Gloria Fuertes se creó una imagen de mujer sencilla, simpática, un poco desarrapada; de poeta para niños o de poeta social que hacía versos, a veces como por encargo, sobre cualquier cosa cotidiana. Tenía siempre ese aspecto de matrona sonriente que no se preocupa de su aspecto, ni de sus cosas, como si estuviera un poco fuera de lo mundano pero que, sin embargo, parece siempre a punto de que se le escape una lágrima que traicione la sonrisa y trasparente un dolor o una pérdida muy significativa. Y es que esa mujer era mucho más que un juglar divertido con la voz cascada, que durante una época salió mucho por televisión. Era una poeta sensible y a veces íntima que vislumbraba algunos secretos escondidos de la condición humana. Éste por ejemplo parece un poema sencillo. Pero quizá habría que aprenderlo de memoria.
ADVERTENCIA
Cuando estés recién muerto,
aún con la tibia tibia,
aun con las uñas cortas,
querrás hacer algo
-lo que podías hacer ahora-;
y ya habrán cerrado las tiendas y portales,
y ya será muy tarde para llegar a tiempo
a los que hoy te aman.