Pierre Koenig, Stahl House, West Hollywood, 1960  

Pierre Francis Koenig, nació en San Francisco en 1925, trasladándose más tarde con su familia a Los Ángeles, en 1939. Tras su paso por la Armada entre 1943 a 1946, estudia Arquitectura en la Universidad de Utah, en el City College de Pasadena y, finalmente, en la Universidad de California en Los Ángeles, graduándose en el año 1952. Durante su formación, inicia un periodo de prácticas en los estudios de arquitectos de California, como Raphael Soriano, Edward Fickett, Kistner y Jones and Emmons. En 1952 participa en la exposición de cuarenta y tres edificios proyectados en acero y vidrio, que le daría paso, posteriormente, a participar en el programa experimental Case Study House.

 

Pierre Koening

 

El programa llamado Case Study House, fue una iniciativa del redactor jefe de la revista Arts&Architecture John Entenza que tuvo cierta acogida entre sus lectores, pero poco apoyo por parte de las administraciónes estatales y federales. Y tenía por objetivo diseñar y construir diferentes modelos de viviendas individuales económicas y funcionales en un momento de impase en la vida social americana. Todo ello en previsión de la demanda que podría dispararse tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y tras el regreso de cientos de miles de soldados y de personal militar, desplegado en Europa y en el Pacífico. El programa Case Study House fijaba consecuentemente que “las viviendas deberían poder ser producidas en serie y concebidas de acuerdo al espíritu de nuestra época, utilizando, en la medida de lo posible, materiales y técnicas extraídas de la industria militar y adaptadas a la expresión de la vida moderna”.

 

 

La vinculación de la industria bélica en tiempos de paz, es un tema capital para el entendimiento del New Deal americano y un eje indiscutible en la prospera modernidad de la ‘Pax Americana’. Además de constituir uno de los temas rastreados por Beatriz Colomina en su excelente trabajo sobre ‘La domesticidad en guerra’. Donde establece, entre otras cuestiones, que “la arquitectura moderna es inseparable de la guerra. Recicla técnicas y materiales desarrollados por el ejército y crea una nueva forma de domesticidad de posguerra…, una poderosa arma de propaganda sobre las imágenes virtuosamente diseñadas de la felicidad doméstica”. Un programa colosal  de la definición de una forma de vida, que se centraría en la construcción del Imaginario Americano. Un Imaginario tangible y colorista, que de desplegaría tanto en el cinematógrafo, como en las revistas populares, tanto en la producción automovilística como en la Arquitectura. Y ello queda claro cuando, vemos que entre los arquitectos colaboradores del programa se encuentran figuras fundamentales de la Arquitectura USA. Richard Neutra, Raphael Soriano, Craig Elwood, Charles y Ray Eames, Pierre Koenig y Eero Saarinen, dieron forma a treinta y seis proyectos elaborados entre 1945 a 1966, en 33 viviendas unifamiliares y 2 apartamentos.

 

La casa que Koenig proyectó para Carlotta y C. H. Buck Stahl en 1960, es definida por John Entenza como la Case Study House n.° 22, y resulta ser la vivienda más conocida y fotogtafiada del programa Case Study House, e incluso fue reconstruida en el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles como parte de la exposición ‘Proyectos para la vida moderna, historia y legado del Case Study House Program’ de 1989. Es, pues, la única casa del programa Study House que se ha construido en dos ocasiones, y que cuenta con un relato fotográfico de Julius Shulman, que la hace resplandecer sobre la anochecida angelina.

Desde 1962, la utilización de esta vivienda como escenario para el cine y la publicidad ha proporcionado a los Stahl una segunda fuente de ingresos y la constatación, además, del carácter simbólico de la pieza diseñada por Koenig. Un carácter casi cinematográfico y algo onírico, que permite representarla como ‘el cielo de la clase media americana’ junto a la sensación de  que la casa flota ingrávida en las colinas de los alrededores de Los Ángeles, sobre una ciudad lejana e iluminada en una inquietante lejanía.

 

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La diferencia entre esta vivienda y la Case Study House n.° 21, conocida como Bailey House, es que a Koenig no le habían interesado tanto las posibilidades de la prefabricación y del uso de elementos estandarizados, como el potencial expresivo de los materiales. Así, mientras que los pórticos de acero de la anterior Bailey House están situados a 3 metros entre sí, aquí se adopta una trama cuadrada de 6 metros, duplicando la extensión, aunque sin llegar a las dimensiones de la casa Seiden. Se utilizan vigas de sección en L de 300 milímetros, como en la casa Seidel, pero en este caso con paneles metálicos más delgados de 125 milímetros, y los habituales pilares de sección en HB de 100 milímetros.

 

 

Mientras que tanto en la Bailey House como en la casa Seidel los armazones estructurales de acero forman rectángulos cerrados, aquí las vigas sobresalen de los pilares, sosteniendo los grandes voladizos de la cubierta y dando al edificio una apariencia de ave liviana, a punto de emprender el vuelo sobre un precipicio. La casa se organiza en una planta en forma aproximada de L, con los dormitorios en un ala y las zonas comunes, en la otra, con los baños en la intersección. Como si con ello, se quisiera destacarse la fluidez del espacio, Koenig sitúa la piscina en el ángulo del edificio, permitiendo que el agua casi llegue a las ventanas de los dormitorios y bloquee el camino de la entrada desde el garaje. Como consecuencia de todo ello, el entorno parece desmaterializarse: el agua de la piscina refleja los voladizos y el cielo azul, mientras que el pavimento perimetral  de la piscina y las plataformas que atraviesan el agua en el exterior de los dormitorios nos ofrecen mayor sensación de estabilidad.

 

 

 

La transparencia, por otra parte, de las paredes acristaladas queda subrayada por la planta diáfana y por el acabado de los paneles metálicos en cubierta, que parecen extenderse por toda la vivienda de lado a lado sin interrupción. En el exterior, la única pared ciega, aparece revestida con piezas metálicas verticales, que separan los dormitorios de la calle y del garaje. En el interior, salvo el vestidor cerrado, sólo hay una pared cerrada, situada entre los dos dormitorios. Desde cualquier punto de la casa, se percibe el horizonte, ya que las pocas instalaciones que eran necesarias se dispusieron de modo que no interrumpieran las vistas.

 

 

El principal elemento de la sala de estar, claramente visible desde el exterior, es la campana rectangular de la chimenea, que parece colgar del techo. Igualmente, la cocina es un espacio dentro de otro espacio, ya que su volumen está definido por un falso techo independiente y las encimeras situadas en el centro y a un extremo, que parecen flotar sobre un plano continuo. Como explicó Koenig, nunca proyectó la casa para ser vista. “Mis obras no se miran a sí mismas: mira la casa, mira su forma, mira su diseño. No es mi forma de trabajar. Yo miro hacia fuera y los que viven en la casa se proyectan hacia lo que está a su alrededor. Es mi actitud hacia el edificio”.

 

 

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