Stevie Nicks Eyes….

Stevie-Nicks-Fotografía Herbert W. Worthington

Si todavía nos es legítimo hablar así, Stevie Nicks es una de las mujeres más bellas y talentosas que ha dado el s. XX. Ahora calza 72 espléndidos años, pero todos ellos apoyados y encajados unos en otros como un arco románico, en el que la fuerza de presión une las junturas como si fueran las piezas ensambladas de la Torre Eiffel. Y algo de Torre Eiffel gótica y Emo tenía Nicks en sus tiempos gloriosos, cuando vestía de bruja buena pero sexi y gustaba de tocarse con sombreros negros, picudos o chatos, y bandas funerales en su blanco cuello. El Rumours de Fleetwood Mac, de 1976, ya la tenía a ella de centro absoluto del caos poliamoroso de sus componentes, y si yo hubiera sido uno de los afortunados fijo que no la hubiera dejado escapar -pero se me habría escapado igualmente…. Nicks es, además, la compositora femenina más dotada de la música popular occidental, junto con Aretha Franklin, despuntado ambas muchas veces por encima de la mayoría de los hombres de su generación. Su nariz es completamente encantadora, respingona y abierta a la vez, pero ha aspirado tanta coca que se llegó a temer muy seriamente por su bizarra y fina arquitectura. La boca dibujada como una góndola veneciana es también digna de una oda de Rubén, y no únicamente por el murmullo ronco y dulzón que brota de ella. Sin embargo, aquí vamos a anclar la indiscreción erótica y babosona de estas líneas sobre sus ojos, como Kim Carnes hizo con Bette Davis. Los grandes ojos de caída triste y párpados pesados de Stevie es lo que más ha respetado el estrago del tiempo sobre su cuerpo de reinona del pop/rock, y allí están, coronando la ironía melancólica de los numerosos amores oscuros y pulsantes de los años ochenta. La interpretación que está disponible en Youtube de Dreams, concebida por ella, es el subidón de sensualidad más intenso que se puede gozar en toda la red, en mi opinión, por la voz, por la gestualidad, por la expresión de su rostro, por el intimista y enroscado hechizo de la melodía, y el que no se enamore en el acto de esa diosa del terciopelo suburbano es que está sordo o ha escuchado demasiado reguetón…  

Stevie Nicks es una rubia lacada que parece morena de espíritu, no se sabe bien por qué. Escribe canciones de temas sucios, pero los limpia con su voz, en ocasiones recia y en otras melosa. Esos ojos parecen haberlo visto todo, pero no como la cámara de seguridad de un Peep Show (bueno, un poco de eso sí que podría haber…), sino como los ojos desencantados pero ávidos de un vampiro seductor o del gran Tim Curry en Rocky Horror Picture Horror Show. Ojos que no son ojos porque los ves, sino que son ojos porque te miran, como dijera Machado pensando con anticipación en ella… Ahí van algunos de sus grandes momentos de monstrua musical y súcubo perverso, con el permiso del resto de la banda y de sus muchos colaboradores: 


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