Dialogo de dos piedras

Enchufó el cable detrás de la televisión y comenzó a mirar la película que acababa de bajarse  de uno de esos torrent inexplicables de internet herederos de la vieja e-mule, de la que no sabía si había muerto tras años de fieles servicios. Había leído algún comentario positivo sobre esa película original, de pequeño presupuesto, etiquetada como comedia dramático-cómica.

Quince minutos después, estaba durmiendo delante de la pantalla. Apagó la televisión y subió a su habitación. 

Pocos días después, lo intentó de nuevo, no tenía ningún a priori contra la película, -Cualquiera puede dormirse en el sofá si es la una de la madrugada y tiene sueño atrasado, se dijo. Esta segunda vez no pudo pasar de los cuarenta minutos, y no era achacable a cierto cansancio físico, sino a un empacho de acción deshilachada cuya principal característica era la gran confusión que le generaba aquel cóctel ruidoso de imágenes sin respiración, agitadas, con escenas de peleas orientales que le recordaban las series coreanas de superhéroes que ponían en la televisión cuando era pequeño y que le aburrían soberanamente, con personajes vestidos como una mezcla de motoristas envueltos en papel platina y el luchador enmascarado de México. Las escenas de peleas mostraban una precisa y depurada escenografía, de papel milimetrado, sorprendentes por el humor. Qué lástima aquellas alusiones anales de mal gusto, ¿para contentar quizás a un público joven?, pensaba. ¿A lo mejor estas tonterías de caca y culo les hacen reír? ¿Pero por qué duran tantos minutos? Sentía que la irritación iba subiéndole hasta las orejas.  Al poco, sin más trámite, apretó el mando, la televisión se apagó y olvidó el tema. Los días pasaron y otras películas vinieron a enterrar en su memoria aquella pantomima de chinos. 

-Hoy, es normal olvidar la película que vimos ayer, todo film es una capa que sobre el film anterior, como los estratos sedimentarios que se superponen en un geosinclinal, y ahí quedan hasta que la memoria, como una arqueóloga, vaya a recuperarlos y sacarlos a la luz.


 
Y así fue. Cuando el cinéfago  oyó que una de las películas favoritas para los premios Oscar del 2023 se titulaba Everything Everywhere All at Once (“Todo a la vez en todas partes”), la incomprensión se hizo un lugar en su cerebro y volvió a interesarse por aquella película que había dejado a medias hacía un mes. 
-¿Comprendes? -dijo a su amiga. Debía terminarla, aunque solo fuera por curiosidad si no quiero morir idiota.

-¿Y la terminaste?

-A duras penas.

-¿De qué trata?

-Te cuento en líneas generales para no espanzurrarte la historia si decides por tu cuenta y riesgo ir a verla.

-Se dice despanzurrar, con “d”. Pareces manchego.

-Bueno, pues destripar.

-¡No hombre! ahora se dice hacer un spoiler.

-Bueno, como quieras, -dijo con hastío. La acción hace referencia al Metaverso, pero eso se descubre después, porque al principio uno la achaca a las alucinaciones propias del personaje principal, a un fenómeno de desdoblamiento de la personalidad, a la esquizofrenia y cosas de esas.  Las escenas se suceden como un torbellino exuberante y anárquico de géneros cinematográficos, con escenas de acción trepidantes que cortejan la ciencia ficción. Las galaxias y los mundos virtuales paralelos se entremezclan con el drama doméstico. Se trata de una familia de origen chino, dueños de una lavandería, perseguidos por el fisco en un mal momento porque el marido ha presentado una demanda de divorcio. Hay una hija (CENSURADO) con problemas de autoestima y el abuelo vive con ellos.

La problemática de fondo son las relaciones turbulentas existentes entre las tres generaciones y la incomprensión recíproca entre unas y otras.  No te diré más, solo que hay algún pasaje tierno sobre la victoria necesaria y redentora del amor, lo único que nos puede salvar de la destrucción y el caos.

-Ya, – dejó escapar la amiga un poco abrumada.

-Por momentos, se aprecian destellos de una comedia original que puede verse como un pasatiempo si no tienes otra cosa mejor que hacer, sobre todo cuando uno está azuzado por la curiosidad generada por tanto premio, sin embargo un minuto después volví a caer en la desidia, en la idea de que el esfuerzo por llegar hasta el final no me compensaría lo suficiente.

Los personajes evolucionan en universos múltiples, y se entrecruzan en momentos espacio temporales diferentes creando una incomprensión inicial constante que se desplaza del personaje hasta el espectador. En los decorados y efectos especiales vas a percibir influencias iconográficas heterodoxas, ecos de los vídeos de internet, del antiguo morphing, vemos los dedos-salchichas, los sex toys, la patada olímpica al perrito inocente (cuya primicia debemos a Luis Buñuel en la Edad de oro), coreografías ticktokianas e instagrameras…  Hay algunos homenajes a clásicos del cine, como esas escenas de lucha interminables en memoria de Bruce Lee o Van Damme (carezco de referencias más recientes), o también las alusiones a Ratatoille. Por momentos aflora un estilo narrativo de comedia disparatada que destaca por su libertad total y el guión se despeña alegremente por el abismo de la libertad total, siguiendo el sendero abierto por el surrealismo. Los autores Daniel Kwan et Daniel Scheinert ya firmaron una película divertida y original llamada Swiss Armi Man en 2016, que voy a intentar encontrar mañana. Pensé que la película iba dirigida en particular  a un público joven que aprecia el género del cómic futurista y fractal, y los manga flash, pero me equivocaba. Después he leído críticas muy autorizadas que hablan del placer jubilatorio que provocaba este tipo de cine. Vi que había triunfado en los Globo de Oro y en los Premios de la Crítica. Así que, influenciado por tanta alabanza, empecé a ponerme en modo positivo y me he planteado una lectura radicalmente diferente. 

En mis dos intentos fallidos precedentes, la historia me había parecido perfectamente ininteresante a pesar de las apariencias y la farragosa complejidad de la misma, criticaba su falta de intencionalidad y de reflexión que no llevaba al espectador a ningún sitio y más bien dispersaba su atención.  No veía simbolismo, metáfora ni poesía, y faltando unos cuarenta minutos para el final me seguía preguntando por qué me forzaba a seguir mirando la pantalla. Si había llegado tan lejos, y sin apenas gana, era simplemente por el atractivo de un etiquetado de once nominaciones y seis estatuillas logradas. La película pasó bastante desapercibida cuando se estrenó en Francia en agosto de 2022, sin embargo venía precedida de una buena acogida en Estados Unidos, donde dobló en poco tiempo la inversión inicial de 24 millones de dólares, una minucia en Hollywood.

Por suerte llegó el momento de la iluminación beatífica, el instante balsámico que coincide con todo descubrimiento y hace olvidar los trabajos.

Tengo que reconocer que el último tercio de la película es mucho mejor que todo lo anterior, justo cuando el metaverso aparece concentrado en un Rosquillo cósmico que el personaje de la hija enarbola sobre su cabeza como la sacerdotisa de un Templo del Conocimiento.

-!Nunca sé cuando estás ironizando! 

-No importa. El caso es que en cierto momento, se produce ese fenómeno gestaltiano en que las cosas se captan de forma integral, y es que, a medida que pasa la película y debido a su extensión, hay un efecto de hipnosis que hace más llevadero su visionado y uno deja de estar irritado para sentir cierta conjunción con el objeto y, como en el soneto de Violante “burla burlando van los tres delante”, en este caso tres cuartos de película.  El mundo está amenazado por un ente malvado y enloquecido y Evelyn debe entrenarse como un samurái para enfrentarse a él, solo alguien con una vida tan perfectamente inútil y vacía como la suya tiene capacidad para convertirse en un ser de luz, en una heroína zigzagueando entre diferentes metaversos. Al final, podemos decir que se trata de una reflexión sobre la identidad y las personalidades multifacéticas de cada uno de nosotros, las realidades paralelas y la discontinuidad de nuestra psique, moldeada, se quiera o no, por las emociones y las heridas heredadas en el seno de la familia. La película queda redimida por el alegato final del marido, una bella reflexión humanista y pacifista, aunque también peca de amable y superficial.  Yo creo que el mensaje implícito tiene una sencilla base moral:  que la única salvación está en el Amor. 

-Nada nuevo desde Jesucristo.

-!Cierto! 

Yo creo que toda la profesión del nivel de Hollywood no puede equivocarse, y que esa unanimidad en la concesión de los Óscar,  premia obviamente unas virtudes reales.Por ejemplo, un guión rizomático como este exige un montaje maestro, y eso es sin duda lo mejor de la película, los paralelismos formales en el montaje merecen el óscar, por el contrario, el de mejor actriz de reparto me parece más un regalo a Jamie Lee Curtis por su larga trayectoria que otra cosa.  El óscar al mejor intérprete masculino de reparto lo ganó Ke Huy Quan, el marido, un actor de origen vietnamita que ya trabajó hace treinta años, cuando era un niño en una de las películas de la serie Indiana Jones y luego en Los Goonies. El óscar a la mejor actriz fue para  Michelle Yeoh una actriz de origen malayo, que encarna a Evelyn, la madre, con una intensidad irreprochable.

-¿Me la puedes pasar?

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2 Comentarios

  1. Conseguí tragármela de un tirón, pero a duras penas (y mira que me trago películas lentas que para muchos son soporíferas). Y eso no se puede perdonar. Es cierto que hay gran virtuosismo técnico en el montaje y en la grabación de las secuencias de acción. Es cierto que tiene algún punto gracioso (la verdad es que yo no me reí, pero concedo) y cierta originalidad. No obstante, la gran mayoría de las cosas que pasan son chorradas y estupideces sin mayor calado. Y luego ese machaconeo de saltos y saltos, kung-fu y más kung-fu frenético durante 2 horas y 20 minutos… ¿Y si la hubieran hecho de hora y media?

    Bueno, a lo mejor detrás de ese huracán de secuencias absurdas hay una profunda reflexión sobre la existencia humana… Hay libros en los que cuesta entrar pero luego merecen la pena. Ni eso: drama familiar visto millones de veces que, al final, se soluciona con amor… ¡Es que encima es simplona la jodía!

    En fin, que hay películas para todos los gustos y entiendo que exista gente que aprecie este tipo de cine, pero creo que una película de acción trepidante que aburre, y que estás deseando que acabe desde la primera media hora, por muchas virtudes que tenga, no es una buena película.

  2. says: Pulgarcity

    Menudo pestiño de película. Ah… emule sigue funcionando igual de bien: pelis, series, libros y todo tipo de documentos. De nada

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