Filicidio por venganza: una perspectiva internacional a través de 62 casos

Francico de Goya "Saturno devorando a sus hijo2

En las últimas semanas hemos sido testigos de dos casos de filicidio por venganza que han conmocionado a la opinión pública. En este artículo voy a hacer un resumen de un artículo publicado en febrero de este año sobre el filicidio por venganza (en estos momentos el artículo está disponible en abierto) porque es el primer estudio sistemático que se centra específicamente en el filicidio por venganza. Primero, vamos a señalar algunas definiciones. Filicidio es el homicidio de un hijo por su padre, madre, padrastro o figura paterna. Se suele diferenciar dentro de él dos grupos más concretos: el neonaticidio que es cuando el homicidio ocurre en las primeras 24 horas de vida del neonato; y el infanticidio cuando el menor tiene menos de un año. Por otro lado, como dicen los autores, “sigue siendo enigmático cómo pueden los padres eludir el cableado instintivo para proteger y alimentar a sus hijos, y en su lugar elegir asesinarlos”.

Según algunos estudios que se citan en el trabajo y que no voy a detallar, los filicidios son un 2,5-7% de todos los homicidios y aproximadamente un 5% de los filicidios serían filicidios por venganza. Es decir, estamos hablando afortunadamente de algo muy raro dentro de un fenómeno muy poco frecuente también. Los motivos que se han recogido para cometer filicidio incluyen: 1) que los hijos sean ilegítimos o no deseados; 2) que ocurra involuntariamente durante el maltrato infantil; 3) por razones altruistas o por piedad (por ejemplo, niños con discapacidades); 4) debido a una enfermedad mental (por ejemplo, delirios); 5) en estado de embriaguez; 6) por venganza; 7) para evitar que el niño testifique contra el padre; 8) para obtener un beneficio económico (por ejemplo, para eludir las obligaciones de manutención de los hijos); (9) de acuerdo con creencias religiosas o culturales (por ejemplo, para remediar la deshonra familiar provocada por el comportamiento inaceptable de un hijo); 10) para obtener una gratificación sexual; y 11) para obtener simpatía o atención (por ejemplo, trastorno facticio por poderes, antes síndrome de Munchausen por poderes).

Es bastante conocida y utilizada la clasificación propuesta por Resnick en 1969 que diferencia cinco tipos de Filicidio: 1) Filicidio Altruista, 2) Filicidio por psicosis aguda, 3) Filicidio por hijo no deseado, 4) Filicidio accidental (por maltrato físico), y 5) Filicidio por venganza. Dicen los autores del estudio con respecto al filicidio por venganza:

El filicidio por venganza, que se cree que es un tipo de filicidio poco común, es aún menos conocido que los otros tipos. Se produce cuando un progenitor asesina a uno o varios de sus hijos para causar dolor y sufrimiento emocional al otro progenitor del niño, normalmente su actual o anterior pareja sentimental…”.

Para poner esto en perspectiva, la Oficina Federal de Investigación estimó que hubo 16.425 asesinatos en Estados Unidos en 2019. Si el 2,5% de estos asesinatos fueron filicidios, y aproximadamente el 5% (4%-9%) de estos filicidios fueron motivados por la venganza, entonces podemos estimar que se produjeron unos 21 filicidios por venganza en 2019, lo que representa aproximadamente uno de cada 800 homicidios (0,125% de todos los asesinatos)”.

Estos filicidios por venganza se llevaron a cabo normalmente en respuesta a sentimientos de ira, dolor, rechazo, desvalorización y/o amenaza de pérdida de acceso a sus hijos. Los agresores presumiblemente creían que el filicidio les ayudaría a restaurar su sentido de integridad, autoestima y/o honor. Las dificultades en las relaciones, incluyendo la separación/divorcio y la infidelidad real o percibida, son factores comunes que predisponen a la indignación y la furia que conducen al deseo de venganza (por ejemplo, Wilczynski, 1995). La amenaza de separación de la pareja o de los hijos puede ser de especial importancia en los casos de filicidio por venganza. El espectro del abandono puede suscitar temores intolerables de soledad, vacío, pérdida de identidad y pérdida de estatus social. Otros factores estresantes de la vida, como las dificultades financieras, el bajo estatus socioeconómico y el desempleo, pueden ser factores exacerbantes. Carruthers (2016) postuló que existe una deficiencia patológica en la capacidad de empatía de estos agresores o en la percepción de la personalidad del otro, por lo que perciben a su hijo como un mero objeto”.

Germán Hernandez Amores. “Medea con los hijos muertos huye de Corinto en un carro tirado por dragones” 1887

El artículo hace un pequeño recorrido por la historia y la mitología comenzando por el caso de Medea que ha hecho que se denomine también a estos filicidios como “Síndrome o Complejo de Medea”.  Resumiendo mucho la historia, Medea asesinó a dos de sus hijos en un acto de represalia contra su marido Jasón que, tras recibir la ayuda de Medea para obtener el vellocino de oro, la abandonó para casarse con la hija del rey Creonte. Hay más casos como la historia de Procne y Filomena que cuenta Ovidio en la Metamorfosis o el de Hércules que mata a su mujer  Megara, sus tres hijos y dos de sus sobrinos en un ataque de locura provocado por Hera.

Pero vamos ya a los resultados concretos del estudio. La muestra son 62 casos de filicidio por venganza de 9 países de los que 10 proceden de la práctica psiquiátrica forense de los autores y otros 52 son casos publicados de los que hay buena documentación sobre los motivos: documentos y transcripciones de los juicios, informes policiales, confesiones de los autores en notas o declaraciones, información sobre las condenas, etc., todo ello de fuentes fiables. 

La edad media de los perpetradores fue 36,5 años y en cuanto al sexo, 33 (53%) de los perpetradores fueron hombres y 29 (47%) mujeres. En cuanto a la presencia de trastornos psiquiátricos, 35 (56%) tenían algún trastorno mental activo de algún tipo. El diagnóstico más frecuente fue el de algún tipo de trastorno de personalidad en 21 (34%) especialmente trastorno antisocial de personalidad que estuvo presente en siete (33%) de los que tenían trastorno de personalidad. El siguiente diagnóstico más frecuente fue depresión que se encontró en 13 (21%) de los perpetradores. Dos de estos casos fueron depresiones post-parto. Esto fue seguido de 6 (10%) que tenían un trastorno por uso de sustancias, dos (3%) con un trastorno de ansiedad, uno con trastorno esquizoafectivo y otro con trastorno por ideas delirantes (celotipias) y otro con Trastorno Bipolar.

Se revisó si había historia de perpetración de violencia de pareja previa al filicidio y se documentó en 22 (35%) de la muestra: 55% de los hombres (18 de 33) y 14% de las mujeres (4 de 29). En 33 casos (53%) los padres estaban todavía legalmente casados, aunque estaban teniendo serios problemas matrimoniales o en proceso de divorcio. En 4 (6%) los padres estaban en una relación sin estar casados y también tenían serios problemas de pareja. En 12 (19%) los padres se habían divorciado y en 13 (21%) unos padres que no habían estado casados se habían separado.

Pedro Pablo Rubens “Saturno devorando a su hijo”, 1636

En cuanto a las víctimas, la edad media de los 101 niños fue 6,1 años. 54 (53%) eran varones y 47 (47%) mujeres. En 50% de los casos (31 de 62) sólo fue asesinado un niño y en la otra mitad fueron asesinados más de uno (rango de 2-4). Las categorías de edad de los niños fueron:

-menos de un año: 9 (9%)

-1-2 años: 14 (14%)

-3-5 años: 35 (35%)

-6-12 años: 31 (31%)

-13-17 años: 9 (9%)

-mayores de 18 años: 3 (3%)

El método utilizado con más frecuencia fue la asfixia y los autores señalan que algunos padres mostraron conductas que pueden tal vez considerarse compasivas como drogar primero a los niños o engañarles de diversas maneras para que no fueran conscientes de lo que les esperaba (aviso de que alguno de los casos que se describen en el artículo son terribles por su crueldad).

En cuanto a la causa del motivo de la venganza los autores diferencian cuatro grupos principales:

1- La razón más frecuente, encontrada en 24 casos (39%), fue que el perpetrador/a había sido abandonado o rechazado por su pareja. Lo llamaron el tipo Rechazo.

2- El segundo tipo más frecuente, en contrato en 20 casos (32%) fue la disputa sobre la custodia o sobre el régimen de visitas. A veces esto implicaba el miedo o amenaza de no volver a ver a los hijos, justificado o no,  y con frecuencia implicaba una acalorada batalla en los juzgados. A este tipo lo llamaron Disputa Custodia/Visitas.

3- En 11 casos (18%) el perpetrador/a buscó venganza debido a la creencia de que su pareja había sido infiel o a que su pareja actual o anterior había encontrado otra pareja e iba a ser abandonado. Como aquí los celos era la emoción principal se categorizó como tipo Infidelidad/Celos.

4- Por último, en 7 casos (11%) los asesinatos por venganza estaban motivados por una intensa discusión o por un conflicto en curso y este último tipo se denominó Discusión/Conflicto

El trabajo estudia también la conducta de los perpetradores después del asesinato. Refieren los autores: “En el período posterior al delito, un total de 39 (63%) agresores tuvieron un comportamiento suicida, y 20 de ellos (32% de toda la muestra de 62) se suicidaron. Así, aproximadamente la mitad (51%) de estos intentos de suicidio fueron mortales. Los hombres y las mujeres tenían aproximadamente la misma probabilidad de intentar suicidarse (el 66% de las mujeres y el 61% de los hombres de toda la muestra). Sin embargo, los hombres eran mucho más propensos a completar el suicidio. En total, el 42% (n = 14) de los agresores masculinos que tuvieron un comportamiento suicida murieron como resultado, una tasa de finalización del 70%. En comparación, el 21% (n = 6) de los agresores femeninos que lo hicieron murieron, una tasa de finalización del 32%. El porcentaje de hombres y mujeres que utilizaron un arma de fuego para suicidarse fue esencialmente el mismo, 64% (9/14) y 66% (4/6), respectivamente. Cabe destacar que todos los hombres y mujeres que murieron por heridas de bala autoinfligidas eran casos estadounidenses”.

Con respecto a las condenas judiciales, de los 40 perpetradores supervivientes 39 fueron considerados culpables y condenados. La mayoría (n=24, 62%) recibió una (o más) pena de cadena perpetua. Ocho (21%) recibieron penas de 5 a 30 años. Cinco fueron sentenciados a pena capital (todos en USA). En 4 casos se alegó defensa por enfermedad mental, 3 de una disminución de responsabilidad y una de inocente por trastorno mental pero sólo se aceptó en un caso la responsabilidad disminuida y recibió una condena reducida de 16 años de cárcel. 

Eugène Delacroix. “Medea Furiosa”, 1838

Ningún estudio es perfecto y todos tienen problemas y limitaciones. El principal problema de este estudio es que la muestra no es necesariamente representativa de la población general. Los autores han seleccionado una muestra accesible para ellos y los casos que ellos han estudiado puede que no sean iguales a los que no han estudiado. Se suele llamar a esto una muestra de conveniencia. Para que la muestra fuera representativa de la población general debería ser una muestra aleatoria extraída de esa población. Esto no es posible en un evento tan raro como el filicidio por venganza. La solución es que hubiera un registro de filicidios con datos como edad de perpetradores y víctima, sexo, motivos, etc. Esto no está disponible en la mayoría de los países, ni siquiera en los países occidentales más avanzados. Por ejemplo, no existe en España aunque parece que la Ley de Infancia preve crear dicho registro. Este problema de ausencia de datos lo destaca, por ejemplo, uno de los estudios de homicidios de niños más completo a nivel mundial, el de Stöckl y cols de 2017:

“La escasa disponibilidad de datos sobre las relaciones víctima-perpetrador de los homicidios de niños en muchas regiones, incluso en países con sistemas de vigilancia de homicidios bien establecidos, es preocupante”.

La contrapartida es que los datos de esta muestra están muy bien documentados y son más amplios y detallados de lo que es habitual en un registro básico de homicidios. Otras dos limitaciones del estudio serían que la presencia de enfermedad mental puede estar subestimada, al fallecer el perpetrador y no poder examinado así como por la probable ausencia de datos clínicos previos. La segunda es que la presencia de violencia de pareja puede estar también subestimada porque no se denuncia en muchas ocasiones. Finalizo con el último apartado del artículo:

Direcciones futuras y conclusión

Los clínicos, el personal de protección de menores, los profesionales del derecho y los agentes de la ley que interactúan con los padres implicados en relaciones agrias y deterioradas, en divorcios muy conflictivos o en disputas por la custodia o las visitas deben ser conscientes del riesgo de filicidio por venganza como posible resultado, especialmente cuando las intervenciones terapéuticas son escasas o ineficaces. No se debe subestimar hasta dónde puede llegar una parte profundamente agraviada en cualquiera de estos escenarios para vengar lo que percibe como maltrato por parte de su pareja o ex pareja infiel, rechazadora o litigante. Sobre la base de los presentes hallazgos, aunque preliminares, parece que el riesgo de filicidio por venganza aumenta significativamente cuando existe la presencia de un trastorno de la personalidad en una o ambas partes, un historial de violencia de pareja, odio o celos intensos hacia el otro progenitor tras la ruptura matrimonial o de la relación, infidelidad y/o guerra en los tribunales de familia. Es necesario seguir investigando sobre el filicidio por venganza para comprender mejor los factores que contribuyen a él, mejorar la detección y las medidas preventivas, y fundamentar la toma de decisiones legales”.

Referencias:

Company Fernandez, Alba; Romo, Julieta; Pajón, Laura  and  Angel Soria, Miguel. Filicidio, infanticidio y neonaticidio: estudio descriptivo de la situaciónen España entre los años 2000-2010. Rev. Crim. [online]. 2015, vol.57, n.3 [cited  2021-06-19], pp.91-102.

Myers, W.C., Lee, E., Montplaisir, R., Lazarou, E., Safarik, M., Chan, H.C.(. and Beauregard, E. (2021), Revenge filicide: An international perspective through 62 cases. Behav Sci Law, 39: 205-215.

Resnick, P. J. (1969). Child murder by parents: A psychiatric review of filicide. American Journal of Psychiatry, 126, 325–334.

Stöckl H, Dekel B, Morris-Gehring A, Watts C, Abrahams N. Child homicide perpetrators worldwide: a systematic review. BMJ Paediatr Open. 2017 Aug 11;1(1):e000112. doi: 10.1136/bmjpo-2017-000112. PMID: 29637138; PMCID: PMC5862181.

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