Teruel existe y tiene Intercity. Desde hace unos pocos años, la línea Valencia-Teruel-Zaragoza, con prolongación hasta Huesca y Canfranc, la única línea de ferrocarril que queda en la provincia, se remodeló por completo y se adaptó para que pudieran circular expresos. Así, los viajes desde la capital de la provincia hacia Valencia o Zaragoza son ahora mucho más rápidos y cómodos. Lo que era una línea casi agonizante goza hoy en día de buena salud y tiene, si no cambian las cosas, muchos años de futuro por delante. Pero no siempre ha sido así. Y quienes hayan viajado asiduamente en tren por esta provincia sabrán de lo que hablo. Peor suerte han corrido las dos grandes líneas de vía estrecha que nacían en esta provincia: el ferrocarril Sagunto-Ojos Negros y el ferrocarril Zaragoza-Utrillas, dos ferrocarriles mineros que fueron desmantelados a finales de la década de los sesenta. Y peor suerte aún corrió el proyecto Baeza-Alcañiz, que en las tierras que nos ocupan llegó a estar muy avanzado, con todas las principales infraestructuras construidas. Túneles (un buen número de ellos, teniendo en cuenta que el ferrocarril tiene que atravesar el Sistema Ibérico y ascender hasta los más de 1300 metros de altura de la estación de Cañada Vellida, justo debajo del Puerto del Esquinazo), puentes y estaciones son ahora las ruinas más visibles de este proyecto tan costoso y finalmente tan inútil. Si otros grandes proyectos, como el ferrocarril Santander-Mediterraneo fueron utilizados en algunos tramos, el ferrocarril Baeza-Alcañiz nunca entró en funcionamiento, ni siquiera por secciones. Ver ahora estas estaciones, como silenciosos mausoleos en la inmensidad del páramo o encajadas arduamente entre las colinas, nos llena de tristeza y nos recuerda la vanidad y la desmesura del ser humano.
*Las imágenes son de Alfonso Vila Francés.
Muy buenas fotografías. Yo hice algunas para subirlas al blog pero la calidad ni de lejos se acerca a la de las tuyas 😉