El cine consiste en gente normal y corriente que acude a una sala a ver cómo son los placeres y desventuras de la vida de los guapos, con unas cuantas egregias excepciones, como lo son Edward G. Robinson, Dustin Hoffman o Gene Hackman. Hackman no era especialmente guapo, en efecto, pero sí tremendamente telegénico, o cinegénico, o fotogénico, como se diga, y además tenía la estupenda virtud de que no le importaba hacer de malo, o de cínico, o de segundón, porque incluso en segundo plano llenaba la pantalla y daba profundidad al propio protagonista, el guapo de turno (acabo de recordar al entrenador de esqui de El descenso de la muerte, con Robert Redford, que, por cierto, los va a sobrevivir a todos). Así, en Enemigo público la película no empieza hasta que no aparece Hackman, en Bonnie and Clyde es el hermano grandullón de Clyde que resulta mucho más creíble como redneck que Warren Beatty, en Postales desde el filo propina tal tierno abrazo de oso a Meryl Streep que nos demuestra que también podía resultar seductor, La tapadera no sería el film inquietante que es sin él fungiendo de corrupto de tercera, sería imposible (hasta hoy, desgraciadamente…) creerse que un presidente de los EE.UU. podría matar a alguien con sus propias manos de no ser por Hackman en Poder absoluto, y un largo etcétera. Siempre dije que Sin perdón es una película de Gene Hackman en la que también sale Clint Eastwood, sobre todo por dos motivos: porque ningún otro podría estar a la altura de parecer un rival realmente tenebroso de Eastwood en un western, y por la violenta escena del “pato de la muerte”, en la cárcel con Richard Harris, que es de antología. No en vano, el Óscar se lo dieron a él, no al otro vaquero…

Cuando era niño vi French Connection varias veces, que televisión española programaba mucho porque salía Fernando Rey y tenía una famosa secuencia de persecución de coches, pero la verdad es que no me enteré de nada en absoluto -me ocurría muy a menudo, y todavía hoy me ocurre-, y además ya por entonces me sorprendió que no hubiera ningún guapo o guapa en el reparto. Pero, de entre todas las formidables actuaciones de Hackman perdonadme que yo prefiera el Lex Luthor de Superman, primera entrega. Esa película es mucho más de lo que parece: tiene un guion colosal, el físico de Reeve clava el personaje y las vistas de Nueva York son espectaculares y hasta melancólicas, pero lo que remata todo, el broche de oro, es Lex Luthor, un personaje cómico de la talla de un Peter Sellers. Todas las frases de Lex Luthor son geniales, y Hackman las bordaba. Sabía hacer eso y sabía a la vez ser el marido carismático de Susan Sarandon en Al caer el sol, el solitario que toca el saxofón en La conversación de Coppola y el detective que en La noche se mueve le dice algo como esto a una núbil nepobaby Melanie Griffith -cito de memoria-: “a tu edad a menudo crees que la vida no tiene sentido, pero por si te sirve de consuelo en la mía sucede lo mismo…”
Hoy hemos averiguado que, en lo personal, Gene Hackman era, además, valiente.
Y eso sin mencionar su gran parecido con Ramón González Correales….
Tengo muy mala memoria para recordar películas aunque las haya visto muchas veces pero a la vez los actores me resultan muy evocadores y los sigo en cuanto los veo aparecer en alguna película, aunque no sea muy buena. Gene Hackman es uno de ellos. Ha formado parte de mi vida apareciendo de vez en cuando, creando personajes que siempre parecían verosímiles y con un fondo de dureza y fragilidad a la vez. El otro día me vi “Target” que no es demasiado buena pero él la eleva y se deja ver con gusto. Y me voy a ver todas las de Filmin y todas las que encuentre.
Eres muy grande
Tú más, Gene…
Al final parece que Gene Hackman y su mujer murieron de muerte natural. Al parecer primero murió su mujer de un hantavirus y 7 días después él, que ya tenía un Alheizmer muy avanzado y quizá no se dio ni cuenta de la muerte de ella. Aquí pues leerse los hechos probables:
https://www.eldebate.com/opinion/20250310/soledad-gene-hackman_277138.html
https://www.nytimes.com/es/2025/03/08/espanol/estados-unidos/gene-hackman-ultimos-dias-muerte.html
“Hoy Gabriel Albiac también escribe sobre el tema centrándose en la en la tremenda soledad de la vejez que a veces no palia el dinero de la fama. Incluye este párrafo:
“Pero no hay recuerdo para ese hombre, de cuya mente la vida, antes de borrarlo a él, borró toda memoria. Hasta dejarlo sólo en ese cascarón quebradizo que ni sabe quién es ni sabe que esa pregunta exista. Gene Hackman desconocía las palabras «Gene Hackman». Y todas las emociones que ese nombre mueve para tantos de nosotros, para él eran ruido. Ni sabía que aquel lugar era su casa, ni que a la mujer a la que cruzaba por el pasillo la amó un día un veterano actor que usaba su mismo nombre. No supo, cuando dejó de verla, que hubiera dejado de ver a nadie. No reconoció el bulto de su cuerpo, durante diez días, al pie del lavabo. Ni supo que era él ese al que una ignorada muerte se estaba llevando en silencio. Nadie se ocupaba de aquel viejo actor que él no sabía que era. Como no sabía que existen cosas llamadas comer, beber, despertarse, dormir, respirar…: existir es un término demasiado complejo.
Escucho ahora la aspereza de aquel saxo que Harry Caul tocaba a la manera de Dexter Gordon. Los recuerdos de Hackman, que no acudieron a la cita con el Hackman que moría, me estremecen. Es la soledad. Nada más que eso.”
https://www.eldebate.com/opinion/20250310/soledad-gene-hackman_277138.html