Antonio Arteaga: “Los videojuegos son un arte, tienen todas las posibilidades del cine y, además, son interactivos”

Antonio Arteaga se presenta puntual a la cita. Tiene la mirada viva y viste de forma elegante. Desde su primera palabra, se intuye que le gusta comunicar, que disfruta alargando sus respuestas. Antonio es un ingeniero atípico, un fiel amante de la tecnología, a la que ha dedicado sus más de 30 años de profesión y que ve como un medio fabuloso para acceder a sus pasiones, a la escritura, al arte…. Quizá, para el gran público, sea un desconocido, pero para todo aquel que se haya planteado entrar en la industria de los videojuegos es una referencia. Su portal, Stratos, es la comunidad de desarrolladores de videojuegos más grande del mundo, una parada obligada para todas aquellas empresas o particulares que pretendan entrar en una industria que no entiende de crisis, que ha crecido de una manera desorbitada en los últimos años, llegando, incluso, a superar en Europa a la industria del cine. Jugar ya no es una cosa de niños, ya no provoca risitas entre los peces gordos que antes le negaban la voz y le escondían las subvenciones. Halo 4 acaba de revolucionar el mercado del ocio, convirtiéndose en el mayor éxito de ventas de  la historia, consiguiendo más 300 millones de dólares en ventas globales en su primera semana. La cifras asustan.

Pero los videojuegos no son todo. Antonio acaba de lanzar el interesante proyecto librovirtual.org, donde da voz a todos aquellos escritores que pretenden darse a conocer, compartir su obra en el mar inmenso en el que se ha convertido internet.

Hablamos con él de tecnología humanista, de las redes sociales y sus peligros, de los problemas de los emprendedores, de sus proyectos y, cómo no, de videojuegos. El tiempo vuela con los buenos conversadores.

He visto que te defines como tecnólogo humanista. Yo, que estudio ingeniería, pero que, de alguna manera, emocionalmente me siento más cercano a las letras, me encuentro atraído por ese termino. ¿Qué entiendes por tecnólogo humanista?

Fue como me presentaron en una charla que di sobre redes sociales hace algún tiempo. El que me introducía (ya sabes como son ese tipo de cosas, llenas de excesos) dijo que me podían considerar como un tecnólogo humanista, una persona del renacimiento en la época actual. Y la verdad es que me gustó el término y me apropié de él, porque creo que define bien mi trayectoria, mi manera de ver la vida. A pesar de ser ingeniero informático, soy una persona básicamente de ciencias humanas. Mi vocación, desde pequeño, era el magisterio, la enseñanza. Siempre he sentido pasión por la literatura, el arte, las letras, la pintura. Lo de la tecnología llegó después, a medida que fue surgiendo. Aquí donde me ves, tengo ya mis años y he visto aparecer los primeros ordenadores. Llevo trabajando en informática desde hace casi 30, con lo que he vivido toda la evolución y el desarrollo tecnológico. Pero, antes de empezar, quiero aclarar una cosa: la tecnología no es un objetivo en sí mismo. La gente se confunde mucho, porque la tecnología es un medio, como todo lo que tenemos: los periódicos, la radio, la rueda, la televisión. Todo lo que se ha inventado siempre ha sido un medio, un medio para vivir mejor, para tener más calidad de vida, mayor interconexión entre la gente, para paliar la angustia de la soledad. La tecnología nos permite compartir y eso nos ayuda a ser más humanos. Por eso me gustó lo de tecnólogo humanista, porque yo tengo unas inquietudes culturales y, por otro lado, unos conocimientos tecnológicos que me han permitido formar parte de una industria que ha favorecido que todos tengamos un mayor acceso a nuestras pasiones, además de permitirnos compartirlas con la gente a la que amamos.

Me gustaría saber qué piensa de la disociación que tendemos a hacer en España, incluso en ámbitos universitarios, entre las ciencias y las letras. Parecen dos ámbitos que se repelen, cuando hoy, más que nunca, muchos de los campos convergen, se tiende a la multidisciplinariedad. Por ejemplo, se habla de robótica, pero, a la vez, se tiene la mirada puesta en la biopsicología, en la filosofía…

Es cierto. Creo que tiene que ver un poco con la situación política y educacional en España. Yo me planteo ciertos interrogantes si miro la educación de base: ¿cómo es posible que no se estudie informática, economía del hogar, estadística? ¿Por qué no se fomenta un poco más la creación artística, la escritura? ¿Cómo es posible que se dedique tantísimo tiempo a estudiar flauta si es un instrumento que nadie toca? Creo que habría que redefinir un poco esto, mezclando ciencias, tecnología, letras… Se debería inculcar que todo es necesario, que no hay una separación de conocimientos, que todo forma parte de la sabiduría humana y es necesario tener una concepción global de ella. Habría que intentar que la educación saliera del politiqueo del corto plazo.

El concepto de universitario venía de ahí, de una persona competente en su campo, pero que no abandonara del todo el deseo de aprender otras cosas fuera de él. Creo que ese concepto se ha perdido un poco. Si miramos la universidad española, yo, en ingeniería, echo en falta cierta base filosófica en la carrera, que haga un poco de contrapeso frente al concepto de productividad a toda costa que se imparte a todas horas. A ese respecto, la crisis económica creo que ha sido también la de ciertos valores éticos.

Sí, estoy totalmente de acuerdo. Esto puede provocar situaciones como que uno sea un líder en su campo, pero le falte perspectiva que le incapacite para según que cosas. Puedes saber mucha economía, pero, a lo mejor, te faltan ciertos conceptos históricos que pueden hacerte ir por sitios equivocado. Puedes saber mucho de historia, pero desconoces conceptos técnicos que pueden serte muy útiles en la actualidad, por ejemplo, a la hora de investigar. Puedes saber mucho de leyes, pero ahora las redes sociales están cambiando el paradigma en el que nos movemos y hay que contar con ellas. Quedarse sólo en una parcela de conocimiento y capar el interés por las otras creo que es un tipo de ignorancia. La diferencia entre un sabio y un erudito es la misma que hay entre una enciclopedia y un índice de materias. No basta con saber todo de una cosa, porque vas a ser ignorante en todo lo demás.

He visto que estás muy metido en temas de redes sociales, ¿cómo crees que está influyendo la tecnología en la comunicación real entre las personas, obviando un poco el mero intercambio de datos?

Creo que ha habido un cambio de época. Un cambio radical. Y no es que estemos asistiendo a ello, es que ya se ha producido. Entre el 2005 y el 2010 vivimos un desarrollo espectacular y fue ahí donde nuestro mundo cambió. Aún así, no creo que la gente ahora sea más individualista, que se encierre más en su mundo, como se comenta. Antes del boom de las redes sociales estaba Messenger, y ya se decía lo mismo. Quizá es cierto que pueda parecer que los chavales, ahora, están muy enganchados y sus padres se preocupen al verlos frente al ordenador con el miedo de que se vuelvan unos ermitaños. Pero, la realidad es que también salen y se divierten. Lo que pasa es que cuando vuelven a casa siguen hablando con sus amigos hasta las tantas. Se levantan por la mañana y lo primero que hacen es hablar con sus amigos hasta que vuelven a encontrarse con ellos. La comunicación no se rompe en ningún momento del día. No nos estamos volviendo individualistas, todo lo contrario. A lo mejor, lo que hay es un exceso de comunicación, de interacciones.

¿No crees que lo que comentas puede llegar a crear una excesiva dependencia, la necesidad absoluta de estar conectado permanentemente a la gente, a la información, la imposibilidad de desconectar del todo de lo que te rodea? Parece prohibido y repulsivo aburrirse, estar cinco minutos sin estímulos, cuando, quizá, el aburrimiento ha sido uno de los motores más poderosos para el avance de la humanidad.

Es cierto, pero hay que tener en cuenta que no es un problema que provenga de la tecnología. La tecnología, las redes sociales, como he dicho antes, son el medio. Es un elemento fantástico para multitud de actividades, de conexiones, pero luego es como todo, hay peligro de depender de ello. El que se engancha a esto también es susceptible de engancharse a las máquinas tragaperras y a otro tipo de vicios. Pero, no porque tengas el medio tienes que crear una dependencia. Ahora es muy fácil la comunicación con todo el mundo, pero también tienes que saber dónde esta tu privacidad y cuál es tu tiempo, qué persigues. Es cierto que hay que saber parar en ciertos momentos. Acostumbrar a la gente a que no es necesario contestar al segundo siguiente las interacciones. En ocasiones, tenemos una saturación de información y de comunicación. Es necesario aprender a manejar este tipo de situaciones, aprender lo fundamental para poder ser feliz y seguir en contacto con los compañeros, con los amigos, pero sin depender de ello. Hay que saber qué raya no debo sobrepasar para no quedarme sin tiempo para vivir.

¿Hacia dónde crees que se dirige esto en el futuro? ¿Cuál es la proyección que le auguras a la comunicación, a las redes sociales, a Facebook y a Twitter más allá del tema financiero?

Auguro que lo que ahora se denominan redes sociales, que es un término que poco a poco se está cambiando por medios sociales, dejará de utilizarse y todo formara parte de una comunicación global. Estaremos conectados en cualquier momento y en cualquier sitio; los frigoríficos estarán conectados a una red, que los tendrá en contacto con los hipermercados para facilitar las tareas; habrá pantallas de plasma por toda la casa y cámaras que te identificarán, la publicidad será totalmente personalizada, según tus gustos… Todo lo que aparecía en las películas y que nos parecía tan lejano llegará pronto. De hecho, muchas de las cosas las tenemos ya aquí, ahora mismo. Cualquier persona puede estar sentado en un parque viendo Twitter, Facebook, hablando con su amigo chino, viendo las noticias… algo que hace pocos años nos hubiera parecido una locura. El futuro será la absoluta normalización de todos estos elementos con la consecuente evolución tecnológica. Sera una asimilación, una humanización, espero, que nos permitirá compartir nuestras creaciones, nuestras inquietudes y, además, que pueda ayudar a solucionar algunos de los problemas del mundo. El poder compartir conocimientos rápidamente y que todo el mundo tenga acceso a ellos puede ayudar a paliar las diferencias de clase. Además, con más conocimiento creo que es más fácil conseguir el difícil arte de empatizar.


Creo que has definido muy bien las posibilidades, pero todo esto también implica multitud de riesgos, entre ellos, el tema de la protección de datos. Hace unas semanas, Julien Assange, fundador de Wikileaks, hizo unas declaraciones en las que consideraba a Facebook “la maquina de espionaje más horrorosa jamás inventada”. Su tesis apuntaba a que construían una base de datos muy útil y muy potente para las agencias de inteligencia. Es un poco inquietante que la Casa del Libro sepa lo que buscamos, Google sepa lo que buscamos… y que esos datos anden por ahí, sueltos. ¿Podemos tener la seguridad de que nuestros datos estén a salvo?

El problema fundamental es que siempre llegamos a las herramientas antes que a la formación. La gente se mete en las redes sociales sin ningún tipo de control. Sobre todo, los que en un principio son más reacios, los que dicen: “Yo no entro por mi privacidad”. Llegado el momento, muchas veces entran como un elefante en una cacharrería. Empiezan a poner fotos de todo tipo por todos los sitios, a hablar y agregar a todo el mundo, antes de saber las implicaciones y el funcionamiento de las redes sociales. No se preocupan para nada de guardar cierta privacidad. En muchas ocasiones, se preocupan después, cuando las fotos ya se han colocado en internet y uno se da cuenta de la dificultad de quitarlas, porque internet tiene una memoria muy larga, quedan archivos por todos sitios y no hay manera de eliminarlos. Y la gente no sabe que eso se debe y se puede controlar. Debería haber una formación mínima de base para que las personas que accedan a una tecnología como esta sepan sus posibles riesgos. Porque somos nosotros los que firmamos una casillita que no nos leemos por la cual aceptamos los términos y nos damos por informados de que pueden transferir nuestros datos. Todos lo hacemos. Aun así, creo que Facebook es, quizá, donde menos de nuestros datos haya. Si la CIA quiere saber algo sobre nosotros, basta con que le pregunte a Google y seguro que Google tiene bastante más información de cualquiera de nosotros que Hacienda. Porque, además de saber nuestros datos fiscales, que figuran por ahí, debido a que los boletines oficiales andan navegando libres por la red, también se puede conocer si alguien ha tenido un conflicto con alguien o está en un contencioso… Todo ello, unido a la cantidad de información sobre tus gustos reales, tus tendencias, incluso a qué hora te levantas, a qué hora te acuestas, con quién has ido, si has buscado viajes, a qué tipo de hotel te vas… Parecen tonterías, pero si todo eso lo coge un analizador social o un psicólogo estaría en condiciones de hacer un perfil personal exacto o muy parecido de cualquiera de nosotros. ¿Eso da miedo? Según lo miremos. Le puede dar miedo a las personas importantes, pero a ti, realmente, cuando entras a una red social nadie te mira. Eres tú quien tiene que empezar a interactuar y, al final, los únicos que se fijan en ti son tus amigos. ¿Quién más va a necesitar información sobre ti?

Ya, pero no me negarás que el usuario tiene que sentir la seguridad de que la legislación este ajustada a estos nuevos medios. Tenemos ciertos problemas a los que no nos habíamos enfrentado nunca. Tu dices: ¿Quién va a necesitar información sobre ti? Pues, por ejemplo, cualquier empresa que te quiera contratar. Y se abren interrogantes como ¿es licito que conozcan más datos personales de los que tu quieras darle? Yo, personalmente, creo que no. Además, tú nunca sabes la potencialidad que vas a tener a los 15, 16 o 17 años. Aun no sabes nada, ¿por qué vas a tener que sufrir las consecuencias de épocas pasadas o de errores o gustos que nada tengan que ver con el papel que vas a desempeñar en el presente?

Tienes razón. Tenemos que tener en cuenta que la legislación siempre va con retraso, y eso es un grave problema. Hay que rodearse de los asesores correctos y de gente de calidad para solventar cuanto antes este tipo de cuestiones. Como la legislación va por detrás,  intentamos limitar la tecnología, pero esto es imposible. Basta que quieras bloquear una información, para que salga por todos los sitios. No puedes impedir que se publique algo en Internet, no puedes plantar una ley de censura. Eso solo lo pueden hacer países como China, pero por las peculiares condiciones de su sistema político, dictatorial. Puede prohibir que se acceda, por ejemplo, a Google porque tiene el control sobre las comunicaciones y eso incluye una serie de datos técnicos como IP, DNS, con lo que puede decir que “Google” es palabra prohibida, lo que la inhabilita para viajar por la red. Pero, ese control absoluto supone una dictadura y ninguno de nosotros queremos una dictadura. Lo que hay que hacer es lo que has dicho tú, adaptarnos a la tecnología. Sí tenemos que proteger a los menores, a los chavales que empiezan en este campo y luego quieren tener posesión de esos datos, hay que generar las leyes globales que lo permitan. Y digo leyes globales, porque seguimos metidos en nuestro pueblo, en nuestro país, y nos tenemos que dar cuenta de que no estamos aquí solos. No puedes decir: “Saco una ley para que en España una web tenga que cumplir una serie de condiciones”, cuando esa web ni siquiera está aquí, está en Nueva Zelanda. Deberíamos pensar a nivel global, debería haber un organismo competente, que podría ser la ONU, que tuviera potestad para llevar a cabo unas leyes de protección globales que dejaran muy claro a las empresas por dónde pueden o no pueden tirar. Si un menor exige que se borren todos sus datos personales, las empresas deben de estar capacitadas para que esto se produzca de inmediato. Lo que no se puede hacer es que en un país esté prohibido y quiero que se borre, pero en este otro no; en éste tienes que mandar un formulario a no sé dónde, que a su vez será enviado a no sé qué otro sitio…que tal y cual y, al final, no se hace nada…

Lo de “a nivel global” suena muy bien, es fantástico, pero no somos capaces de ponernos de acuerdo entre los 17 reinos de taifas que tenemos en España y ¿vamos a ser capaces de hacerlo a nivel mundial?

Pues, en mi opinión, creo que es más fácil. Nos cuesta menos. Solemos tener más rencillas con el vecino de la puerta de enfrente que con el mundo. Porque el mundo nos pertenece a todos y, sin embargo, lo de aquí es nuestro o no, según lo veamos. Mi casa es mi casa, pero el bloque del vecino es del vecino. Pocas veces identificamos que lo que pasa al lado nuestro esté pasando en nuestra ciudad. Si vamos a nivel de comunidades, parece que lo que dicen unas comunidades no tiene nada que ver con la tuya. Sin embargo, a nivel global es diferente. En el mundo sí estoy, porque en internet sí estoy. No sé si me explico. A nivel local, se suelen ver mucho más los interés, pero, a nivel global, ¿quien va a establecer una prioridad política? No hay ningún partido político. Es cierto que hay política en la ONU o en Europa, pero creo que conforme vayamos subiendo para arriba, los intereses serán tan amplios que será mucho más fácil sacar leyes generales que beneficien a todos. Por supuesto, es una tarea difícil.

Bueno, la verdad es que nos hemos metido en un tema complicadísimo que daría para hablar y matizar mucho. Vamos a pasar un poco al asunto de la creación de empresas y luego al de los videojuegos, si te parece. Ahora mismo estamos en una época de crisis, la gente se encuentra en paro, y se podría aprovechar para pensar en ideas creativas a las cuales sacar rentabilidad. ¿Con qué problemas se encuentran estos emprendedores a la hora de llevar su proyecto a cabo?

Básicamente, la financiación es el problema fundamental. También el poco respaldo de las instituciones. Desde allí siempre se dice que se va a apoyar en lo necesario las buenas ideas pero, sólo cuando toca, cuando hay elecciones. Creo que es fundamental que un país apoye al pequeño empresario, al joven emprendedor, en definitiva, a la gente con ideas. Pero parece que aquí cuando se llega al poder lo único que interesa es cobrarles dinero.

… de hecho creo que España es uno de los países que más dificultades pone a la hora de abrir una empresa.

Sí, hay diferencias importantes con muchos de los países de nuestro alrededor. Por ejemplo, da gusto abrir una empresa en Irlanda, en el Reino Unido… Hay muchos emprendedores españoles que se están lanzando a abrir su empresa allí, porque las facilidades compensan. Hay veces que es más rentable viajar un mes a Londres para demostrar que tienes la sede de la empresa allí y luego volver y trabajar desde aquí, que hacerlo todo aquí directamente. Te sale menos gravoso, te quitas complicaciones. ¿Por qué se da esta situación? La verdad es que no lo sé. No sé si son más espabilados que nosotros o sólo aplican lo que se debería aplicar si no entraran en juego otros intereses. Lo que está claro es que si estás abriendo una empresa, no tienes dinero para pagar debido a la inversión que conlleva. Tienes que poder obtener algo de tiempo para poder adaptarte y crecer. Eso se puede lograr potenciando que se paguen menos impuestos en un principio, o no pagando hasta que sobrepase una cantidad. Por supuesto, si una empresa empieza a obtener un beneficio, es indispensable que pague, pero si ves que tiene pérdidas, ¿cómo le vas a exigir que pague todo? Los ahogas y acabas recaudando menos. Está la cosa tan mal hecha que los de abajo siempre tienen muchas más dificultades que los de arriba. Yo abogo por hacerlo un poco al revés, si empiezas en la base, tu eres un emprendedor y tienes una idea, te tienen que dar un mínimo de apoyo, no pagando el IVA por ejemplo de las facturas que no has cobrado. Es algo absurdo. En el último programa electoral dijeron que lo iban a hacer, pero aun estamos esperando. Porque al final, lo que interesa no es que el dinero llegue cuanto ante a la Administración, es que el emprendedor aguante su empresa y que empiece a tirar hacia delante y, a medida que tenga éxito, sea cuando se le empiecen a exigir responsabilidades y un compromiso con el resto de la sociedad, con Hacienda y con todo lo que haga falta. En resumen, el problema es el tema financiero, porque ideas y talento en España nos sobran, y es muy triste ver que gente con proyectos fantásticos tenga que emigrar para ponerlos en marcha.

He oído que te gusta mucho el ideal de empresa colaborativa, un poco al estilo de Stratos (de la que luego hablaremos). ¿Eso quiere decir que te gusta más el modelo de empresa horizontal que jerárquico?

Todo debería ser transversal y más ahora con el tema de las redes sociales. Hablando, por ejemplo, de empresas jóvenes, de emprendedores, una empresa por sí sola es difícil que avance compitiendo, porque siempre se va a encontrar empresas con mucho más soporte económico detrás, con más tiempo, con más recursos, con más nicho, y es difícil plantarles cara de manera individual a no ser que tengas lo más de lo más en tecnología y, aun así, siempre te lo van a poder pisar en cuanto inviertan un poco. Entonces, ¿cómo se puede funcionar mucho mejor en estos niveles? A nivel colaborativo, tú tienes una empresa, por ejemplo de desarrollo de páginas web, entonces conoces otras empresas que se dedican a comunicación, a publicidad… Es necesario establecer contactos con ellas y trabajar en conjunto. Es mucho más productivo. Pero no desde el punto de vista de que tú eres mi distribuidor y tú mi proveedor, sino valorando que trabajamos juntos, somos un equipo. Si yo voy a un sitio a hacer una página web y me piden una campaña para redes sociales, yo automáticamente pienso en mi colaborador. Colaborador en el que yo confío porque me ha demostrado que está a nuestro nivel. Si está a distinto nivel o es una empresa grande es más difícil, porque tarde o temprano te apartan. Pero, en el mismo nivel, tu confías en ellos, ellos confían en ti, y los unos y los otros tratamos de paliar nuestras carencias. Así puedes acaparar proyectos de mayor magnitud, de mayor envergadura. Creo que es un punto importante a tener en cuenta a la hora de emprender.

Sí, pero, ¿qué límites tiene este tipo de asociaciones a la hora, por ejemplo, de tomar decisiones? Ya sabemos que muchas veces las puestas en común de un grupo numeroso de personas son muy complicadas y muy costosas. Además, tenemos otros casos, en los que compañías muy jerarquizadas han triunfado, como en el caso de Apple y su sargento, Steve Jobs.

Aun así, yo creo que personalizar es muy malo, lo sé por experiencia. Primero, porque te quema, te consume y, además, pasa una cosa: si todo se centraliza en una persona, o en un par, cuando esas personas faltan se puede producir un vacío muy grande casi imposible de suplir. Es un “apaga y vámonos”. Creo que es más sano delegar. A la hora de tomar decisiones, tienes que rodearte de los empleados adecuados, en los que confíes y que tengan una visión de futuro más o menos parecida a la tuya, para que no existan demasiadas divergencias insalvables. Es bueno también que te puntualicen o que te digan que te estás equivocando, y debes aprender a valorarlo, porque, aunque tú hayas creado o fundado la empresa o iniciado el proyecto, no tienes por qué tener la razón. Me parece que la unión de experiencias es la mejor manera de llegar a buen puerto. Aunque también sé que esas uniones se suelen romper cuando alguna de las partes empieza a crecer, y otra de ellas se queda pequeña. Escribí un artículo al respecto relacionado con el tema de los videojuegos. Porque muchas de las empresas surgen entre grupos de chavales, amigos de toda la vida. A uno se le da bien dibujar, a otro programar… y fundan una empresa. Luego, inevitablemente, llega el momento en el que se comprometen con una empresa más grande, la que les va a comercializar el juego, y les ponen una fecha. Empieza la presión, los roces y luego te dice la empresa que los gráficos no cumplen la calidad mínima, que tienes que contratar a otro dibujante. Encuentras el idóneo, pero no tienes dinero para pagar a todos. Te empieza a entrar la duda de a quien tienes que sacrificar y se te plantea que al que peor dibuja, a tu amigo de toda la vida. Y tienes que tomar una decisión muy difícil, ¿la empresa o la amistad?. Es un tema peliagudo. En el tema de empresas colaborativas también se da, tienes una empresa con la que has estado trabajando toda la vida, pero llega un momento en el que tienes que dar un paso más importante porque vas a internacionalizarte o vas a coger un proyecto mucho más grande y la otra empresa se queda un poco corta. Es complicado manejar ese tipo de situaciones. Hay que intentar ir a nivel de persona para que lo comprendan, porque muchas veces las empresas parecen que no tienen alma, pero las empresas están formadas por trabajadores individuales con los que hay que tener una mínima consideración.

Siempre me han gustado mucho las biografías. Cuéntame la tuya. ¿Cómo se te ocurrió la idea de Stratos, un portal para desarrolladores de videojuegos, cuando aún mucha gente no tenía ni ordenador en casa?

El nombre y el primer logotipo (unas capas de colores que luego paso a un cubo de Rubik) escenifican la unión de varios elementos para formar una red sólida. ¿Cómo surgió? Yo conocía a bastante gente que quería hacer videojuegos en España, pero, por aquel entonces, Internet estaba todavía en pañales. Aún nos escribíamos y nos mandábamos juegos por correo postal. Vi que muchos de los juegos que caían en mis manos eran técnicamente perfectos, pero tenían unos gráficos penosos, y por el contrario, había gente que te mandaba unos dibujos impresionantes y no tenía programador para llevar a cabo el proyecto. A lo mejor, había uno viviendo en el bloque de al lado, pero era difícil saberlo porque no existía el nivel de comunicación que hay ahora mismo. Entonces pensé en un sitio donde se pudieran juntar todos estos aficionados y generar proyectos comunes. La intención era que de la interacción que se produjera salieran grupos de desarrollo, es decir, un portal en el que hubiera todos los elementos necesarios para que la gente que quisiera introducirse en el mundo de los videojuegos empezara.

Es decir, Stratos era y es un punto de encuentro para que la gente interaccione, y encuentre la piezas que le faltan para crear su propio videojuego

Exacto. Tengo que decirte que es una plataforma que ayuda a encontrar trabajo. Se lleva publicando una oferta de trabajo cada día o dos días desde hace 15 años, y se han cubierto todas. Es un lugar donde dejarse ver y poder acceder a oportunidades. Allí surgen multitud de proyectos y hay una cantidad inmensa de información recogida en los foros que es de gran ayuda. Imagínate, hay más de 20.000 usuarios registrados, más de 150.000 mensajes en el foro nuevo, más luego todos los del foro antiguo. Es la comunidad de desarrolladores de videojuegos más grande del mundo. Es el lugar de encuentro de todos aquellos que quieren hacer videojuegos en el mundo hispano y eso lo saben las empresas, grandes y pequeñas y es allí donde buscan gente.

Y, ¿obtenéis alguna rentabilidad por ello? Por publicidad, por ejemplo.

Ninguna. En absoluto. Bueno, miento, tenemos algunos banner de publicidad que sirven para cubrir los viajes, los gastos del teléfono, de las conexiones, los servidores… O sea, que rentabilidad, lo que se dice vivir de ello, ni mucho menos. La publicidad ha empezado a ponerse hace cosa de tres o cuatro años, y se invierte, entre otras cosas, en la Asociación de Escritores Solidarios, para el mantenimientos de sus proyectos y de libro virtual.

¿Entonces de qué vives? ¿A qué te dedicas?

Yo tengo mi trabajo particular. Trabajo para una gran empresa del área tecnológica. Siempre he intentado desvincular mi parte personal y profesional por completo. No la vas a encontrar en mi biografía ni en ningún sitio. Muy pocos la saben, aunque sean amigos. Pienso que no tiene nada que ver. Yo tengo mi puesto de trabajo, gano mi dinero y me permite tener tiempo y recursos para poder llevar a cabo mis pasiones y mis proyectos, que es lo que verdaderamente da satisfacción. Por ahora, me ha ido bien, ya veremos si puedo seguir así en los tiempos que corren.

Pasemos a hablar un poco de videojuegos. ¿Cuál es tu definición de videojuego? ¿Que concepto tienes tú de ellos?

El videojuego es un producto de entretenimiento, es decir, es un producto terminado para hacer disfrutar a un público potencial. Yo que lo veo, desde el punto de vista de la industria, es que, en un principio, empieza como una idea original de alguien que busca entretener y, a medida que vas avanzando en el nivel y la magnitud de los videojuegos, se van convirtiendo en un producto de consumo más que ideas personales y creativas. Pasa igual que en la industria cinematográfica, con la que tiene muchas analogías. Porque, aunque mucha gente no lo crea, los videojuegos son un arte. Tienen muchos de los elementos que puede tener una película y, además, el extra de que son interactivos. Hay multitud de finales distintos, de interacciones diferentes, y ya si es multiplayer online ni te cuento, es una nueva historia cada vez.

Es lo que te iba a comentar ahora, hay una tendencia a abandonar los juegos solitarios por los que implican mas interacción personal, como si las redes sociales se estuvieran metiendo en el campo…

Como hemos estado hablando antes, la mayoría de industrias que pueden tienden a lo global, a compartir vivencias. Las nuevas tecnologías han dado pie a que las experiencias con los videojuegos puedan ser compartidas. Además, a los humanos, nos gusta competir. Estarás conmigo en que te puedes haber terminado todos los niveles del “Call of Duty”, pero lo que más te apetece es ver si eres mejor que tu vecino. El concepto de récords, de listas, de competición, es fundamental en los videojuegos. Además, también suple la soledad, te da el refugio de no sentirte solo, y las grandes satisfacciones de hacer las cosas en equipo. Yo creo que he pasado pocos ratos mejores que cuando jugaba al Unreal. Me pasaba horas y horas y sentía una terrible sensación de plenitud jugando con mi equipo contra otros. Te sientes una parte de algo importante, y es muy agradable.

Reconozco que a mí me pasó algo parecido con el Age of Empires 2. ¡Menudo juego! Bueno, y la pregunta que surge es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?. Ha habido una evolución brutal en la industria. Estamos hablando ahora mismo de que la industria de los videojuegos es la que más está creciendo, ha superado a la industria del cine en Europa. Halo 4 alcanzó los 300 millones de dólares en ventas globales en su primera semana, lo que lo convirtió en el mayor lanzamiento de entretenimiento de la historia.

Aquí toca desmontar algunos mitos y creencias. La mayoría de juegos que han triunfado han repartido grandes beneficios a sus creadores. Se suele comentar que Alexei Pajitnov, el creador del Tetris no obtuvo remuneración alguna. Pero eso no es cierto, “no murió pobre”. En 1984, el año en el que lo creó, trabajaba para el Centro de Computación de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, en Moscú. No recibió derechos de autor porque los derechos eran propiedad del gobierno soviético que creó una empresa solo para comercializarlo. En 1991 emigró a EEUU donde fundó The Tetris Company y empezó a cobrar lo que antes se le negaba. Luego, empezó a trabajar para Microsoft en 2004. O sea que mal del todo no le fue.

Conviene mencionar, como parte de la evolución de los videojuegos en España el Commandos, de Pyro Studios, primer éxito internacional español a gran escala. Quizá no era una idea original, pero estaba muy bien hecho. Era magnífico, se basaba en la calidad de todos los elementos.

Ahora, podemos observar el ejemplo de Angry Birds, que ha conseguido estar en todos los bolsillos y que factura alrededor de 6 millones de dólares al mes solo en publicidad. Lo hicieron 4 personas, con 70.000 libros y para nada es un juego revolucionario, pero el acabado es impresionante. Es bonito, te apetece jugarlo. Imagínate el nivel de negocio que ha logrado, las cifras de ventas.

Creo que lo fundamental para el desarrollo de la industria ha sido la accesibilidad. Ahora, todo el mundo tiene acceso a todo tipo de oferta. Los juegos se han democratizado, sobre todo gracias a las plataformas móviles. Pero esto, a su vez, tiene un problema: cada vez se tiende más a los juegos gratuito y a obtener ganancias por publicidad. Con internet, la gente está cogiendo la tendencia de que la cultura es gratis, que es una discusión en la que podríamos entrar y estar horas y horas. El derecho a la propiedad intelectual o no. En este apartado, yo siempre diferencio entre el derecho a la cultura y al conocimiento y el derecho a crear un negocio y obtener unas ganancias por él. Si una empresa invierte un dinero y un tiempo en hacer un videojuego, no sé hasta qué punto se puede decir: “Es que eso si lo has creado es propiedad de toda la humanidad”. Yo podría responder: “Sí claro, igual que tu casa, igual que tu coche que me vas a dejar mañana para salir de marcha”. Al final, es lo mismo de siempre, te descargas una película porque no la has hecho tú. Si la hubieras hecho, la cosa cambiaria. A no ser que te quieras meter en plataformas como librovirtual.org, donde la gente comparte las cosas de forma gratuita porque quiere, pero entonces ya no estamos hablando de un negocio.

Hablemos del software y de los programadores, y de su importancia en las empresas. Muchas veces no se percibe como un activo de valor fundamental en los negocios, cuando empresas como Apple, Microsoft, Facebook, Amazon… son empresas de software y ha sido esto lo que ha hecho de ellas empresas revolucionarias.

Sí, son realmente importantes y ahora quizá están cogiendo la parte de fama que les corresponde. Mucho del buen funcionamiento de las empresas depende de ellos. Todo esto ha evolucionado mucho, antes era difícil tener un programador cualificado, había que formarlo desde cero, porque no había formación externa y se hacía como podías, aprendías sobre todo a base de estrellarte. Ahora, hay muchísimos master como el de la UCLM para desarrolladores de videojuegos y muchísima información para cualificarse de manera optima. Antes, había demanda pero había poca oferta de programadores. Ahora vivimos buenos tiempos porque suele haber mucha oferta, aunque también mucha más demanda. En el campo de los videojuegos. Además, como vivimos una época de crecimiento y se va sabiendo que es una industria en la que hay dinero, la gente viene atraída por ello.

¿Qué pasa en España? Es el quinto mercado europeo en consumo pero sólo se produce en nuestras fronteras el 2 % de ese consumo. Es una baja producción propia…

Esas estadísticas podemos interpretarlas de diferentes maneras. Si lo comparamos con la industria del cine, por ejemplo, allí la producción es mucho menor y, en cambio, nos cuesta muchísimo más dinero a todos, porque se dan y se han dado muchas subvenciones. España es un país que tiene unas 130-140 empresas de desarrollo de videojuegos, aproximadamente, de las cuáles muchas de ellas son pequeñas, aunque las hay también grandes. Estamos compitiendo contra países que llevan mucho tiempo en esto, que son países muy grandes con muchísimas empresas de desarrollo muy potentes, que son capaces de sacar muchísimo títulos al año. Son países donde la industria del videojuego se toma en serio. Vuelvo al caso del Angry birds. Rovio, había sacado 51 juegos antes que el Angry birds. No es el primero que han sacado y se han forrado. No. Es una empresa muy grande que venía trabajando bien el segmento. ¿Contra eso se puede competir? Estamos en lo mismo de siempre. Yo he tenido muchos contactos y reuniones con los ministerios. He defendido que los videojuegos había que tomarlos en cuenta como una industria que florecería y que iba a ser importante, cuando todavía no movía lo que mueve ahora y me encontraba risitas como respuestas. También frases condescendientes en plan: “Jueguecitos”. Y sigue pasando. Vas a cualquier sitio y dices que tienes una empresa de videojuegos y te ponen cara como diciendo: ¿Y éste? Y, sin embargo, dices que vas a hacer una película sobre la Guerra Civil y dicen: ” Toma el dinero que haga falta”.

¿Cuáles son las características que deben tener los ingenieros y programadores que quieran dedicarse a la industria del videojuego?

Vocación e implicación, imaginación y talento, y preparación y versatilidad. Esas cualidades son fundamentales. La vocación surge cuando estás jugando a un videojuego y llegas a ese nivel que dices: “Yo quiero hacer uno, para que los demás lo disfruten igual que yo estoy disfrutando éste”. La implicación viene sola cuando tienes pasión por algo, pero en la industria de los videojuegos, en la parte de las ofertas de trabajo, la implicación es más importante o más evidente que en otras industrias. Llevo viendo ofertas de trabajo desde hace 15 años y en todas se valora al máximo la pasión por los videojuegos, cosa que es muy difícil de encontrar en otras áreas, porque no nos imaginamos una oferta de trabajo que ponga: “Pasión por la contabilidad”. Imaginación y talento, como hemos estado hablando antes, en España nos sobra. Las empresas de fuera están deseando coger desarrolladores españoles, tenemos buena fama. La preparación y la versatilidad son fundamentales, es necesario haber jugado a videojuegos de todo tipo, muchas horas, en varias disciplinas, en  varias plataformas, por supuesto  en multijugador y, sobre todo y últimamente, saber mucho de redes sociales. Antes, quizás podías trabajar sólo por el talento, ahora se precisa experiencia y versatilidad para poder acceder al mundillo. La formación debe de estar presente en todos y cada uno de los pasos. Conviene prepararse para trabajar muy duro.

¿Crees que se puede pensar en videojuegos más allá del ocio? ¿Los videojuegos son una polución cultural o es más bien un arte minusvalorado?

Yo creo que los videojuegos pueden utilizarse para todo, para concienciar a alguien, para potenciar el cerebro, para añadir valores culturales a los jugadores… Se pueden hacer cosas realmente interesantes con ellos. El videojuego debe de ser ocio, debe de ser divertido, pero también puede y creo que debe llevar un elemento cultural, de aprendizaje. No creo que sean una polución cultural. Aunque es verdad que los videojuegos grandes muchas veces se dejen contaminar por los elementos fáciles que gustan a todos y se plantean del mismo modo que las películas comerciales, con los problemas que eso tiene.

¿Qué crees que han aportado en el terreno cultural? ¿Crees que bloquean ciertos aspectos por la adicción y el mecanicismo que provocan?

Creo que han aportado multitud de elementos. Hay muchos juegos que potencian la inteligencia, la memoria, la capacidad matemática… Además, cada vez las historias son más fidedignas, y jugando puedes coger una bagaje cultural importante que te ayude a contextualizar. Ahora bien, también es cierto que restan tiempo para otras cosas. La gente juega una media de 45 minutos al día. Eso te resta tiempo para leer un libro, claro que sí, pero también un libro te resta tiempo para jugar o hacer otras cosas. Hay que repartirse el tiempo de manera equitativa. Ahora se juega más, evidentemente, pero no me atrevería a decir que se lee menos. No lo sé.

¿Qué otras cosas mejoran  los videojuegos?

Está demostrado médicamente, físicamente, que las personas que están acostumbrada a juegos de coches, tiene mayores reflejos, puede reaccionar mas rápido a percances imprevistos. Cuando juegas a videojuegos te acostumbras a prestar atención a numerosos estímulos. Lo que aumenta tu capacidad de concentración y puedes hacer multitud de cosas a la vez. Puedes estar jugando mientras chateas o hablas con el móvil, prestándole atención a todo al mismo tiempo.

¿No crees que la mayoría de los argumentos de los videojuegos son distopías de la realidad? Mucha violencia, mucha superstición…

Claro, pero porque es lo que vende. Es lógico. Pero también hay muchos juegos de otro tipo. Mira, por ejemplo The Sims. Yo, cuando lo vi, pensé: “¿Quién va a querer jugar ha hacer lo mismo que hace todos los santos días?”. Pero consiguió hacerse con la gente. Las personas cuando juegan lo que quieren es salirse un poco de su cotidianeidad, aspirar a nuevas vidas, ser lo que quizá la realidad les imposibilita a ser. Los juegos de sangre te permiten liberar adrenalina, quitarte cierto estrés, relajarte. Pero, claro, siempre hay que tener muy claro que estás jugando a un videojuego. Ha habido mucho sensacionalismo en los medios de comunicación a este respecto: “Este asesino era jugador de rol”. Todos sabemos que ha habido multitud de asesinos que no tenían ninguna relación con los juegos. No tiremos en esa dirección demagógica y fácil.

Me gustaría que me contaras ahora cómo surgió la idea de librovirtual.org, cómo se te ocurrió, de dónde nació la semilla de ese interesante proyecto.

Soy escritor por vocación. Desde siempre me sedujo la idea de contar historias, aunque mi trayectoria en la literatura se limita sólo a haber ganado algunos premios literarios, en su mayoría de relatos -de los cuales, algunos han sido publicados en libros recopilatorios- y a haber escrito unas cuantas novelas sin mayores pretensiones.
 Cuando escribía, buscaba un lugar en internet donde poder publicar mis creaciones, pero no encontraba ninguno que me gustase, de forma que pensé “¿Por qué no crear un portal donde todo aquél que quiera pueda publicar sus obras literarias y compartirlas con todo el mundo?”. Me puse manos a la obra y, poco después, ya estaba en marcha librovirtual.org para las lenguas castellana, gallega, vasca, catalana e inglesa y que más tarde se ampliaría con libro-virtual.org para dar cabida a la lengua portuguesa gracias a la colaboración de Regina Azevedo en Sao Paulo. Y, la verdad, es que el proyecto está funcionando. 
Hoy en día ha publicado más de 1.200 obras de más de 400 autores de todos los países y tiene unos 20.000 usuarios registrados.

¿Qué persigue? ¿En qué se diferencia de las alternativas que hay? ¿Cómo se financia?

En un principio, la intención era múltiple. Por un lado, el objetivo principal es facilitar lo máximo posible la publicación y descarga en varios formatos de las obras de manera gratuita y darles la mayor visibilidad a través de las redes sociales (en Facebook y Twitter contamos con más de 12.000 seguidores). Por otro lado, también se querían llevar a cabo campañas de recaudación de fondos para diversos fines solidarios, utilizando la colaboración de los autores y el libro en todos sus formatos como nexo de unión y soporte.
 En tercer lugar, se estableció también, en un principio, la posibilidad de pago por descarga, de ventas a través de terceros y de donaciones, para que los autores pudiesen percibir beneficios por sus creaciones sin necesidad de recurrir al papel. Pero, de todo ello, solamente se conservaron los dos primeros objetivos (publicación y campañas solidarias) y el sistema de donaciones directas y voluntarias de lector a escritor. La parte comercial y de ventas comenzó a desvirtuar el planteamiento inicial del proyecto y se decidió suprimirla. Si algún autor quiere vender sus obras puede hacerlo en cualquiera de las muchas otras plataformas que para ello existen en la red, y poner un enlace si lo desean en librovirtual.org.
Esta iniciativa se financia básicamente por la publicidad expuesta en el propio portal y en stratos-ad.com. Los ingresos por estos conceptos son más bien pequeños, pero cubren los gastos de servidor y dominios, soporte de lectura, generación de formatos y demás, y el sobrante se acumula para ser añadido a donaciones realizadas a diversas causas solidarias.

¿A qué se dedica la asociación que presides de Escritores Solidarios?

Principalmente, sus funciones son el mantenimiento de librovirtual.org y la realización de campañas solidarias para recaudación de fondos, cuyo destino son habitualmente otras organizaciones sin ánimo de lucro. Se han entregado fondos a causas tan loables como la de la Fundación Pequeño Deseo, que hace realidad los sueños de niños con enfermedades complicadas, o la Cruz Roja, para ayudar a personas afectadas por problemas graves como, por ejemplo, el terremoto de Haití y otros similares.
 Ninguno de los que formamos la asociación percibimos dinero por ello y nuestra labor es totalmente voluntaria y desinteresada. La lástima es que no tengamos todo el tiempo que quisiéramos para poder realizar campañas más a menudo.

¿Qué libros estás leyendo en la actualidad? ¿Alguna recomendación? ¿Cuáles son tus libros preferidos?

Tengo la costumbre de leer un par de libros a la vez, alternándolos según el estado de ánimo o tiempo disponible para la lectura. En estos momentos, estoy leyendo El Prisionero del Cielo, de Carlos Ruiz Zafón, y Riña de Gatos, de Eduardo Mendoza.
Podría recomendar cientos de libros que me dejaron huella, sobre todo de literatura fantástica y ficción histórica que son mis preferidos, pero voy a citar estos que recuerdo con especial cariño: la trilogía de la Rosa del Profeta, de Margaret Weiss y Tracy Hickman, y la póstuma La Conjura de los Necios, de John Kennedy Toole. Muy recomendables para cualquiera.

Un placer charlar contigo, Antonio.

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1 Comment

  1. says: juan sebastian sarcos ereu

    pero no creen que los juegos violentos alteren a las personas o ha los niños menores de edad, porque ahora ningun niño le hace caso a las clasificaciones de edad. por ejemplo yo vivo en un pueblo y yo fui para un saiver y veo a un niño jugando dead space, halo o resident evil y eso que le podria causar eso pesadillas, violencia al crecer o lo deje perturbado

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