¿Eres tú John Wayne…?

Si alguna vez juegas al juego social del elegir tu cosa favorita entre todas las cosas de un mismo género, juega al menos para ganar. Quiero decir: puesto que el juego te impone una restricción falsa, ficticia, repasa entre tus muchos “favoritos” aquel que te vaya a granjear mayor simpatía popular, y acertarás. No hay porqué mentir, en realidad. Simplemente, olvídate por un momento de que “lo mejor” en cualquier campo de experiencia es plural, de que lo cierto es que tu Top Ten es mucho más variado, y escoge con verdad conforme a tu auditorio. Porque de nada sirve que tus amigos, compañeros de juego, se declaren enfáticamente “ateos”, si luego van por ahí pensando en términos de UNO (una profesión, un equipo, una afición, un partido, un amor…) En religión a esto se le llama monoteismo –monotonoteismo, escribía Nietzsche-, y en filosofía “monologismo”. Párate a reflexionar, si no: todos tenemos varios “máximos”, relacionados oscuramente entre sí -el oscuro nudo de esas relaciones soy yo mismo, una entidad plural-, cuya hegemonía coyuntural depende de las circunstancias. Está esa escena de Jerry McGuire, donde Tom Cruise (por esta vez, apeado de su condición de superhombre encanijado) busca desesperado en la radio del coche la canción que vibre al unísono con su emoción puntual. No es que las demás no le gusten, es que sólo Tom Petty encaja hic et nunc. Pues así todo. Elegir no es sacrificar, porque el resto de tus prioridades siguen en lo alto cuando “te bajas” provisionalmente una de ellas. Atrévete, no pasa nada. El Tiempo, tiránico, exige una opción, pero la Vida, piadosa, mantiene latentes cien. Si acaso, sucede al revés: aquello que eliges sacrifica lo elegido, porque la posesión de lo escogido a menudo lo pudre, lo desgasta, como todo el mundo sabe (lo sabe aunque no lo sepa, porque lo experimenta a diario, creo que me explico). Es como solía decir Agustín García Calvo: o lo gozas, o lo tienes, pero las dos cosas al mismo tiempo, no.

De modo que, repito, de nada sirve declararse enfáticamente ateo si luego se va por el mundo “sacrificando” opciones como un completo demente. Lo que apuestas en la vida te define tanto como lo que te dejas en el tintero, que no te engañe la publicidad. Cuando alguien te pregunta cuál es tu hijo predilecto eso ya no es jugar, es pura mala leche, puesto que lo que quiere saber es que postergas a los demás. Lo mismo ocurre con la música. En el fondo, todos preferimos a AC/DC, y los que dicen que “ni de coña” es que no lo han oído bien. Pero esa no es la cuestión (no es más que es una broma). La cuestión es que todo depende del humor en que nos encontremos. Así que yo, personalmente, doy estas dos listas de reproducción, que tienen poco de AC/DC y además no son muy originales, pero con las que se pasa un buen-buenísimo rato. Contienen cien temas cada una y ninguno -o todos- son mis favoritos. Quién diga que esto no parece propio de alguien que cita filósofos cultos, puede tirarse de cabeza a este vídeo, donde la madre de mis hijos (todos pluralmente predilectos, desde luego) ofrece una bella clase de coplillas románticas.

¡Salud y alegría!

Etiquetado en
Para seguir disfrutando de Óscar Sánchez Vadillo
Tras medio milenio de Reforma Protestante…
“La tortura de una mala conciencia es el infierno de un alma...
Leer más
Participa en la conversación

3 Comentarios

  1. Me viene al pelo, hoy acabo de volver a ver “Todas las canciones hablan de mí”. En cuanto al tema de la elección y el sacrificio, también la peli me sirve, en su escena final, cuando el prota dice eso de “es verdad que nos quedan muchas cosas por vivir, pero tampoco sabemos qué cosas son, y no sé tú pero yo no quiero que mi vida esté condicionada por las cosas que supuestamente tengo que vivir, es que no sé quién ha decidido eso ni por qué. Ya no quiero pensar más en lo que me estoy perdiendo…” (y seguiría, soy un friki de esta peli).

  2. says: Óscar S.

    La veré. La idea de que te “estás perdiendo algo” sólo tiene sentido en condiciones de miseria, sino siempre vives lo que no haces, por ejemplo la música misma: no me hace falta ser guitarrista, con interminables horas de estudio, para gozar de la maestría en la guitarra eléctrica de otro, lo cual legitima, por ciero, el “air guitar”… En fin, de nada sirve declararse enfaticamente ateo si luego uno va pensando que, porque no toca la guitarra, no se toca la guitarra…

  3. says: SERGIO

    dispuestos a jugar, eso es, no sé si siempre a ganar… en realidad nuestras canciones preferidas, por ejemplo, son las que inconscientemente nos poseen en la ducha… aunque sea James Stewart quiero ser John Wyne, como tú, piedra pequeña, como tú…

Leave a comment
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *