“La mente emerge de la complejidad del funcionamiento cerebral”
Esta sentencia podría resumir de manera general el planteamiento emergentista con respecto al problema mente-cuerpo. Sentencia, por lo demás, que puede parecer bastante razonable para cualquier neurólogo, psicólogo o estudiante de la mente en general que tenga, como ya va siendo normal, una visión más o menos materialista del funcionamiento de nuestra psique. Sin embargo, vamos a ver que realmente es un enunciado equívoco y bastante vacío.
Pensemos en que yo quiero saber cómo funciona cualquier electrodoméstico de mi cocina, por ejemplo, el frigorífico. Sin tener ni idea de ingeniería, observo sus piezas durante un rato y termino por decir: “La baja temperatura que enfría los alimentos emerge de la complejidad del funcionamiento del frigorífico”. Realmente, no habré dicho absolutamente nada, a lo sumo estaré intentando encubrir que no sé gran cosa del funcionamiento del aparato.
Pensemos ahora en qué significa la palabra “emerger”. Habitualmente se usa para decir que algo sale del agua a la superficie, pero también puede usarse para decir que algo sale del interior de otra cosa. Pues bien, cuando decimos que la mente emerge del cerebro estamos, en primer lugar, cometiendo un sesgo dualista: si la mente sale del cerebro es porque es algo diferente de éste, ergo la mente no es el cerebro. Y si la mente no es el cerebro… ¿qué diablos es?
En segundo, estamos sugiriendo de modo implícito o dando la impresión de un “surgir por arte de magia”: a la hora de construir una mente artificial lo único que habrá que hacer es ir añadiendo piezas semejantes a las de un cerebro real hasta que, al final, la mente emerja por sí sola de entre todos esos elementos. Así llega la manida afirmación: “De la complejidad de Internet surgirá espontáneamente una nueva mente global” No, de Internet no surgirá ninguna mente a no ser que ingenieros se pongan a ello, y de ir construyendo piezas similares a las de un cerebro no surgirá una mente sin más. Ir construyendo piezas similares a un cerebro hará que vayamos comprendiendo cada vez mejor cómo funciona el cerebro hasta que, al final, podamos construir las piezas clave que, realmente, sean, constituyan o generen una mente.
Y, en tercer lugar, la expresión “emerger del cerebro” parece implicar que la mente surge del cerebro pero que no hay camino inverso, es decir, que “el cerebro no emerge de la mente”, negando la posibilidad de que nuestro pensamiento tenga algún efecto sobre el mismo cerebro. El emergentismo estaría sugiriendo implícitamente un epifenomenalismo que, en general, parece poco convincente (a mí sí me gusta la idea de que muchos aspectos de la mente son efectos secundarios o epifenómenos del funcionamiento del cerebro, pero no me convence que esos efectos secundarios no tengan influencia alguna sobre el propio cerebro).
Y, pensemos por último, en que significa la palabra “complejidad” ¿Qué quiere decir que algo sea complejo? La complejidad es una propiedad subjetiva (una valoración) que no tiene existencia objetiva. Algo es simple o complejo siempre para un sujeto. Resolver una multiplicación es algo complejísimo para un niño de tres años pero trivial para un adulto ¿Diríamos que multiplicar tiene la propiedad objetiva de ser complejo? No, la palabra complejidad, en el mejor de los casos, solo es un indicador de la capacidad de comprensión del sujeto. Entonces, ¿es lícito decir que de la complejidad surge algo? No, de la complejidad no puede surgir absolutamente nada porque solo es una valoración, no es un objeto o proceso real con algún tipo de poder causal. Por lo tanto la afirmación “La mente emerge de la complejidad del cerebro” es un sinsentido o, en el mejor de los casos, es no decir nada.
Para seguir disfrutando de Santiago Sánchez-Migallón
Seis condiciones para comprender el cerebro
Para un trabajo que realicé para la asignatura Bases Neurológicas de la...
Leer más
También te gustará en Hyperbole
Participa en la conversación
3 Comentarios
Leave a comment
Deja una respuestaCancel comment
Hola, Santiago. Muchas gracias por tu artículo.
Se me plantea una pregunta referente a la siguiente afirmación que haces: “No, de Internet no surgirá ninguna mente a no ser que ingenieros se pongan a ello, y de ir construyendo piezas similares a las de un cerebro no surgirá una mente sin más”.
Mi pregunta es: Si en el caso humano el surgimiento de la mente fue un fenómeno espontáneo (a menos que creamos en el “diseño inteligente”), ¿por qué en el caso de Internet no podría serlo?
Gracias.
Un saludo.
el tema es que se insiste en separar al hablar de los seres humanos a el cuerpo de la mente o cerebro (que son lo mismo el uno u el otro)y el alma ,el cuerpo y la mente son inseparables y no se los puede dividir ni siquiera para “analizar” y el “alma”de la forma que se la quiere representar simplemente no existe,conocen a alguien que hubiera muerto por algo acontecido a su “alma” ?estimado Santiago re recomiendo utilizar la Navaja de Ockham,«La explicación más simple y suficiente es la más probable
Saludos
Hola, Ignacio:
Yo comparto esa advertencia que haces de que seguimos hablando de la mente como algo desvinculado del cuerpo, cuando en realidad somos corporeidad; desde ella se forja nuestra consciencia y nuestra identidad particular. De hecho, las emociones como el miedo, ira, o nuestra forma de procesar la información, han tenido un sentido evolutivo en nuestra adaptación al medio como seres biológicos. Ahora bien, creo que eso no niega la posibilidad de que pueda surgir la consciencia en una entidad no biológica, no obstante, puesto que no comparte la misma corporeidad ni ha pasado por la misma historia evolutiva que el Homo sapiens, a lo mejor su consciencia sería de un carácter muy distinto al nuestro. Si de verdad fuera una inteligencia completamente otra, ¿sabríamos identificarla?
Saludos.