en Dios por si lo rompo.

Necesito una falda de cuatro capas y una cabeza entre las piernas.

Cumulonimbo en mis bragas.

Todos mis calcetines perdidos salieron corriendo a encontrarte.

 

Eres la única pesada con la que quiero pasar el resto de mi vida.

Te necesito como fantasía maravillosa a la que aferrarme cuando todo lo demás falle.

Yo quería cumplir mis sueños, pero al final acabé cumpliendo responsabilidades.

Te saben las tetas a Martini.

Cuando pierde la fe en la humanidad se agarra fuerte a mi culo.

Madrugar para asegurar que quede suficiente tiempo en el día para el polvo y la siesta.

Una tila y tu respiración cerquita.

Me gustas más que las siestas los días de tormenta de verano.

No existe el cerca, solo hay contigo o lejos de ti.

Abrir las piernas como si estuvieses elaborando el argumento definitivo.

Para literatura tus dedos clavándose en mis piernas.

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