Medio siglo de “Hey Joe”, de Jimi Hendrix

En realidad, la que cumple medio siglo es la versión de Jimi Hendrix de 1966, matriz a partir de la cual se han realizado decenas de otras nuevas versiones, y al decir “decenas” me refiero sólo a interpretaciones de grupos o solistas importantes. Tiene gracia, porque Hey Joe es un tema que hoy no pasaría ningún filtro de discográfica grande o de radiofórmula, porque la letra de la canción relata un caso de homicidio de género y para colmo el asesino trata de escapar de la ley, way down to México way… (Además, con el prometido muro “pinkfloydiano” de Donald Trump ni siquiera le iba a ser actualmente posible: lo políticamente incorrecto se va haciendo más difícil cada día en el mundo, física e institucionalmente). Sin embargo, el diálogo que se escenifica con la música no contiene juicio alguno, ni aprobatorio ni desaprobatorio. El hombre ha hecho lo que ha hecho y ahora lo que le preocupa es únicamente largarse. Es verdad que la única razón que aduce es que su chica se lió con otro, lo cual le parece motivo suficiente para despacharla…  El colega de turno tampoco tiene nada que objetar a estas razones. En todo caso, se trata de un tema genial, por lo bien que ambienta la música el pretexto atroz de su letra, ya desde las primeras notas. Su autoría se le atribuye a Billy Roberts, aunque existen dudas de que sea un tema más tradicional, casi atávico, en el cancionero norteamericano, y desde luego que en la interpretación de Roberts todo suena ya como en la recreación posterior de Hendrix, pero con la instrumentación más básica:

Aquí, como se ve, es ya una pieza completamente sombría, potente, profunda, incisiva y contundente. Y pegadiza también, por si le faltaran adjetivos encomiásticos. Lo que hizo Hendrix, al mando de The Jimi Hendrix Experience, fue electrificarla sin que perdiera esas formidables características, sobre todo la oscuridad que rodea esta historia de tintes casi faulknerianos. Y, claro, tocarla con los dientes, con la lengua, de frente y por la espalda:

De las muchas re-versiones de Hey Joe, sin embargo, me quedo con la más festiva, pese a las muchas magníficas que hay por ahí (basta darse un paseo por el vecindario de Youtube aledaño a las que hemos puesto). Se trata de la que hizo Willy Deville, con aire latino, allá por los noventa, sin por ello olvidar el mismo gesto de hardboiled que de por sí pide la cosa… El tal Joe ha conseguido por fin llegar a Méjico, y esto es lo que canta:

Hendrix fue medio imbécil, de eso no cabe duda, como Joplin, como Morrison ese mismo año. Rozar de esa forma la divinidad en los sesenta para luego matarse de esa estúpida manera – ahogado en sus propios vómitos en una noche de excesos-, es digno del peor poligonero, si no fuese porque hacemos con él eso que recomendaba antaño Walter Scott: “ante un mancha en el rico tapiz de Estambul, el necio la señala con el dedo y el sabio la tapa con el manto”. Tapamos la mancha: se le subió a la cabeza… eran los tiempos… es que se le fue la mano… Claro que, por otra parte… ¿quién querría conocer hoy a un Hendrix abuelito de, por ejemplo, 75 años? Así, joven como le recordamos, es el héroe, el Ché Guevara de la psicodelia y del rock progresivo, y sin duda uno de los mejores versioneadores -además de los mejores guitarristas- de todos los tiempos. El público, a veces, somos una bestia voraz, posesiva y detestable… de la misma manera, por cierto, que el violento protagonista de este tema único.

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