McCartney, joven otra vez

No sé por qué razón pero todos los que han sobresalido en filosofía, la política, la poesía o las artes eran manifiestamente melancólicos…

Aristóteles

Qué difícil es ser dios, como titulaba la novela rusa. Y más difícil aún haberlo sido. Si no, que le pregunten a Maradona. O a Paul McCartney, que se confesaba con ocasión de la publicación de su último disco.

Ciertos ricos son tan dignos de lástima como los pobres, porque, en realidad, los pobres deberían ser objeto de furia, y tienen remedio, mientras que los tristes multimillonarios no. McCartney lo tiene todo, en términos de lo más positivos, menos la juventud, así que piensa ahora en la posteridad. Ya que no puede viajar hacia atrás en el tiempo, trata de hacerlo hacia delante. Seguramente eche de menos a John Lennon, no tanto porque desee tenerlo al lado de abuelo junto a abuelo para arrojarle pan a las palomas y recordar batallitas, sino para volver a empezar, con dos cojones. Creo que no serviría de mucho: la industria del pop no está hoy para grandes alharacas, y si esta misma noche se compusiera Penny Lane, mañana formaría parte de una lista de éxitos importante, sí, pero entre muchas otras canciones que terminan por pasar con poca pena y aún menos gloria. Digamos que el mundo se ha vuelto demasiado cínico y hacinado para descubrimientos que trastornen el panorama de nada. John Lennon y Paul McCartney (por decirlo en el orden que ellos mismos establecieron) no sólo eran geniales, además salieron de la chistera del rock en el momento y el lugar adecuados. Los griegos llamaban a esto kairós: todo tiene su kairós, favorable o desfavorable. Pero nada de eso debe poner melancólico a Paul. Su vida ha sido una de las aventuras más deslumbrantes del siglo XX, y, por tanto, puesto que el siglo pasado es todavía medida de tantas cosas, casi la epopeya más brillante de la música universal. El hecho de que no haya posible retorno, de que McCartney sea ya irremisiblemente viejo, no quita que, una vez que la maravilla se ha dado, podamos celebrar una y otra vez que las maravillas, aunque escasas, son posibles y, por tanto, que el mundo se convierte en un lugar más interesante de lo que creíamos. Él, con Lennon y los otros dos, estuvieron detrás de algo así en un momento raro de nuestra historia en el que parecía que algunas cosas iban medianamente bien pero no lo suficiente, y sólo por eso la posteridad le será indiscutiblemente generosa, y Paul lo sabe muy bien.

Otro asunto es quién sea más alto, o si Lennon-McCartney gastaban la misma talla. Lo que ocurre es que a John no le hemos visto envejecer, y además siempre fue desconcertante: en Hamburgo se daba de hostias con todo el mundo, y veinte años después predicaba paz y amor. Era más mediático, y a la vez más politoxicómano. Sin embargo, Paul era el melódico, el burgués, un ave mucho más rara, si se piensa bien, en el mercado del pop, que premia a los autodestructivos y olvida a los buenos artesanos. Si la posteridad es tranquila, subrayará a McCartney, si es punk, resaltará a Lennon, y no está en la mano de nadie controlar eso, menos todavía en la suya. Bob Dylan tuvo el atrevimiento, también, de no morirse a tiempo, y, sin embargo, le seguimos recordando joven, pese a que ahora esté perdiendo su tiempo con esculturas. De modo que pienso que no hay preocupación para Paul, aunque tampoco haya cura para su melancolía (nunca sabremos, por cierto, si no era más melancólico John ya desde el principio…): su juventud ha quedado atrás, Liverpool no es lo que era, pero, en este mismo momento, un adolescente conoce a otro en una ciudad portuaria y se produce la magia, sea para componer canciones o sea para hackear páginas web. Tal vez la fama no les llegue nunca, ni millones de fans se pirren por ell@s, ni se fotografíen en todas las posturas y con todos los atuendos posibles, pero sus colegas puede que les apoden, con sorna, “Lennon-McCartney”, o que se lo llamen a sí mismos, y el espíritu continúe. Yo me sentiría bastante orgulloso…

” Querido “Macca”: como no te conocemos personalmente, sólo nos importa lo que fuiste. Es verdad que lo que haces ahora nos trae más al pairo, sinceramente, pero igual le prestaremos un rato de atención. Mientras, mira el temita que te dedicaron los Dover, que no es tan bueno como los tuyos, desde luego, pero que es mejor que la mayoría, incluso así de mal grabado, como en tus tiempos:

 ‘Couple of stars’

And the medicine
And I haven´t heard your tune
If you could make me rock again
Wouldn´t need any help

Couple of Rats
And the bloody gin
And I haven´t heard your tune
If you could make me rock again
Wouln´t need any help

Dear McCartney
Let us have your wings
Dear McCartney
Would you like some tea?”

Para seguir disfrutando de Óscar Sánchez Vadillo
Drago-es y mazmorras
De Fernando Sánchez (hasta aquí mi padre, lo distintivo viene justo ahora)...
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