¿Hacia dónde disparamos?: unas lineas a favor de lo WOKE

Podría estar de acuerdo con el más obstinado neoliberal (o, incluso, iliberal) con que lo que se llama movimiento WOKE parte de bases filosóficas muy equivocadas. Estaría muy de acuerdo con que Foucault está muy sobrevalorado, con que Judith Butler es más de lo mismo, con que entender todo como relaciones de poder, dividir todo en opresores y oprimidos, en agresores y víctimas, es una forma de pensar muy miope que distorsiona mucho la realidad.  Derrida, Deleuze, Sartre y Beauvoir, Kristeva, Virilio, Lacan… los denominados filósofos postmodernos o postestructuralistas, están en la base de lo WOKE y, quizá yo no conozca escuela de pensamiento más vapuleada que ésta. No coincido con que el psicoanálisis freudiano sea una buena perspectiva para entender la psique; estoy en contra de las políticas identitarias y de cancelación; en contra de la teoría queer cuando niega toda realidad biológica en los roles de género; tampoco estoy de acuerdo en su visión excesivamente relativista de la epistemología; creo que su crítica al progreso y a la modernidad, aunque es una buena llamada de atención, se pasa mucho de frenada; y tampoco creo que su crítica a la tecno-ciencia, viéndola exclusivamente como una herramienta de poder y opresión capitalista, sea demasiado acertada. Los postmodernos estuvieron bien en alertarnos de que tras las promesas de la modernidad también había una cara B, pero creo que no supieron apreciar en su justa medida el bienestar y la prosperidad que ésta ha traído.

Pero, y aquí pongo un PERO muy grande, los árboles no pueden no dejarnos ver el bosque. Por muy equivocados que estén en el enfoque, no lo están en el fondo: lo WOKE quiere defender a grupos de histórica y tradicionalmente han sido maltratados de muy diversas formas. Y eso está muy, pero que muy bien. Defender a gays, transexuales, inmigrantes, minorías étnicas, etc. es algo de un valor ético fabuloso ¿Alguien puede seriamente estar en contra de ésto? Y no nos podemos, EN NINGÚN CASO, tragar el discurso de que ellos son el problema ¿En serio me estás diciendo que un chaval analfabeto, hambriento y famélico que ha recorrido miles de kilómetros desde el África subsahariana para llegar en patera a la costa de Almería es el responsable de cómo nos va? ¿En serio que un niño transexual, al que han insultado y hecho bullying desde tiempos inmemoriales, es el villano de la película? ¡Y ese discurso lo defienden políticos y multimillonarios con un poder omnímodo! Es decir, los más poderosos y, por tanto, los que tienen más cuota de responsabilidad en los problemas que nos atañen, sostienen que los menos poderosos son los auténticos culpables… ¿De verdad? Parece una broma de mal gusto, hacernos ver lo blanco negro y viceversa. Por eso, cuando atacamos los desmanes WOKE creo que nos equivocamos de enemigo.

Además, desde luego, no podemos hacer como, por ejemplo, Finkielkraut, y situar de forma equidistante, a Trump y a lo WOKE, como si los dos fueran igual de malos. Esto es una simplificación maniquea tremendamente injusta. Ponemos en condiciones de igualdad a alguien que amenaza con ocupar militarmente Groenlandia, que apoya el genocidio de Palestina, que niega el cambio climático, que mantiene un discurso antiinmigración muy duro, que no acepta los resultados electorales o que interfiere salvajemente en el poder judicial, entre tantas otras fechorías, con un movimiento que lucha contra las desigualdades sociales… ¿En serio que ambos son igualmente malos para el mundo?

El modelo socio-económico que más prosperidad ha traído a la humanidad hasta la fecha se llama SOCIALDEMOCRACIA. Grosso modo, consiste en un sistema de derecho con garantías jurídicas acompañado de una economía de mercado regulada o intervenida en mayor o menor intensidad. La socialdemocracia hunde sus raíces filosóficas en la Ilustración, en autores como Kant, Rousseau, Tocqueville, Locke, Montesquieu, Voltaire etc. y en ideas como los derechos humanos, el universalismo, el cosmopolitismo, la libertad y la igualdad, la lucha contra el autoritarismo y la superstición, ciencia, educación, secularismo, confianza en el progreso, etc.  Creo que estos son los auténticos valores que debemos defender. Obviamente, nuestras actuales socialdemocracias son muy imperfectas, pero siempre digo que es mucho más fructífero pelear por mejorarlas, profundizar en ellas, que ensayar cambios drásticos o tirarlo todo por la borda y empezar de cero.

¿Quiénes son los malos? Aunque me parece una burdísima simplificación poner nombres y apellidos precisos a los problemas, ya que todo es mucho más complicado de lo que parece y hay cientos de matices y de claroscuros, y que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos, hay ideas que me parece muy obvio combatir: cualquier forma de autoritarismo no democrático, el fundamentalismo religioso (o en cualquier otra de su formas), el capitalismo salvaje, el nacionalismo exacerbado, discursos salidos de la ignorancia y la superstición, cualquier alegato que justifique de alguna forma la violación de derechos fundamentales, etc. Además, creo que hay un amplio acuerdo sobre ello ¿Alguien está en contra de alguno de los valores que he mencionado? Incluso en un tema tan debatido hoy en día como el feminismo, ¿alguién no está de acuerdo en que hombres y mujeres han de tener los mismos derechos? ¿Alguien piensa que la mujer es intelectualmente inferior al hombre y que solo ha de dedicarse a labores domésticas? Sospecho que parte de las controversias que vivimos continuamente en los medios son, en gran medida, artificiosas, y que no obedecen a la realidad social que hay detrás. Creo que la ciudadanía es, en términos generales, bastante más sensata de lo que nos muestra la crispación parlamentaria.

Repito: el enemigo no es lo WOKE, el enemigo, precisamente, es quien está diametralmente en frente de lo WOKE. Tengamos cuidado en hacia donde apuntamos, o en donde ponemos todo nuestro esfuerzo, porque, aún teniendo razón, podemos estar sirviendo a la causa equivocada.

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