Nada sino sentir

Hay que amasar el pan con rencor, con tristeza, con recuerdos,
con el corazón hecho pedazos, con los muertos.

Leila Guerriero


Es domingo a la tarde, tengo la sensación de que algo se me acaba. Sé que tengo que ordenar las palabras dolorosas. Abro la hoja en blanco, miro un segundo al ventanal para asegurarme que la vida sigue girando afuera en el vainvén de los autos. Es domingo. Todos los domingos. Pongo mis dedos sobre las teclas que ya no tienen miedo al golpe, saben que el masoquismo es necesario para servir. De repente, como un estirón, siento una idea que me hace enderezar la espalda: voy a cocinar un pan, por qué no. Minimizo la hoja en blanco y busco en internet cómo se hace un pan. Por suerte los ingredientes reposan en mi despensa y empiezo a medirlos en cantidades justas, yo que nunca hago nada con instrucciones. Pongo música y empiezo este invento sin saber a dónde voy. Amasar no es el problema, ya lo he hecho antes, pero ahora tengo que esperar que leude. Leudar: dar fermento a la masa con levadura. Fermentar, sinónimos: descomponerse, pudrirse, transformarse. Tengo que esperar que la masa crezca a través de la descomposición. Esperar no es mi fuerte, esperar a que las cosas se rompan, mucho menos. También significa que puedo volver a la hoja en blanco y sólo la idea me da ganas de bailar, y bailo para hacer otra cosa con el tiempo, veo mi teléfono, veo el ventanal, pienso cosas que no tienen sentido. Vuelvo a la masa que no crece y no me parece importante. La saco del recipiente sin pensar en su proceso, la estampo contra la mesa, la rompo en trozos y de cada trozo armo una esfera hasta hacer el pan que quiero, mientras el horno espera como lobo hambriento el alimento crudo. Después ya nada depende de mí. Caigo abatida, me siento en el suelo. El fuego hará lo suyo, el fuego también hará lo suyo conmigo. Es la primera vez que me veo frente a la espera sin escapatoria y siento la incomodidad del que no sabe qué hacer, porque no tiene que hacer nada sino sentir. Me veo leudar. A través del tiempo que no tengo, mi meta final es la descomposición. Mientras tanto observo algo hecho por mí que viene a la vida.

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