Lehman Brothers Put Their Artworks Up For Auction

 

La crisis económica que comenzó con la caída de Lehman Brothers ha golpeado especialmente a Europa y dentro de ella a los países del sur. Cabría preguntarse si en el diseño de la UE y de la moneda única hubo errores esenciales que no se han contado y que han tenido que ver con esto. Curiosamente es muy difícil encontrar artículos que traten de explicar técnicamente el asunto, que intenten buscar soluciones desde un análisis económico razonado, abierto a algún tipo de constatación con los hechos o con la experiencia histórica de la ciencia económica.

Da la sensación que cada grupo de intereses trata de arrimar el ascua a su sardina, a resumir todo lo que ocurre en asertos de un moralismo elemental que parece que trata de jugar con la ignorancia de la mayoría para generar emociones que legitimen sus intereses. Están brotando de nuevo los nacionalismos, un neoliberalismo feroz, partidos antisistema de diferente signo, entre una clase política que parece no tener respuestas y cada vez está más desprestigiada por la corrupción y la estupidez.

Dada la historia europea (y española) en el siglo XX sería sin embargo muy importante aclarar lo que se pretende y buscar las medidas concretas que pudieran mejorar la situación, avanzar prudentemente hacia una salida favorable y factible que mejorara la vida de los ciudadanos. Y esas medidas son las que tendrían que explicitar los partidos políticos, para que puedan ser debatidas y luego hacer un seguimiento de sus resultados. Pero sólo se vislumbra niebla y tactismo de corto alcance diseñado por los departamentos de propaganda (ese es su auténtico nombre) de los distintos partidos políticos.

No sé muy bien (me falta conocimiento) si lo que dice este artículo es del todo verdad, pero me parece racional y congruente con lo que he leído en otros sitios y es algo que no he suele ser explicado por los que tomaron las decisiones de adhesión a la UE y por los que después han estado en el poder. La moneda única quizá no fue muy buena idea si no iba unida a otras decisiones que no se tomaron ni parece que vayan a tomarse ahora.

Un artículo interesante para pensar y debatir, quizá un mínimo que habría que ser capaz de comprender para saber si es cierto lo que dice. Y luego ver ‘Margin Call‘ para tener un escenario más completo…

 

 

El primer pecado original de la eurozona fue creer que una unión monetaria podría ser viable sin necesidad de crear, al mismo tiempo, una unión fiscal. Durante sus diez primeros años dominaron los deseos políticos sobre la realidad económica, pero la Gran Recesión ha terminado demostrando su inviabilidad. La eurozona no es un área monetaria óptima, ya que su capital y su trabajo no circulan libremente entre sus estados miembros, siendo los inmigrantes y el capital de terceros países los que más lo hacen y por tanto unos estados miembros crecen más que otros por sufrir estos últimos “choques asimétricos” sin que el trabajo y el capital de la zona euro puedan desplazarse para compensarlos, como ocurre en EE UU y en Canadá que sí crearon simultáneamente una unión monetaria y fiscal tras su unión política.

Solo una política fiscal única puede hacer frente a dichos “choques asimétricos” que solo afectan a uno o varios de sus estados miembros, dado que la política monetaria convencional suele tener efectos similares y simultáneos sobre todos ellos. Y lo que es peor, los sistemas nacionales de estabilización que existían antes de la eurozona para hacer frente a dichos choques fueron eliminados. Creer que la UE, con un presupuesto que representa un 1% del PIB (frente al 20% del PIB en EE UU y en Canadá) puede hacer frente al choque asimétrico de un estado miembro es ridículo. La eurozona lleva seis años sin resolver el problema de deuda de Grecia —que representa solo el 2% de su PIB— mientras que EE UU resolvió, en tres meses, el problema de impago de California, siendo el 16% de su PIB.

El segundo pecado original de la eurozona, como han demostrado Kopf y de Grauwe, ha sido que sus estados miembros han perdido totalmente su capacidad anterior para emitir deuda en su propia moneda. La separación de las decisiones de emisión de deuda de la moneda en la que la emiten crea una vulnerabilidad crítica entre sus potenciales inversores que puede provocar una espiral de desconfianza y, finalmente, acelerar su impago.

El Tratado de Maastricht creía, erróneamente, que imponiendo unas reglas para disciplinar el déficit fiscal (3% del PIB) y la deuda (60% del PIB) no haría falta una “red de seguridad fiscal” para hacer frente a la posibilidad de un impago de deuda de sus estados miembros. Hoy, varios de ellos, sin crecimiento y con inflación negativa, aumentan sus niveles de deuda mientras están obligados a cumplir sus objetivos fiscales, que reducen su crecimiento e inflación, aumentando todavía más su deuda. Mientras, los que están mejor no aumentan su demanda interna para compensarlo bajo la idea falaz de que existe una “austeridad expansiva” (Schäuble dixit). Su única alternativa es que todos sus trabajadores hagan una “devaluación interna”, reduciendo sus salarios o emigrando a otro estado miembro.”

GUILLERMO DE LA DEHESA “¿Tiene realmente futuro la zona euro?

 

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