Lolita Sevilla, in memoriam

Para darse cuenta de donde venimos sólo hay que observar las canciones que les ponen los domingos a los viejos en las residencias de ancianos o las que se siguen bailando en las fiestas de los pueblos o en cualquier celebración navideña de compañeros de trabajo. Al final todo termina en “Paquito el chocolatero” o en algún pasodoble cantado por una folclórica.

También pueden verse las películas de Berlanga para reparar hasta qué punto permanece lo que se creía superado y también para darse cuenta de todo lo que hay de interesante, profundo y tierno en algunas manifestaciones populares que miramos con desdén o rechazo porque están asociadas a tiempos que nos parecen infames y que quisimos dejar atrás muy rápidamente, quizá para olvidar hasta qué punto estamos conformados por ellos.

 

 

La llamada “canción española” está asociada al franquismo pero viene de mucho más lejos y también recoge la expresión sentimental de un pueblo que tuvo que sobrevivir tarareando esas coplas que alimentaban sueños que se sospechaban muy lejanos. La folclórica era también esa “niña” con desparpajo que quería prosperar y buscaba otra vida más alegre y más libre, la mayoría de las veces formando parte de esos “cómicos” pobres que erraban de posada en posada en las fiestas del verano.

Lolita Sevilla fue una de esas niñas. Llegó a ser conocida pero no a ser una de las grandes y quizá a su pesar quedó como el estereotipo de folclórica abocada a la derrota en “Bienvenido Mr. Marshall”. Sin embargo, en esa figura está también toda la fragilidad y la grandeza del oficio: alentar un poco de esperanza y alegría en vidas rotas por las circustancias de una clase social y un tiempo.

Ayer murió “la niña” de esos diálogos memorables con Manolo Morán. Quizá las clases populares necesiten otra vez canciones que puedan entender para tiempos que se presumen sombríos. In memoriam.

 

Etiquetado en
Para seguir disfrutando de Ramón González Correales
Las paradójicas dimensiones de la autoestima
Tener conciencia de nosotros mismo, creer que poseemos un yo estable que...
Leer más
Participa en la conversación

3 Comentarios

  1. says: Ramón González Correales

    Emiliano

    Llevas razón, una errata tonta. Muchas gracias por darte cuenta y leer nuestra revista.

  2. says: Óscar S.

    A las clases populares se les ofrece ahora C Tangana y Bad Bunny, que maldita la gracia que tienen. Para que veas cómo ha cambiado el cuento…

Leave a comment
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *