Vázquez Montalbán, Manuel. (Barcelona, 1939- Bangkok, 2003)
Nunca desayunaré en Tiffany
Nunca desayunaré en Tiffany
ese licor fresa en ese vaso
Modigliani como tu garganta
nunca
aunque sepa los caminos
llegaré
a ese lugar del que nunca quiera
regresar
una fotografía, quizá
una sonrisa enorme como una ciudad
atardecida, malva el asfalto, aire
que viene del mar
y el barman
nos sirve un ángel blanco, aunque
sepa los caminos nunca encontraré
esa barra infinita de Tiffany
el juke-box
donde late el ultimo Modugno ad
un attimo d`amore que mai più ritornerà…
y quizá todo sea mejor así, esperado
porque al llegar no puedes volver
a Ítaca, lejana y sola, ya no tan sola,
ya paisaje que habitas y usurpas
nunca
nunca quiero desayunar en Tiffany, nunca
quiero llegara a Ítaca aunque sepa los caminos
lejana y sola.
Martínez Sarrión, Antonio. (Albacete 1939)
El cine de los sábados
maravilla del cine galerías
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
por alcanzar los frutos más dorados
yvonne de carlo baila en schrezade
no se si danza musulmana o tango
amor de mis quince años Marilyn
ríos de la memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardientes como faros
Álvarez, José María. (Cartagena, 1942)
G.I. DON`T GO TO VIETNAM
Las escolares siguen afectándome
As time goes by
Adiós Maldita
Perdida como el coronel Buendía
bajo una luz espesa de geranios
Hace una noche loca
Un Arte Modernísimo hace
La relación establecida entre tus ojos
y Ernesto ‘Che’ Guevara para siempre
Ese camino que con decisión lleva
de la floristería de Colosimo a
Dasiell Hammet O pueden invertirse
los términos
Mi vocación de muerte
De tanguista De enterrador en suma
Todo cuanto F.Scott Fitzgerald amaba
Y que aún continua dulcemente
en el Salón de la rue de Moulins
De Azúa, Félix. (Barcelona, 1944)
Isaías
un guardia va de rojo
Se avecina la muerta va a empezar el deshielo
y mira al Este.
Del bosque bajan las ardillas los pinzones
en tierra dejan caer sus plumas
Mira al Este ¿sabes
que empieza ya el deshielo?
Viene la muerte
canción de la Comtesse de Die, el arpa de Nerón
Algo que cante la Roma del deshielo nueva Roma
Porque el deshielo viniéndonos del Este
borrará nuestros caminos vecinales
la cascada que arrasará los bosques
no quedará una casa
y bajarán a flote en la avenida
la catedral de Amiens ¡oh violín de Cremona!
El hielo muere al Este
y ya no queda tiempo para un dique
Gimferrer, Pedro. (Barcelona, 1945)
Arde el mar
Oh ser un capitán de quinceaños
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las
barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al oleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
Molina Foix, Vicente. (Elche 1946)
Marcel Proust
Buscando, buscando, halló en efecto,
acurrucado entre los pliegues calientes de la sábana
a su sexo de por las mañanas, el pequeño y burlón,
que le enviaba gestos como queriendo continuar su re-
poso
Proust, sin embargo, se mostró aquella mañana inflexible
y se lo calzó (ayudándose de un cucharón de palo
y del manípulo de cine),
y ajustándose los faldones de la redingote
pronunciando con decisión el apellido del chófer,
‘Fontainebleau’.
Carnero Guillermo. (Valencia, 1947)
Gato escaldado del agua fría huye
Neuróticos, ingenuos, amigos míos todos
Cuanto me hacéis sufrir, cómo os he amado.
Tan poco años hace
De aquellas borracheras salpicadas
de pretensiones ontológicas,
de las colillas, las conversaciones
interminablemente literarias,
los suicidios (frustrados)
a causa del exceso de ternura
que ahora me hacéis sentir vergüenza y odio
(hacia mí mismo)
porque he logrado ser, a costa de mi vida
sólido y razonable antes de tiempo.
Qué hermosa estupidez
vuestro absurdo concepto de las lágrimas.
Y cuánto os amo todavía, cómo me hacéis sentir
Terriblemente solo y viejo.
Moix, Ana María. (Barcelona, 1947- Barcelona, 2014)
El asesinato se produjo a mediodía, en plena calle
Y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y
Caí en redondo, tratando de imaginar qué clase de pá-
jaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compa-
ñero para recibir mi último mensaje: que el muchacho
que vendía periódicos en la esquina llegaría a ser rey
en Nueva York.
Panero, Leopoldo María. (Madrid, 1948- Las Palmas de Gran Canaria, 2014)
Deseo de ser piel roja
La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel sino abandono
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta)