Lo primero de todo, permítanme los lectores disculparme por no haber dado el año pasado el repaso previo a los Oscar que sé que es esperado por muchos de ellos. Motivos personales me impidieron hacerlo, pero ya lo tienen aquí de vuelta. La temporada que cubren estos Oscar es particularmente floja, aunque no exenta de títulos suculentos que se han dejado caer por las nominaciones. De todas formas, pocos de estos títulos optan al premio más importante, cosa habitual. De las nueve seleccionadas, analizamos qué las ha conducido hasta aquí y cuáles son sus opciones de cara a la gala del 26 de febrero.
LA LA LAND (DAMIEN CHAZELLE, 14 NOMINACIONES)
Si se cumple el guion, y en los Oscar casi siempre se cumple, nada puede impedir que La La Land se convierta en la película con más galardones de la década. Lo tiene absolutamente todo para arrasar: musical (el primero con carácter original para el cine en mucho, mucho tiempo), historia romántica y optimista sobre Hollywood, estrellas jóvenes y de moda, director mimado por críticos e industria. La mía es de las pocas voces discordantes sobre esta cinta, que personalmente considero hueca, acartonada e inconsistente, una especie de Café Society más descafeinada que aquélla y el ejemplo más claro de uno de los males rampantes de cierto cine reciente: la apelación a la nostalgia del espectador como único recurso para ganárselo. Es decir, hacernos creer que solo por replicar (en este caso) la época dorada del musical con un toque molón ya se está elaborando un discurso valioso y emocionante. Pero lo cierto es que La La Land ni tiene el encanto de Cantando bajo la lluvia ni supone un paso adelante en lo argumental o lo formal, teniendo poco de auténtico y sí mucho de refrito. Innovar en el musical es lo que hizo Bob Fosse, incluso Baz Luhrmann, pero de ellos hay poco rastro por aquí.
No obstante, el film de Chazelle es la niña bonita de la temporada y se va a llevar a casa con toda seguridad los premios de película, dirección, guion, canción, banda sonora y unos cuantos más artísticos y técnicos. La estatuilla para sus actores protagonistas no está tan clara. Dependerá, en el caso de Ryan Gosling, del efecto que el #Oscarsowhite del año pasado tenga para Denzel Washington, y en el de Emma Stone, de si la Academia decide ponerse seria y premiar a ese monstruo llamado Isabelle Huppert, aunque sea por una película tan poco oscarizable como Elle.
Critica de La La Land en Hyperbole:
La la land: la vida como podría haber sido
MOONLIGHT (BARRY JENKINS, 8 NOMINACIONES)
Moonlight es la película formal y temáticamente más arriesgada de todas las contendientes, una inmersión en los infiernos de la marginalidad social, las drogas, el acoso y el descubrimiento de la homosexualidad en un entorno hostil, en clave lírica, estructurada en tres tiempos y con querencia por la narración elíptica. Aunque haya supuesto la revelación del año y su trasfondo racial y LGTB fuera la coartada perfecta para encumbrarla en una edición necesariamente política, es por esto mismo por lo que quedará fuera de juego, como Brokeback Mountain antes que ella. La franqueza con determinada clase de temas aún hoy espinosos nunca es un valor seguro en los Oscar, y Moonlight pisa un terreno de reivindicación que comparte con otras propuestas más amables. Aun así, en dos grandes premios su triunfo parece seguro: los correspondientes a su guion y el breve papel de Mahersala Ali como luz entre las tinieblas.
LA LLEGADA (DENIS VILLENEUVE, 8 NOMINACIONES)
Es un hecho ya que la ciencia ficción empieza a ser bien considerada por la Academia, por eso, que La Llegada figure entre las finalistas es una cosa muy celebrable, como lo es que Denis Villeneuve haya entrado en el quinteto de directores nominados. Pero que la cosa no se haya completado con menciones para Amy Adams y la banda sonora, que son su mejor garante, suena a broma de mal gusto. La película podría haber dado mucho más de sí y haber explotado sus puntos más interesantes sobre la comunicación en el mundo globalizado en vez de decantarse por el drama familiar, pero de ser así probablemente no hubiese llegado tan lejos en los premios, y tal y como está la cosa, es una digna nominada. Sus opciones reales de triunfo se reducen a los apartados de fotografía y sonido, siempre y cuando el ciclón de La La Land no arrample con ellos también.
Críticas de La llegada en Hyperbole:
1)”La llegada”, el lenguaje y el tiempo
2)La llegada: el momento Villeneuve
MANCHESTER FRENTE AL MAR (KENNETH LONERGAN, 6 NOMINACIONES)
Película triste y sombría, de un gran patetismo que se ceba sobre todos sus personajes, sin excepción. Manchester frente al mar es un imperfecto pero hondo relato sobre cómo la falta de comunicación y empatía en el seno de la familia, los lazos descuidados o rotos a destiempo, provocan ante la adversidad impotencia e incapacidad para apoyarse en los demás y salir del agujero en vez de hacerlo más grande. La cosa es seria y se narra con escasos alivios cómicos (si es que se les puede llamar así) en medio de un tono respetuoso y sobrio, sin adornos y a priori poco atractivo , pero con un buen uso de la música que le resta sequedad a la vez que marca y hace más digeribles los momentos de mayor dramatismo. La cinta se beneficia del buen hacer de sus actores, en especial un Cassey Affleck que en otro contexto tendría reservado el premio como protagonista. Pero lo que amenaza a Manchester frente al mar, una de las mejores contendientes en esta edición, es precisamente su contexto, que la enfrenta a La La Land y Moonlight y aumenta notablemente la posibilidad de dejarla de vacío. Aun así, los galardones para Affleck y su guion quizás no los tiene perdidos.
HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE (MEL GIBSON, 6 NOMINACIONES)
Si hay algo que gusta sobremanera a los estadounidenses, y a la Academia por extensión, son las resurrecciones. La del conflictivo Mel Gibson es la última en sumarse a la lista. El australiano ha hecho y dicho siempre lo que le ha venido en gana, lo que le ha ocasionado no pocas complicaciones en su carrera y le ha mantenido los últimos diez años prácticamente fuera de las cámaras, tanto delante como detrás. Pero hete aquí que ha encontrado en la historia del objetor de conciencia Desmond Doss el nicho perfecto para labrarse su regreso sin renunciar a sus particulares obsesiones. Lo que podría haber sido un panfleto infumable resulta no serlo gracias a una inusual contención de fondo que solo renquea en el último y hagiográfico tramo. Y es que el mayor pero que se le puede poner a Hacksaw Ridge es el habitual en el cine de Gibson: su innecesaria magnificencia, intentar hacer más grande que la vida una historia que no da mucho de sí. Con todo, el deslumbrante diseño de producción, Andrew Garfield y la garra con la que dirige Gibson (justo nominado) pasan por encima de los excesos y los puntos más discutibles de la cinta. Hasta el último hombre debería tener fácil lograr premios por su montaje y sonido, pero tiene que pedirle permiso, cómo no, a La La Land.
LION (GARTH DAVIS, 6 NOMINACIONES)
Es australiana, pero no por ello deja de ser una de esas películas concebidas por y para el Oscar, empezando por la historia que narra (la de un niño indio adoptado buscando a su familia biológica) y el tono adoptado para hacerlo, siguiendo por la elección del casting (Nicole Kidman) y terminando por los Weinstein. Aunque no le hiciera tilín a la crítica por su olor a producto precocinado, el nombre de sus productores ha bastado para colocar Lion en las categorías más fuertes y completar así el ciclo de vida que se esperaba de ella, pero a diferencia de Slumdog Millionaire (su principal referente) no es la favorita y los premios reivindicativos esta vez van por otros derroteros. El papel de Lion en la entrega de las estatuillas es meramente decorativo.
FENCES (DENZEL WASHINGTON, 4 NOMINACIONES)
Otra película creada con la vista puesta en el caballero dorado, aunque con el aliciente de ser un empeño personal de Denzel Washington por llevar a la pantalla una obra de teatro de August Wilson, firmante también del guión. Fences es, naturalmente, una película de las que fían todas sus cartas a los actores, que llega a los Oscar reforzada por su contexto racial en un año crucial al respecto. De ello, y del carácter algo huraño de Cassey Affleck, puede beneficiarse su protagonista para verse de nuevo alzando el premio. Viola Davis, la otra pata de la cinta, lo tiene asegurado. Misión cumplida.
COMANCHERÍA (DAVID MACKENZIE, 4 NOMINACIONES)
Desde que se volvió a ampliar el número de vacantes para optar al Óscar mayor, muchas de las plazas son copadas con títulos de relleno, pero otras veces sucede también que cintas independientes de interés se hacen un hueco, como este estupendo western contemporáneo que conjuga los elementos propios de su género (cowboys, sheriffs, bancos, indios, el destino) trasladándolos a nuestro siglo y dándoles una lectura acorde a los tiempos. Heredera de ilustres precedentes como Los Tres Entierros de Melquíades Estrada o No es país para viejos, la película nunca pierde el equilibrio entre fondo y forma y completa ambos con el buen trabajo de su elenco, donde con pasmosa facilidad Jeff Bridges nos hace un nuevo regalo. Es muy probable que Comanchería no reciba ningún premio (y nadie se lo merece más que Bridges, aunque ya tenga uno), pero con obtener difusión gracias a las nominaciones ya lo tiene ganado.
FIGURAS OCULTAS (THEODORE MELFI, 3 NOMINACIONES)
La realidad hace necesaria la existencia de películas como ésta, historias que creen nuevos modelos en los que la gente pueda reflejarse, modelos que desgraciadamente se han arrinconado durante demasiado tiempo. Necesitamos saber que hubo gente como las protagonistas de Figuras Ocultas, mujeres, afroamericanas y trabajando para la NASA durante la carrera espacial de los 60. A este tipo de cine no le demandamos más labor que la que ya hace divulgando en pos de la igualdad, ya que rara vez consigue dar otra vuelta de tuerca que lo aleje de la pura corrección. Llegar hasta los Oscar es un buen escaparate de difusión, una forma de certificar que apoyamos la causa, una palmadita en la espalda. Lo malo es que de esta forma otros títulos de mayor relevancia cinematográfica se quedan sin plaza y la competición se desluce, qué le vamos a hacer.
LAS OLVIDADAS
Siempre es pertinente darle un toque de atención a la Academia respecto a las ausentes que, por ser demasiado singulares o haber tenido escasa promoción, no llegan hasta la nominación cuando deberían hacerlo. Si prescindimos de mentar aquellos títulos no norteamericanos, cuyo camino hasta los Oscar siempre es difícil, encontramos exponentes como Jackie, contundente indagación por parte de Pablo Larraín en el icono que fue la esposa de JFK, al que trabaja desde dentro por medio de un concepto estético abstracto y total (donde música, color, composición y montaje del plano forman un todo), amén de Natalie Portman (que sí tiene su candidatura como actriz principal). Exceso de personalidad es también lo que parece haber arrinconado el Silencio de Scorsese a la única mención por su fotografía. Y qué decir de la delicada Paterson, mosaico en torno a la poesía y la vida que no ha recibido aquí los honores que sin duda merece.