1- TINY LITTLE HOUSES: “Soon We Won’t Exist”
Cada uno tenemos en nuestra cabeza un ideal de canción perfecta, dependiendo de nuestros gustos, influencias, recuerdos sonoros… Este sonido “low-fi indie folk” que practican los australianos Tiny Little Houses estimula directamente nuestra memoria y despierta aquel recuerdo placentero para revivirlo como si fuera la primera vez. Como la primera vez que escuchamos a Neutral Milk Hotel.
2- BLANK REALM: “Palace of Love”
También son de las antípodas este grupo, Blank Realm, guitarras y ritmos psicóticos, ligera psicodelia y el legado de sus bandas paisanas.
3- ROBERT FORSTER: “Let Me Imagine You”
Y uno de los patriarcas carismáticos de la música australiana es Robert Forster, co-líder de The Go-Betweens, que sigue componiendo como nadie.
4- DEERHUNTER: “Snakeskin”
Lo nuevo de Deerhunter sorprende por ese ritmo casi funk, casi bailable.
5- THE ARCS: “Outta My Mind”
Este es el grupo paralelo de Dan Auerbach, 50% de los exitosos The Black Keys. No se desvía un ápice de lo anterior.
6- SWEET BABOO: “Got to hang on to you”
Clasicazo en toda regla. Muy Jonathan Richman, pero también con ese toque de las bandas galesas: Super Furry Animals y Gorky’s Zygotic Mynci.
7- KURT VILE: “Pretty Pimpin”
Kurt Vile, desde que dejó The War on Drugs, hace discos tan buenos que no debe estar arrepentido.
8- SALAD BOYS: ”Dream Date”
Y de un grupo neo-zelandés es muy previsible que suenen así de veloces y alegres, también lo llevan en el ADN de sus bandas madre.
9- CHVRCHES “Clearest Blue”
Tan estéril y cansino es el debate entre lo mainstream y lo alternativo, como evidente que Chvrches hacen hits indiscutibles.
10- NEW ORDER: “Plastic”
Pues el nuevo disco de New Order no sólo no está mal sino que es lo mejor que hacen en años… aquí se nota la ayudita de The Chemical Brothers, vamos que nos cuelan el “Out of Control” en el que cantaba Bernard Sumner quince años antes.
10+1 (Bonus track: Todavía resuena en mi cabeza)
LOW: “Two-Step”
Low son Alan Sparhawk y Mimi Parker, pareja americana y mormona, y eso no es un detalle baladí para entender su música. Ya hace dos décadas que sus discos son la Capilla Sixtina de la escena slowcore, una forma de entender la música en la que la serenidad y la lentitud acentúan la intensidad de la emoción y de la búsqueda de la belleza interior. El minimalismo de su folk casi religioso ha ido añadiendo de forma orgánica otro tipo de arreglos en su evolución estos años para construir auténticas catedrales de cristal, pero esta canción, Two-Step, de su disco de 1999 The Secret Name, ejemplifica como pocas la esencia de su sonido, profundo, cálido, ralentizado como en un rito místico, con sus voces en dichoso diálogo. ¿Y por qué si está bien duele así por dentro?
