Sobre la elegancia
Puede que la elegancia sea una cuestión subjetiva. Es posible que, simplemente, responda a una actitud distante y relajada sobre nuestro propio aspecto, a…
(Palma de Mallorca, 1972) Le hubiera gustado ser Dorothy Parker pero, en el momento oportuno, no vivía en Nueva York, ni tenía cerca un “círculo vicioso” como el que se reunía a comer, beber y conversar en el Salon del Hotel Algonquin. Así que, en lugar de escribir en New Yorker, fue la directora más joven de un periódico local, lo que tampoco es tan malo si te echan a tiempo y la herida no es mortal. Ha vivido lo suficiente para aprender que, si quieres seguir subiendo, a veces conviene tomar aliento y cambiar de escalera. Solo así se puede llegar a ser una de esas periodistas que siguen escribiendo, incluso cuando parece que no lo hacen, porque escribir no es una elección, es algo parecido a un destino.
Puede que la elegancia sea una cuestión subjetiva. Es posible que, simplemente, responda a una actitud distante y relajada sobre nuestro propio aspecto, a…
La vida está llena de primeras veces. Si lo pensamos, muchas de ellas las tenemos presentes al mínimo ejercicio de memoria. Pero no la…
Eliminar los “debería” de nuestras frases y borrar todo aquello que nos contiene durante el año serían dos buenos objetivos para escribir en rojo,…
«¿Por qué construir un puente entre dos orillas que son iguales?». Ésa es la cuestión de apariencia intrascendente que, en el comienzo de su…
Las piedras de la vieja civilización romana llevan siglos en la misma posición. El sol completa un arco diario sobre ellas desde hace centurias….
Recién casados, felices y vírgenes, tenían miles de planes en mente que intercambiaban con pasión acelerada. Y también nervios. Y miedo. A unos metros,…
“A las cinco de la mañana, París nos pertenece”. Ésa es la sensación que tenía el cineasta Claude Lelouch (París, 1937), sentado al volante de su Mercedes SLE 6.9, segundos antes de encender el contacto. Acababa de acoplar una cámara de 35 mm en el parachoques del vehículo y estaba listo para rodar, en una sola toma, “C’était un rendez vous” -«Era una cita»-, un cortometraje trepidante de 8 minutos que recoge su carrera para llegar puntual a una cita con su mujer. Desde los arrabales de París hasta su mismo corazón, la basílica de Sacré Coeur, a casi 200 kilómetros por hora.
¿Si controlo mi pasión, acabaré convirtiéndome en un robot? Y, por contra, si me dejo llevar por ella, ¿estaré perdiendo el control de mi…
No es difícil imaginársela llegando a su habitación, agotada después de un largo día de trabajo al cuidado de tres pequeños con demasiada energía….
Puedo cerrar los ojos e imaginar que acaba de salir apresuradamente de la habitación. Aún huele a su perfume almizclado e intenso. Intuyo que…
Juegan con la risa como un material maleable. Saben provocarla. Conocen los secretos para auparla hasta la mirada, la boca y el cerebro. Y…