Ralph Erskin, The Box, 1941

 

The Box

 

El trabajo de Ralph Erskine que hoy traemos a estas páginas, se produce en las antípodas de todos los casos que han desfilado ya, y como otra mirada al mismo problema de la vivienda, la habitación o la residencia. Frente a las dimensiones abundantes, y aún excesivas, de las casas americanas sobre todo,  la propuesta de Erskine se mueve en las antípodas de las casas anteriores. Produciéndose su propuesta en el clásico Existenz-minimun proclamado por el Movimiento Moderno en los años veinte, y piedra nuclear de los Congresos CIAM de 1929 y 1930, dedicados justamente a las soluciones mínimas de la habitación.

Se puede mantener que la ideología de la habitación en la Europa de entreguerras pasaba por ese fuerte contenido social y productivo, preocupada por satisfacer el problema creciente de la vivienda. Frente a esta limitación económica y dimensional, los ejemplos prototípicos de las casas americanas, y de California sobre todo, se producen desde la abundancia económica y desde cierta plenitud de atributos que explicitan ya la supremacía del Imperio Americano y de su ineludible imaginario colorista y sensual. Casi como una contrapartida del simplismo formal de la América profunda, más rigorista que colorista.

 

The box: planos

 

La otra particularidad tiene que ver con que  The box, es la casa propia que levanta Erskine, con escasos recursos y con soportes tecnológicos muy limitados. Retomando la posición exhibida por Le Corbusier, cuando levanta su cabaña de madera en Cap Martin, conocida como Le Cabanon y de dimensiones propias de una celda monástica.

Tan solo contaba con 30 años, cuando Ralph Erskine, se trasladó a vivir a la ladera de Lissma, cerca de Djupdalen  en Suecia. Llegó durante el invierno de 1941 con su mujer y sus dos hijas recién nacidas, y en una parcela cedida por un granjero, decidió su localización. Además del suelo, el granjero le prestó su caballo y el trineo para el transporte, y comenzó a construir su casa con más ilusión que medios, con más ánimo que recursos.

 

Ralph Erskine en The box

 

Con sus propias manos y con la ayuda de Aage Rosenvold, un danés que estaba realizando un curso de formación sobre el ladrillo, y que desde entonces se convirtió en su socio. Tomando piedras del lugar, utilizando ladrillos de un antiguo horno y empleando incluso materiales de desecho, como un antiguo somier de cama, a modo de armadura del hormigón, Erskine y Rosenvold empezaron a construir esta cabaña, que se conoció con el apodo de The box. Una caja auténtica, pero vividera. Una propuesta de limitación expresiva y de contención de gestos en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.

 

 

Con unas modestas dimensiones de 6 x 3,6 x 2 m de altura y una única habitación, funcionó como vivienda habitual de la familia hasta 1946. El espacio interior se dividía mediante una chimenea, que articulaba en una parte la cocina y en otra el pequeño  estar, que también hacia las veces de dormitorio y de sala de trabajo.  La cama que también se utilizaba como sofá por el día, se levantaba mediante unas poleas hasta el techo quedando escamoteada, con el fin de  despejar la pieza durante el día.

El escritorio de trabajo, podía abatirse igualmente desde el armario que estaba en la pared norte, que hacía las veces de aislante. En el exterior de esta pared se apilaban en invierno troncos de madera con el fin de mejorar el aislamiento en esta orientación más fría. No  había cuartos de baño ni agua corriente y el agua la llevaban desde un pozo hasta la casa. En una experiencia casi monacal.

 

ERSKIN RALPH CABAÑA5

 

El volumen de The box es una especie de  cuerpo volado sobre un basamento de piedra. Cegado con un muro norte, fuertemente aislado; la vivienda se abre en la orientación sur, buscando la poca insolación disponible  mediante unas ventanas de vidrio doble, donde se disponían plantas y demás objetos, proporcionando un mirador en lo alto de la ladera, como bien expresan los dibujos a pluma de Erskine.

La casa estaba enclavada en una zona boscosa donde eran habituales las nieves, la tienda más cercana estaba a tres kilómetros distancia que Erskine y su mujer solían recorrer esquiando o en trineo. Ralph Erskine aunó modernidad y los sistemas tecnológicos  que ofrecía la época, con la visión de otras arquitecturas vernáculas,  donde se encuentran respuestas directas a los condicionantes climáticos de cada lugar. Podemos estar pues, ante uno de los primeros arquitectos que mejor empezó a entender los recursos que le ofrecía el lugar, con la finalidad de emplearlos eficazmente en su arquitectura; como  puede verse en sus estudios expuestos en el CIAM 1959. La duda fundamental, a estas alturas, es si el esquematismo rigorista de Erskine es ampliable a otras coordenadas y a otros usuarios, sin que lo malinterpreten.

 

 

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