Whoosh! El sonido de la almohada golpeando directamente tu cara. La sensación no es tan placentera como uno imagina; si pensamos que es un impacto de suave algodón relleno de plumas, la realidad es que ¡¡duele!! Y bang!! Otro golpe en la espalda. Esto es lo que ocurre cuando te encuentras en el medio de una salvaje batalla de almohadas con decenas de personas, ¡¡y ni siquiera las conoces!!
Es imposible medir la cantidad de diversión generada durante un juego tan sencillo, en el que te permites hacer el tonto: ésa es una de las más grandes diversiones que puedes ofrecerte a ti mismo. Normalmente, después de la pubertad, la vida comienza a ser algo demasiado serio como para dejarse llevar de vez en cuando. Jugar es para los niños.
La vida amorosa, la profesional; la sociedad, la política y otras parcelas de vida adulta se comen todas las posibilidades de frivolizar en el día a día. Esta vida real es seria y dura, mientras afrontas todo tipo de sufrimientos y responsabilidades. Frente a un día a día cada vez más exigente, la vida deja de ser algo que explorar, algo que disfrutar, algo que admirar. Pero, entonces, de repente, puedes permitir que algo de locura entre en tu vida de nuevo. BANG! Hagamos la prueba. El resultado no es sólo algo de lo que hablar, sino algo que hay que sentir. Para vivir realmente la vida.
Este flashmob frente al Sacre-Coeur en París era una oportunidad perfecta para esto. Los transeúntes inocentes se mostraban confundidos por los luchadores de almohadas, feroces y sin preocupaciones, que transformaron el lugar en una auténtica nube de plumas. ¡¡Qué gran batalla!!
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Whoosh! The sound of the pillow hitting you directly in your face. The feeling is not as pleasant as one would imagine thinking that this fluffy cushion is made of soft cotton and filled with feathers. It hurts! And bang, another hit from the back – this is what happens when you find yourself in the middle of a wild pillow fight with numerous people. And you don’t even know them! The amount of fun is immeasurable. Simply playing with others and letting yourself being silly is one of the greatest joys one can offer to himself. Normally after the puberty life becomes way too serious to be silly anymore. Playing is for children. Love life, professional life, society, politics and all other kinds of the adult life eat all the frivolity away. This real life is serious and hard, you face all sorts of sufferings and responsibilities. Confronted to the more and more demanding situations, life no longer seems to you something to explore, something to wonder at, something to admire. But then again, when you just allow some foolishness to enter into your life again – BANG! Just try it some time.The result is not something to talk about but something to feel. To really live the life. This flash mob in front of Sacre-Coeur in Paris was a perfect opportunity for this. The innocent passers by were bewildered, the fierce and carefree pillow fighters were transforming the place into a feather cloud. What a battle that was!
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