Casa Kahlo-Rivera. Juan O`Gorman, 1931

 

La Casa del matrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, levantada por Juan O` Gorman en la mexicana calle de San Ángel en 1931, tiene una diversidad de interpretaciones. La primera y la más usual, es la de la consideración de la obra como la Casa-Taller de dos pintores, que trabajan por separado aunque puedan dormir juntos. Tan separados se manifiestan los cónyuges, que proponen al arquitecto, camarada y amigo, soluciones independientes: dos habitáculos unidos superiormente por una pasarela de enlace. Idea que remite a un cierto palomar del espíritu y que subraya las licencias amorosas de Frida y de Diego en las noches tibias de Ciudad de México. En donde caben además, inquilinos famosos como el mismo León Trotski, que llegó a residir un tiempo en los apartamentos de Frida Kahlo. Dando pie a una famosa celotipia del pintor Rivera.

 

 

La segunda de las lecturas, tiene que ver con la trayectoria propia de O`Gorman. O mejor aún con los vaivenes de la Arquitectura de México; unos vaivenes que fueron vistos en 2005 por Roberto Segre como un aplazamiento de todas sus expectativas, y por ello la tardanza en el reconocimiento de las figuras figuras centrales de la Arquitectura de México, como González de León, Barragán o el mismo O´Goorman, visualizado y valorado por Toyo Ito, muy tardíamente, en 1998.

Todo ello junto a la propia trayectoria de O´Goorman, dificulta la linealidad de su entendimiento. Una lectura de esa obra construida que viene a plantear un impulso matizado de la Arquitectura Racional en un contexto diverso de indigenismo cultural, muy tenido en cuenta en las prolongaciones de la Revolución de 1910. Y ello es apreciable, en la propia casa de O´Goorman construida en El pedregal, levantada tardíamente en 1952, y dando lugar a una salida formal de alucinación indigenista o de ‘Surrealismo regional’ en palabras de Segre. Uniendo las visiones del peyote y el mezcal patrio, con las alucinaciones visuales del Surrealismo de entreguerras.

 

 

Esta unión de elementos renovadores, exportados del exterior, con las tradiciones propias y vernaculares, fue un lugar común de los debates de los artistas que dan salida al imaginario de la Revolución mexicana, donde O´Goorman ocupa un notable lugar con sus trabajos de la Biblioteca Central de la Universidad, junto a Gustavo Saavedra y Juan Martínez Velasco. Un trabajo el de la Biblioteca, que se produce tras la decisión de 1938 de O´Goorman de abandonar el ejercicio de la arquitectura y concentrarse en la pintura y la enseñanza. Trabajo de cerámica gigantesco, ubicable en ese universo seriable y reconocible, del Gran Muralismo revolucionario de David Alfaro Siqueiros y de Diego Rivera.

 

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Propuesta, por tanto, del discurso arquitectónico de la casa-taller adoptado desde la proximidad de la Arquitectura Racional, y que cuenta con claras influencias funcionales, pero que se distancia visiblemente en las formales. Así puede entenderse la proximidad de la solución de la casa Kahlo-Rivera, con los talleres de artistas, trazados por Le Corbusier en la década anterior; con la salvedad de las diferencias de los tratamientos formales, como el color y la iluminación. Incluso con las salvedades de los baños, señaladas, por Segre: así frente al hedonismo del baño (que ya es una sala de aguas) de la Ville Savoye, el aire monacal del baño de Frida Kahlo.

 

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Por ello se ha afirmado, con alguna ligereza, que O´Gorman diseña ambas piezas, para sus amigos y camaradas, “Acorde con los principios lecorbusierianos de la vivienda como una máquina para vivir”. Pero una máquina adaptada, obviamente, al clima húmedo y al color nervioso de México. O’Gorman, pese a ese condicionante local, puso gran énfasis en la solución de la función, diseñando una casa especial y espacial para una pareja de artistas, con amplios talleres y con un estudio de iluminación notable, ya que permite una dispersión uniforme de la luz, ideal para los talleres de pintura. Quizás la idea del ‘Maquinismo habitacional’ del complejo Kahlo-Rivera, se desprenda de cierto hermetismo y de cierto tono huidizo, que impide entender como fue la vida en común del tándem Kahlo-Rivera.

 

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Autorretrato múltiple. Juan O` Gorman. 1950

 

O’Gorman, por otra parte no deja de ser un pintor que eventualmente se dedica a la arquitectura y la escasez de sus realizaciones como arquitecto impiden su comparación con otra casos reconocidos de arquitectos coetáneos como Villagrán García u Obregón. Aunque haya que reconocer sus escuelas experimentales de 1933, tras la publicación de la llamada ‘Tesis de arquitectura’ que realizó junto a Juan Legarreta y Alváro Aburto, en momentos de revisión del Legado de la Revolución de 1910. El desencanto con las políticas pragmáticas de Lázaro Cárdenas, y las dificultades de acelerar desde la arquitectura la transformación social pretendida desde el Partido Comunista de México, llevó a O´Goorman al ya referido abandono profesional.

 

 

Se suicidó el 18 de enero de 1982, tras una fuerte depresión que, según se cita, se inicia tempranamente, desde el fallecimiento de Frida Kahlo  en 1954. A ese estado latente de hundimiento, hay que agregar el hecho de ver arruinada su casa de la Avenida de San Jerónimo, y junto a ello la muerte de su amigo Max Cetto. El sentido irreverencial de la muerte en México, ha permitido la elaboración de hasta tres teorías sobre la muerte de O’Goorman.

Así, una primera versión cita que realizó una mezcla con las pinturas con las que realizaba sus murales y se la bebió como un Sócrates redivivo, que muta la cicuta por un bebedizo de aceites, esencias, pigmentos y trementinas. La segunda menos tópica, dicta que se colgó de un árbol, como tantos campesinos desahuciados; y la tercera, más previsible con la frecuencia con que se portan armas en México, establece la muerte de O´Goorman por un simple disparo con su escopeta en la sien.

 

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